Hambre y trabajo infantil en Bangladesh
- EXPLOTACIÓN. Dentro de la clasificación internacional del trabajo infantil, los organismos internacionales priorizan la erradicación de los empleos que ponen en riesgo la salud y que atentan contra la libertad de las personas.
Cerca de los límites de lo que se
considera emergencia alimentaria, la
situación de la infancia en Bangladesh
está marcada por la necesidad
de trabajar. El 56% de los menores de 18 años viven con menos de un
dólar al día, por debajo del umbral
internacional de la pobreza. En el
séptimo país más poblado del mundo,
el 44% de la población total es menor
de edad. El trabajo infantil está
completamente normalizado, es el
12% de la mano de obra total. En su
mayoría, la infancia trabajadora bengalí
se dedica a la agricultura, trabaja
en las fábricas de textiles, como servicio
doméstico, o en la venta callejera,
aunque no es infrecuente que se
emplee en minas y otras actividades
que ponen en peligro su salud. Las
redes de trata, que envían a muchas
niñas bengalíes a “aldeas de solteros”
en India, es la cara más dramática de
la explotación infantil, si bien las organizaciones
de niños trabajadores
exigen que los organismos dejen de
meter en el mismo saco el trabajo y
las peores formas de explotación.
Pese a que el trabajo infantil es un
factor importante para la economía
de Bangladesh, que creció a un ritmo
del 5% anual desde 1990, el empleo
de mano de obra menor de edad no
está normativizado. En 1992 Bangladesh
prohibió el trabajo infantil. Su
gobierno ratificó en 2001 el convenio
182 de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) sobre la prohibición
de las peores formas de trabajo
infantil y la acción inmediata para su
eliminación y aceptó guiarse por las
recomendaciones abolicionistas de
la comunidad internacional. No se
conocen cuáles son las cifras de niños
que trabajan en Bangladesh.
Los
datos oficiales reconocen que hay entre
seis y siete millones, aunque consultores
internacionales de Naciones
Unidas estiman que hay más de 13
millones buscándose la vida y cobrando
por ello sueldos de 700 takas
(10 dólares) por mes, mientras que
un trabajador adulto cobra hasta
5.000 por el mismo empleo. Frente a
la postura por la erradicación de OIT
y UNICEF, las asociaciones de niños
trabajadores piden que se establezca
una legislación para que la infancia
trabajadora tenga derechos laborales
reconocidos, y que se cumpla su derecho
a una educación, a alimentarse,
y el derecho a una vivienda digna.
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