Galicia: emigración y baja natalidad
La población de Galicia ha
pasado de representar en
el Estado español sólo el
12% en el año 1860 al 6%
en 2005. Un retroceso demográfico
que tiene causas económicas,
políticas y sociales. La expresión
fundamental fue la emigración,
que se mantiene como una dura realidad.
Todos los años se marchan
más de 20.000 personas a otras autonomías
del Estado -medio millón
residen allí-, pero también a otros
países europeos.
Además, hoy contribuye al retroceso
demográfico la baja natalidad.
Aquellos que emigran son
gente joven en edad de procrear,
y además la precariedad laboral
se ceba en esta misma franja de
edad. En nuestro país la tasa de
paro es del 13% y un 35% de los
contratos son eventuales, porcentaje
que sube al 62% en los menores
de 30 años. Un 11% de los
ocupados trabajan en negro. A esta
lacra tenemos que sumar largas
jornadas de trabajo, ritmos
extenuantes y bajos salarios. En
estas condiciones no es fácil casarse
y tener hijos. Claro que esta
radiografía no afecta a todos por
igual, pero sí a una mayoría de las
personas asalariadas.
Esta situación es consecuencia
de la dependencia secular y la aplicación
de políticas de globalización
y neoliberales, que afectaron
a los sectores básicos de nuestra
economía. En algunos casos contradiciendo
lo que se predica y limitando
la libre producción, como
en el sector lácteo, pesquero o de
la construcción naval. La centralización
y concentración de la riqueza
objetivo de estas políticas, aunque
presentadas como necesarias
para la competitividad, aceleraron
el retroceso económico, en paralelismo
con lo acontecido a otras naciones
durante este período. Las
alternativas a esta situación podemos
hallarlas seguramente del
otro lado del Atlántico, que hoy es
un gran laboratorio político.