González, un hombre lobby en América
- SERGIO FRUTOS
Para Felipe González, lo más parecido
que existe a un ex presidente
de Gobierno “es un jarrón chino
enorme en un apartamento chiquitito.
Como se supone que es valioso,
nadie se atreve a romperlo, pero
estorba en todas partes”. Desde
su derrota en las elecciones de
1996, son pocas las entrevistas en
las que González no recurre en algún
momento a esta metáfora.
Pero en estos 11 años, el ex presidente
no se ha conformado con
un papel decorativo. El líder socialista
posee una importante oficina
de influencia estratégica desde la
que realiza gestiones del más alto
nivel (una de las últimas, su encuentro
con el presidente iraní,
Ahmedineyad), actúa como agente
del magnate de los medios Carlos
Slim (considerada la mayor fortuna
del mundo) y se embolsa cifras
millonarias gracias a su asesoramiento
a políticos y empresarios,
especialmente en América Latina.
Según El Economista sólo estas tareas
de consejero a través de su
empresa Ialcon, fundada en 2001,
le han supuesto millón y medio de
euros en cuatro años.
González, en todo caso, no es una
excepción. Al margen de Calvo-Sotelo
(quien no llegó a cumplir un año
en el poder), el afán de lucro es algo
tan habitual en los ex presidentes españoles
como llevar una zeta en el
apellido o los problemas para desenvolverse
en inglés. Una vez libre del
cargo, una de las primeras decisiones
de Adolfo Suárez fue la de abrir
un despacho en la calle Antonio
Maura, que más que en la abogacía
se especializó en influencias. Con el
tiempo, algunos tratos realizados
desde allí por Suárez acabaron saltando
en el juicio contra el banquero
Mario Conde. En una de las vistas,
Suárez mostró el agradecimiento a
Banesto por concederle un crédito
de 250 millones de pesetas en un momento
que definió como muy difícil
familiarmente.
Un sueldo por no trabajar
Para no tener que recurrir a esta clase
de préstamos, el diario digital El
Confidencial recuerda cómo González
institucionalizó para los ex presidentes
“un estatuto ad hoc que les
garantiza oficina, secretaria, seguridad
y un salario de por vida”. También
los ex presidentes cuentan con
la posibilidad de entrar a formar parte
del Consejo de Estado. No obstante,
la cláusula que lleva a que el puesto
no sea compatible con la empresa
privada llevó tanto a Calvo-Sotelo,
como después a González y a Aznar,
a desinteresarse de formar parte de
este organismo consultivo.
González, además, en las dos últimas
legislaturas contó con el generoso
sueldo de diputado (4.000 euros
mensuales) por un escaño casi siempre
vacío. Por ejemplo, entre noviembre
de 2000 y marzo de 2002, sólo
acudió seis veces al Congreso.
Aún así, sus intereses, por encima
de lo económico, se centran en el trato
con el poder. Con ese fin puso en
marcha, junto al ex ministro chileno
Fernando Flores, su primera oficina
desde la que actuó como lobby entre
destacados miembros de la Internacional
Socialista en América Latina,
como Carlos Andrés Pérez en Venezuela
o Fernando de la Rúa en
Argentina. Fue Fernando Flores
quien le presentó al multimillonario
Carlos Slim, dueño de Teléfonos de
México (Telmex), que vio en González
al aliado perfecto para abrirse
puertas entre círculos empresariales
españoles y marroquíes. No en vano,
González también realiza operaciones
a la inversa, para beneficios en
América Latina del holding informativo
y editorial del Grupo PRISA.
Cuando no viaja, la vida de Felipe
González es en cambio bastante relajada.
El ex presidente interviene
poco en la política interna española,
y pasa más tiempo dedicado a actividades
como tallar pequeñas piedras
para joyas o realizar esculturas.
Sus negocios de consultoría se
canalizan desde 2001 a través de
Ialcon, la empresa familiar donde figura
como accionista junto a sus
tres hijos. Pero a pesar de su trabajo
internacional, que supuso 595.000
euros en 2005, el objeto social que
declara es totalmente distinto. En el
Registro Mercantil, Ialcon aparece
como dedicada: “a la compraventa
de fincas rústicas”.
Amistades provechosas
La afinidad personal entre
Felipe González y Carlos Slim
es reconocida públicamente
por ambos. Slim se hizo con
el control de Telmex a un precio
sustancialmente inferior a
su valor de mercado tras la
privatización de la telefonía
mexicana por parte del presidente
Carlos Salinas de Gortari.
Después de la operación,
Slim trata de situarse
cerca del poder político internacional.
González, con un
pasado de 14 años en el
poder, le sirve como relaciones
públicas. En enero de
2005, por ejemplo, los
deseos de Telmex por entrar
en el mercado marroquí se
concretaron en un encuentro
entre González, Mohammed
VI y Carlos Slim. Todavía hoy,
Marruecos da un trato privilegiado
a González después de
que en su presidencia el
PSOE diera un giro de 180
grados en sus posiciones respecto
al Sahara occidental.
Un giro que, para la revista
Más, puede tener relación
con la lujosa residencia que
Felipe posee en Cabo Espartel,
cerca de Tánger.
La familia
El camino seguido por Aznar
y González tiene varias semejanzas.
Ambos abrieron una
empresa familiar para canalizar
sus ingresos. Ialcon en un
caso y Famaztella (Familia
Aznar-Botella) en el otro.
Según El Economista ambas
empezaron con un capital
social parecido (sólo 3.100
euros González; y 3.000
Aznar). Y como era previsible,
ambas han multiplicado esa
cifra, si bien en los últimos
años González pierde fuelle y
la empresa de Aznar ya ha logrado
superarle en ingresos.