¿Por qué decir no?
- // La pera de agua
La modificación genética
consiste en introducir,
por ejemplo, en una
planta de soja, un gen
de vaca que hace
expresar proteínas de la
leche. Este hecho se ha
vendido por parte de
las multinacionales que
controlan el sector
como la solución final
al hambre al aumentar
la producción de alimentos.
Esta afirmación se cae
por su propio peso con
la realidad de los datos,
sumando la producción
de alimentos de los 5
continentes, hay excedentes
para alimentar a
todo el planeta. Llama
la atención que el 78%
de los niños desnutridos
viven en países con
excedentes, que se
exportan a los países
desarrollados. Además,
en muchos casos la producción
no ha superado
a la agricultura ‘tradicional’
o ha tenido peores
rendimientos.
Otro peligro de los alimentos
transgénicos,
aparte de los riesgos
para la salud y la biodiversidad
del planeta,
es el monopolio en el
sector de la alimentación,
como muestra
que ya en el año 2000
los cuatro gigantes del
sector controlaban el
60% del mercado mundial
de plaguicidas, el
23% del mercado de
semillas y el 100% del
mercado de semillas
transgénicas.