La soterrada reconversión de BBVA
El presidente de BBVA, Francisco
González, cobró el año pasado un
sueldo de casi cinco millones de euros
entre conceptos fijos y variables.
Por su parte, el consejero delegado
José Ignacio Goirigolzarri se embolsó
más de cuatro. Desde 2003, el salario
de ambos ha subido un 31,8%
y un 32,5% respectivamente. Son
datos del propio banco que contrastan
con el proceso de reconversión
que, en lo que va de año, ha supuesto
la pérdida de 1.190 puestos de trabajo
y que, según las previsiones, va
a terminar con 3.000 empleos hasta
2010. Estos números, sin embargo,
contrastan con los resultados del
banco en ese mismo periodo. Desde
la fusión, los beneficios del banco
han crecido un 186%, y los dividendos
por encima del 140%. Es importante
reseñar que el BBVA paga un
14,9% de sus beneficios en impuestos,
mientras que bancos de EE UU
o México con ganancias parecidas
tributan más de un 25%.
¿Cómo se explica que una entidad
que aumenta su clientela año
tras año y que se jacta de una dedicación
al cliente que raya lo obsesivo,
haya podido mantener su nivel a
pesar de un descenso tan alarmante
de técnicos y de una significativa reducción
de oficinas? El trasvase de
puestos de trabajo de BBVA a la empresa
subsidiaria Opplus S.A. se
produce en el escenario del Plan de
Innovación y Transformación (PIT)
del banco. En 2006, dentro del programa
Finanzia, el banco anunció
que promovería la externalización
de servicios bancarios (previamente
había subcontratado empresas
para tareas de limpieza, seguridad,
etc.). A partir de esa fecha, primero
con el nombre de Sturges S.A. y
después como Opplus, BBVA creó
una sociedad (participada por el
banco al cien por cien) para trasladar
a Málaga los servicios bancarios
relacionados con pagos, transferencias,
recibos domiciliados,
cheques, pagos de nóminas, etc. Es
decir, aquellos servicios que hasta
ahora realizaban los trabajadores
de cualquiera de las más de 3.000
oficinas de BBVA en el Estado. La
clave del cambio es que los empleados
de Opplus cobran en función
del convenio de oficinas y despachos
de la comunidad andaluza:
14.000 euros brutos al año por un
trabajo de 40 horas semanales.
Los delegados sindicales de CGTBBVA
achacan el deterioro y la precarización
de las condiciones laborales
a una “estructura salarial perversa”,
basada en un sistema piramidal
por el que el montante de la
masa salarial del banco se ha desplazado
de lo fijo por convenio a los
factores variables, lo que se traduce
entre los empleados en una feroz
competencia por las comisiones.
Para que esta pirámide funcionara
fue necesario aumentar el número
de cargos ejecutivos de BBVA: en
2001 el personal de esta clase eran
165 personas, hoy son casi 1.100.
Ésto supone que un 7,76% de la
plantilla cobra la mitad total de la
masa salarial de la empresa. La sustitución
por empleos precarios de
puestos fijos y bien pagados mediante
jubilaciones anticipadas,
traslados a Málaga o despidos, es la
última estrategia de la dirección del
banco para despojar a los trabajadores
del banco de los derechos obtenidos
a lo largo de años.