Objeción fiscal contra los gastos militares
- Olmo Calvo
- SARDINERO. El 30 de mayo, día de las Fuerzas Armadas, un desembarco militar llenó de armas, tanques y destructores la playa de Santander.
Cada año por estas fechas,
tenemos la opción de ser
un poco rebeldes –con
causa–, gracias a nuestra
declaración de la renta. Me refiero a
la objeción fiscal a los gastos militares
que cada año cerca de mil ciudadanos
de este país hacen, en protesta
por el gasto en armamento y
militarización de nuestra sociedad.
El año pasado se contabilizaron 874
objetores, que desviaron 84.253,86
euros a proyectos sociales propuestos
por las entidades que promueven
este acto de desobediencia, la mayoría
vinculadas a los otrora movimientos
de objeción de conciencia.
La objeción fiscal a los gastos militares
consiste en, que una vez expuestos
todos nuestros ingresos y de
aplicarles el porcentaje que por legislación
nos corresponde, le restamos
además de los pagos a cuenta
realizados –retenciones principalmente–
el porcentaje destinado a
gastos militares en los presupuestos.
Sin embargo, no debemos caer en
la trampa del gasto militar, ya que
éste tiene muchas formas de ser calculado.
Si tenemos en cuenta lo que
dice el Ministerio de Defensa (gastos
de su propio funcionamiento más el
Centro Nacional de Inteligencia),
nos quedaríamos en la mitad del gasto
militar anual real. Porque incluso
la OTAN incluye como gastos militares
las pensiones que reciben las clases
pasivas militares, los gastos de la
Guardia Civil –cuerpo incluido en el
presupuesto de Interior– o en I+D
militar, entre otros. Si además le añadimos
el porcentaje de los intereses
de la deuda pública que corresponden
a asuntos militares, en España
alcanzamos la cifra para 2009 de
18.609,60 millones de euros de gasto
militar. Aún es más, si quisiéramos
hilar realmente fino, esta cifra la deberíamos
aumentar en un 15% aproximadamente,
ya que es la variación
habitual entre el presupuesto militar
inicial y el finalmente liquidado. Con
estas cifras, podemos decir que el
gasto militar español en 2009 es del
5,11% sobre los Presupuestos Generales
del Estado. Porcentaje que aplicaremos
para calcular a cuánto ascenderá
nuestra objeción a los gastos
militares de este año. Otros colectivos
hacen objeción fiscal no solo
a los gastos militares sino también a
los gastos que se dedican a lo que denominan
control social. Añaden por
ejemplo el gasto en la policía. En caso
de optar por esta opción, el porcentaje
a desviar sería mayor.
Hacer la objeción fiscal no significa
que Hacienda nos deba devolver más.
Como buenos desobedientes civiles,
que pretendemos con nuestro acto
mejorar la sociedad y no evadir impuestos
sin más, no dejamos de gastarnos
este dinero, sino que lo ingresamos
en la cuenta de alguna organización
que pensemos que trabaje
por algo mejor que la militarización
de la sociedad. Este año, los colectivos
antimilitaristas han propuesto
la Red Noviolenta La’Onf de Iraq.
Consecuencias
Las consecuencias de hacer la objeción
fiscal pueden ser que nos exijan
rehacer nuestra declaración sin la
objeción fiscal a los gastos militares,
lo que por olvido, por desconocimiento
o por complicidad, no suele
pasar muy a menudo. Y si pasa, como
buenos ciudadanos desobedientes
pero responsables de nuestros
actos, seguiremos el curso de los
acontecimientos, bien continuando
con la protesta, recurriendo tal requerimiento
hasta agotar todas las
vías legales, o volviendo a hacer la
declaración de la renta tal y como
nos indican, pagando el interés de
demora correspondiente. Pero sin
dejar en ningún momento de hacer
publicidad de este acto de ciudadanía
responsable, que es desobedecer
las normas que en conciencia nos
parecen injustas, que nos obligan a
dedicar más de 400 euros anuales de
nuestros impuestos a gastos militares
cuando existen tantas otras necesidades
por cubrir.