Midiendo la buena vida
Dicen que hablar de felicidad te hace más feliz. Bien. Todos queremos vivir bien. Puede ser un propósito para este nuevo año. Incluso China ha empezado a valorar la felicidad de sus ciudadanos para que sus políticas tiendan hacia ese objetivo. Y Ecuador acaba de presentar el Plan Nacional para el Buen Vivir 2013-2017. Pero ¿como intentamos medir ese intangible?. Este tema está muy de moda desde que el gobierno francés encargara un informe a varios premios Nobel y produjera su famoso informe Mas allá del PIB que ya es referente. Hay mucha literatura al respecto, pero básicamente se distinguen tres grandes líneas, sin duda convergentes. La primera, relacionada con la calidad de vida, que de alguna manera mediría el contexto en el que se desarrolla la vida diaria, pero más relacionada con la renta per cápita disponible que con el PIB per cápita, (aquí coincidiría aproximadamente con lo que hace el INE en su encuesta de condiciones de vida) incluyendo variables como los niveles de desigualdad, distribución de riqueza, etc. Una segunda está más relacionada con el bienestar o con la felicidad, donde se incluye la variable subjetiva, es decir cómo de feliz se siente usted, para lo cual lo mejor es preguntarlo, pero también incluye variables objetivas, los niveles de contaminación o los metros cuadrados de vivienda, o el nivel de transparencia, o de corrupción. Estaría más relacionada con la buena vida y podría valer la metodología seguida por el índice Better Life de la OCDE. La tercera se centraría más en la sostenibilidad ambiental, es decir como vamos a dejar el mundo para las generaciones que vienen, y como son las condiciones actuales de presión sobre el planeta o el territorio. Aquí hay muchos índices, pero el Happy Planet Index o los índices que se presentan en Davos todos los años de Environmental performance Index podrían ser los máximos representantes.
En España un ejercicio preliminar, buscando la medida de la buena vida, es decir del segundo enfoque, y siguiendo la metodología Better life Index, indica que las Comunidades Autónomas que mayores índices tienen son Navarra, Rioja y País Vasco, seguramente variables tales como el tipo de sociedad muy cohesionado, la elevada participación, o los niveles de transparencia podrían estar detrás de estos altos valores. Otras CCAA como Madrid y Cataluña presentan elevados niveles de PIB pero bajos de buena vida, influidos por los graves problemas de contaminación atmosférica que afectan a gran parte de esa población y por otras variables que no son difíciles de imaginar como el estrés o simplemente el tiempo destinado a llegar al trabajo.
Estos indicadores y esta forma de medir es importante no solo para intentar medir el estado actual o las tendencias respecto a la felicidad en un país o en una CCAA o municipio sino para poder diseñar políticas que en definitiva tiendan hacia conseguir esa felicidad.
El diseño de las políticas deberá buscar, sí o sí, el aumento de la felicidad de los ciudadanos y la rendición de cuentas servirá para ver como se han conseguido esos objetivos
Indudablemente se ha avanzado mucho en los últimos años en España en transparencia, sabemos cuánto cobra, quién y cuándo, incluso los banqueros o los directores de empresas o los políticos, sin embargo se ha avanzado muy poco en la rendición de cuentas y todavía menos en el diseño de políticas que tendría que llevarse a cabo antes de la rendición de cuentas. Así se hacen, por ejemplo radiales o autopistas que no tienen usuarios y no se piden responsabilidades. O se rescata bancos, etc. O se da el caso de partidos políticos que se presentan con unos programas y hacen cosas totalmente diferentes. No hace falta dar muchos ejemplos. Evidentemente el diseño de las políticas deberá buscar, sí o sí, el aumento de la felicidad de los ciudadanos y la rendición de cuentas servirá para ver como se han conseguido esos objetivos.
Incluso en estos momentos críticos de perdida de poder adquisitivo, de niveles brutales de paro, de privatización y encarecimiento de la sanidad, de falta de medios en la educación y de desmantelamiento del Estado de bienestar es muy interesante preguntarse qué es lo que nos hace felices, ver qué podemos hacer para conseguirlo y sobre todo ser capaces de exigir a nuestras empresas y nuestros políticos que tiendan hacia esos mismos fines.
Puede ser que no estemos ante un época de cambios, sino ante un cambio de época, probablemente este tema sea clave para ese nuevo diseño de políticas y comportamientos de administraciones, partidos políticos o empresas ante los ciudadanos.