NO-DO con protagonista marroquí
- COINCIDENCIAS. La visita de Mohamed VI se produce poco después de las celebraciones por el 30 aniversario de la RASD /José Alfonso
Escena 1. Miles de banderas marroquíes
ondean a lo largo de la carretera
que une el aeropuerto del
centro de El Aaiún, la capital del
Sáhara Occidental. Una multitud
entregada recibe a Mohamed VI
con gritos de "¡Acha el malik!" (Viva
el rey). Muchos portan los vestidos
tradicionales saharauis, pero no se
expresan en hassanía sino en deriya,
el dialecto marroquí. El monarca
saluda desde un lujoso descapotable,
escoltado por hombres de
negro. Después irá a descansar al
Hotel Parador, inaugurado por
Fraga en los años ‘60, cuando el
Sáhara era una provincia más de la
España franquista. Escena 2. El rey
inaugura el nuevo puerto de
Bojador, 180 kilómetros al sur de
El Aaiún. El baño de multitudes se
repite. Escena 3. Detrás de las banderas
monárquicas, al fondo, miles
de policías, soldados y gendarmes,
vestidos de civil o de uniforme, sitian
los barrios saharauis de ambas
ciudades para evitar protestas
independentistas. Casas allanadas,
activistas detenidos, comercios cerrados
por imperativo policial.
Cualquier expresión de descontento
es reprimida. Lo mismo ocurre
en otras ciudades como Dajla y
Smara y en los accesos a este país
ocupado, donde estudiantes saharauis
procedentes de los campus
de Rabat, Agadir, Marraquech y
Casablanca son bloqueados en su
intento de acceder a El Aaiún.
Según el Frente Polisario,
Mohamed VI adelantó un día su
visita al Sáhara Occidental para
impedir a los saharauis preparar
actos de protesta, aunque dado el
férreo control impuesto por las
fuerzas del orden, a nadie sorprende
el limitado alcance que finalmente
tuvieron las movilizaciones.
En los cinco días que duró el viaje
real se repitieron concentraciones,
manifestaciones y otras expresiones
de rechazo en las principales
ciudades del Sáhara y en campus
universitarios como el de Marraquech
y Rabat y casi todas tuvieron
un final idéntico: fueron disueltas a
golpes por la policía. Las manifestaciones
más numerosas tuvieron
lugar en Smara y al menos 80 saharauis
fueron detenidos durante
unas horas en El Aaiún el día 20 para
impedir que dirigiesen posibles
protestas. Tanto en esta ciudad como
en Bojador se produjeron enfrentamientos
entre saharauis por
un lado, y policía y colonos marroquíes,
por otro, y algunos activistas
fueron obligados a abandonar estas
localidades “por unos días”.
Según declaró Brahim Gali, delegado
del Frente Polisario para el
Estado español, en esas jornadas
los saharauis vivieron “una situación
de asfixia, terror y represión”.
Siguiendo un guión ya realizado
por su padre, Mohamed VI obligó
a los funcionarios y empleados de
la administración de El Aaiún a
participar en su recibimiento, para
lo cual ordenó el cierre de sus
centros de trabajo y movilizó autobuses
y camiones para su transporte.
Según constataron periodistas
extranjeros, Marruecos llegó
a amenazar a los saharauis
más pobres con retirarles su cartilla
de ayuda mensual de 120 euros
si no acudían al desfile. Aún
así, la mayoría de la población saharaui,
que hoy en día representa
tan sólo un tercio de los 350.000
habitantes de El Aaiún, optó por
quedarse en sus casas o protestar
como pudo en sus barrios.
Autonomía
La autoridades de la República Árabe
Saharahui Democrática (RASD)
compararon la visita, la tercera que
realiza Mohamed VI desde que accedió
al trono, con “una violación
del alto el fuego”, tachándola de
“provocación irresponsable” y de
“desafío a la opinión pública internacional”,
ya que se produce sólo
algunos días antes de la presentación
del informe del Secretario
General de la ONU sobre el conflicto
del Sáhara Occidental y del debate
en el Consejo de Seguridad sobre
la cuestión. Tras el debate, a finales
de abril, el Consejo deberá decidir
si renueva por otros seis meses
el mandato de su misión, la
MINURSO, en la zona, un momento
que, si se cumple lo anunciado,
Marruecos aprovechará para presentar
su “plan de autonomía”.
Aunque aún se desconoce el contenido
del proyecto, el portavoz de
Mohamed VI, Nabil Benabdelá, ya
ha adelantado que la autonomía será
la “propuesta máxima” y que su
Gobierno “no podrá ir más lejos”
para resolver el histórico contencioso,
una postura que ha sido rechazada
de “manera categórica” por el
Polisario, que sólo ve en ella “un intento
de implementación de una solución
de corte colonial”. Para los
saharauis, cualquier salida que no
contemple la celebración de un referéndum
de autodeterminación,
en el que la autonomía aparezca sólo
como una de las opciones posibles,
está condenada al fracaso y
sólo sirve para alargar un conflicto
que dura ya 30 años. Y mientras,
Zapatero, a la par que considera
“clarificador y positivo” el anuncio
realizado por Marruecos, en
una misiva enviada recientemente
al Presidente saharaui, Mohamed
Abdelaziz, expresa su “compromiso
activo para contribuir, en el
marco de las Naciones Unidas, a
la búsqueda de una solución política
justa, duradera, aceptada por
las partes y respetuosa con el derecho
de autodeterminación”.
Avances diplomáticos para los saharauis
La visita real se produce
en un momento dulce
para el movimiento independentista.
Con la práctica
totalidad de la Unión
Africana a su favor, en los
últimos meses la RASD
reactivó sus relaciones con
Ecuador y Bolivia, fue
reconocida por Uruguay y
se espera que en breve
hagan lo propio Paraguay
y Brasil, sumándose a los
81 estados que ya lo
hacen. En Europa, el
acuerdo de pesca firmado
con Marruecos en julio de
2005 aún no se ha aplicado
porque países como
Suecia y Alemania han
presentado sus dudas
sobre la legalidad de un
texto que afecta a aguas
de un «territorio no autónomo»
cuya soberanía aun
no ha sido resuelta. El 21
de marzo, todos los grupos
políticos del Parlamento
Europeo, salvo el popular,
decidieron bloquear el
acuerdo hasta resolver el
asunto, para lo cual han
solicitado la comparecencia
del Frente Polisario y
de Marruecos. Algunos
parlamentarios defienden
seguir el ejemplo de EE UU
en su firma del Tratado de
Libre Comercio con el
Gobierno alauita, que dejó
fuera de su aplicación a
las provincias saharauis.
Por ende, el 16 de marzo,
diez meses después de
que lanzara la oferta, en
un gesto cuyo alcance es
sobre todo simbólico, la
RASD adjudicó a nueve
empresas británicas la
exploración de petróleo y
gas en nueve regiones del
Sahara Occidental.