NEGOCIACIÓN COLECTIVA: LA CONSTANTE DE LA MODERACIÓN SALARIAL
- // Alfonso Esteban
Los Acuerdos Interconfederales
de Negociación Colectiva
(ANC) nacieron en 2002
como respuesta de CC OO,
UGT y las patronales CEOE y
CEPYME a los intentos del
Gobierno del PP de regular por
su cuenta el alcance y contenido
de la negociación colectiva.
Desde entonces, han dispuesto
de considerable
margen de maniobra para
regular el tiempo de trabajo,
los salarios y las condiciones
de seguridad, entre otros puntos
centrales en cualquier
negociación laboral. Hasta el
punto de que en recientes
declaraciones el secretario
general de CC OO, José María
Fidalgo, confiaba los objetivos
flexibilizadores de la reforma
laboral a la negociación en los
convenios colectivos y no a
una sola norma superior.
La constante de los ANC ha
sido la de la moderación salarial.
La referencia de la inflación
esperada no sólo se ha
incumplido todos los años,
sino que el ANC prevé mecanismos
para que las empresas
no tengan que revisar al alza
los salarios para equipararlos
al IPC real. Sus opositores,
entre los que se encuentran
sectores de la propia CC OO
(el ANC de 2005 se firmó con
la oposición del 41% del consejo
confederal) y sindicatos
como CGT, consideran que su
aplicación ha reforzado la
posición de fuerza de las
patronales. Lo cierto es que
ninguno de los puntos del ANC
2005 (que será prorrogado a
2006) incluye, entre los criterios
para la fijación de salarios,
el nivel de beneficios de
la empresa, mientras la productividad
de las plantillas sí
resulta decisiva. Para CGT, los
Acuerdos tampoco tienen en
cuenta elementos que en el
día a día condicionan la negociación
colectiva en muchos
sectores, como los ajustes de
plantilla, el trabajo clandestino,
las deslocalizaciones o el
retraso de la edad de retiro.
Además de con el descenso
de la capacidad adquisitiva,
los ANC han coincidido con el
aumento de las horas pactadas
en convenio, lo cual relativiza
todavía más el impacto de
las subidas salariales.
TOQUES DE ATENCIÓN
FMI
Las advertencias del Fondo
Monetario Internacional sobre
la burbuja inmobiliaria global, y
en concreto sobre la española,
se han multiplicado desde que
Rodrigo Rato asumió su dirección.
En sus informes trimestrales,
además de en declaraciones
públicas, el organismo
manifiesta su preocupación por
una burbuja financiera cuyo
derrumbe (en EE UU) podría
llevar a la recesión a la economía
mundial. Curiosamente,
Rato ha exigido el fin de las
deducciones fiscales por vivienda,
deducciones que defendió
como «sociales» mientras era
titular de Economía.
OCDE
Los bajos tipos de interés, el
sólo relativamente bajo desempleo
y la creación neta de
hogares siguen sosteniendo el
ciclo inmobiliario en el Estado
español. No obstante, en uno
de sus informes de 2004 la
OCDE preveía una «fuerte
corrección» de los precios de la
vivienda. Ese año, la vivienda
subió un 17%. Sin embargo,
los técnicos españoles de la
OCDE siguen pidiendo un cambio
en la política inmobiliaria
para que la bajada de precios
sea efectivamente «suave», tal
y como espera el sector.
BANCO DE ESPAÑA
Los informes de coyuntura del
Banco de España, así como las
declaraciones públicas de su
gobernador, Jaime Caruana,
están recogiendo la preocupación
por el alto endeudamiento
de las familias, hasta el punto
de que la Asociación
Hipotecaria Española ha tenido
que elaborar contrainformes
para desmentir a la autoridad
monetaria. La institución ha
advertido especialmente de los
riesgos del endeudamiento a
largo plazo, con hipotecas de
hasta 50 años.