Un pinochetista en la embajada de Chile
- SERGIO ROMERO
En las últimas semanas, Izquierda
Unida, distintas organizaciones
de chilenos residentes en España
y varias asociaciones de defensa
de los derechos humanos han solicitado
al Gobierno de Zapatero
que retire el plácet al embajador
de Chile, Sergio Romero, por su
trayectoria política durante la dictadura
militar y por su defensa de
Pinochet durante los 503 días que
estuvo detenido en Londres a petición
de la justicia española.
La biografía política y social de
Sergio Romero (Santiago de Chile,
1938) es la “biografía” de la derecha
en el último medio siglo. Este
abogado (estudios que cursó en la
elitista y conservadora Universidad
Católica) ocupó entre 1968 y 1976
un puesto relevante en la conspiración
contra Allende, ya que fue el
secretario general de la Sociedad
Nacional de Agricultura (SNA), la
asociación patronal de los grandes
latifundistas (fundada en 1838) y
una de las principales responsables
de la preparación de las condiciones
políticas y sociales que ayudaron
al golpe de Estado militar.
Conspiración contra Allende
El Gobierno de la Unidad Popular
había profundizado la reforma
agraria que en 1967 iniciara la
Democracia Cristiana y logró
erradicar para siempre el latifundio,
a pesar de la oposición frontal
de la SNA y del derechista Partido
Nacional.
Durante la dictadura, Romero
fue subsecretario (viceministro) de
Agricultura de la junta militar en
1976 y 1977, cuando la Dirección
de Inteligencia Nacional (DINA) y
el Comando Conjunto proseguían
el exterminio del movimiento popular
iniciado el 11 de septiembre
de 1973. Asimismo, en 1991 el ya
senador Sergio Romero (militante
de Renovación Nacional, uno de
los dos principales partidos de la
derecha en la época actual junto
con la UDI) se opuso a la cancelación
de la personalidad jurídica del
enclave conocido como Colonia
Dignidad, que fue utilizado por la
DINA como centro clandestino de
detención y tortura, por el que pasaron
decenas de militantes de las
fuerzas de izquierda que después
fueron hechos desaparecer.
En 1998, Sergio Romero (como
toda la derecha chilena, Henry
Kissinger o Felipe González) criticó
la histórica detención del general
Pinochet en Londres y mantuvo
su lealtad hacia el decrépito tirano
hasta su fallecimiento en diciembre
de 2006, cuando destacó
el legado económico de la dictadura:
un legado de hambre, privatizaciones,
destrucción de los derechos
sociales y sindicales para
el pueblo, pero que para la burguesía
significó la recuperación
de sus privilegios y el fin del miedo
a la revolución socialista.
El nuevo embajador chileno,
que reemplaza al socialista Gonzalo
Martner (del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria en su
juventud e hijo de uno de los grandes
economistas que trabajaron
junto con Salvador Allende y hoy
socialista “renovado” –neoliberalizado–,
como tantos), presentó sus
credenciales ante el jefe del
Estado español el 13 de mayo.
El
presidente Sebastián Piñera, que
prometió durante la campaña
electoral que no designaría a pinochetistas
en cargos relevantes,
incumplió su palabra y nos ha enviado
a un pinochetista.