La debacle del arroz de Bayer en EE UU
Los cultivos experimentales ya han
causado estragos en otros lugares
del planeta, con repercusiones a
escala global. Así, en 2006 Estados
Unidos vivió un episodio de crisis
agrícola, cuando la empresa alemana
Bayer AG, a través de su subsidiaria
Bayer CropScience, desarrolló
el arroz transgénico no autorizado
Liberty Link, que contaminó
el 30% de la cosecha estadounidense.
El foco fue situado en
Riceland, en el Estado de Arkansas,
lugar de producción y comercialización
de la tercera parte del
arroz estadounidense y el más
grande a nivel mundial.
Como consecuencia de esta amenaza,
tanto la Unión Europea como
Japón bloquearon la importación
de arroz norteamericano, lo que supuso
a los agricultores afectados
unas pérdidas que Greenpeace estimó
en 1.200 millones de dólares,
derivadas de los gastos para analizar
las cosechas, retirar productos,
cancelar pedidos y embargar importaciones.
A todo esto se añaden
las pérdidas por los daños en la
imagen y la falta de confianza por
parte de los consumidores.
Tras el incidente, Bayer Crop-
Science, que intentó evadir toda
responsabilidad, alegando que la
contaminación se produjo por una
causa “de fuerza mayor”, fue condenada
a finales de 2009 por un
tribunal de EEUU al pago de dos
millones de dólares en concepto
de indemnización a dos campesinos
de Missouri, cuyos cultivos de
arroz resultaron contaminados
por el cruce con la variedad transgénica
Liberty Link.
Campaña agresiva
Sin embargo, la empresa no cesa
en el empeño y, en la actualidad,
tal y como denuncia Greenpeace,
está llevando a cabo una agresiva
campaña para introducir este
arroz transgénico en los mercados
de Brasil, Europa, África y Asia,
pese a los graves riesgos para la
salud que representa.
El arroz, conocido técnicamente
como LL62, fue modificado genéticamente
para resistir altas dosis de
glufosinato, un pesticida tóxico
también producido por Bayer y que
puede ser peligroso para los consumidores
si ingieren alimentos que
contengan residuos del herbicida.
El uso del arroz transgénico de
Bayer conlleva un aumento en la
utilización de este herbicida, que la
UE sitúa entre los 22 que deberán
dejar de producirse en Europa por
su elevada toxicidad.
Sumado a los riesgos para la salud,
el informe de Greenpeace El
doble problema de Bayer concluye
además que el arroz transgénico
de Bayer CropScience no cuenta
con el mismo valor nutritivo
que los arroces naturales, por lo
que introducir una gama de este
tipo en países en desarrollo encarecería
aún más las condiciones
de vida de su población.
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