Examen a cuatro días de las elecciones
“No nos interesa que lo único que cambie con la independencia sea la toponimia de los apellidos de los jefes de la patronal”
Oskar Matute, número 5 de EH Bildu por Bizkaia
Tras descolgar el teléfono comienzan a oírse interferencias. —Saluda a la brigada de información— dice Oskar Matute. Nos reímos. —No, hablo en serio— sentencia. DIAGONAL comenzaba así la entrevista con este líder de EH Bildu y miembro de su Comité Electoral. Candidato fallido a la Coordinación General de Ezker Batua en 2008, abandonó —junto a su corriente de opinión, Alternatiba— un partido ‘roto’ tras su paso por el gobierno junto al PNV. Al poco, confluirían con la izquierda abertzale y Eusko Alkartasuna en lo que después fue EH Bildu. Ahora, él volverá a un parlamento vasco que abandonó en 2009. Pero la ilusión ante EH Bildu en Euskal Herria choca con el rechazo y desconocimiento en otras partes del Estado. El pasado 26 de Septiembre su conferencia “El nuevo tiempo político en Euskal Herria” en la Universidad de Zaragoza Zaragoza era suspendida por el Rectorado ante los ataques de un numeroso grupo de extrema derecha. “Lo sentí por la gente que tiene que aguantarles todo el año” me comenta al respecto. Añade “Igual es un momento muy concreto, pero la extrema derecha está envalentonada, lo que es la condición necesaria para el auge del fascismo”.
DIAGONAL: ¿Qué valor tienen para vosotros estas elecciones vascas?
OSKAR MATUTE: Estas elecciones son importantes pero no son nuestra meta. Son un paso intermedio para pulsar el nivel de aceptación de nuestra estrategia: construir una nación soberana desde abajo y desde la izquierda. EH Bildu es sólo una herramienta electoral. Buscamos construir una hegemonía, en el sentido gramsciano, ser una expresión electoral de un largo proceso de acumulación de fuerzas.
D.: ¿Y para el Estado…?
O.M.: Por mucho que intenten enmascararlo, el Estado español está en demolición. Alemania ha condenado a muerte al Estado autonómico: Busca un Estado centralizado donde los mercados influyan y controlen mejor a los gobiernos. Las CC AA molestan al oponerse a los planes de ajuste de los mercados. Lo anterior hace saltar el debate territorial.
D.: Como Syriza, ¿plantéais un modelo rupturista en lo social?
O.M.: Syriza es un referente con el que compartimos objetivos, aunque buscamos un modelo propio adaptado a Euskal Herria. Somos muy conscientes de la enorme responsabilidad que tenemos, esto no puede ser un reparto de puestos como otras coaliciones, sería un error histórico. Arruinaríamos el sueño de mucha gente. Proponemos un modelo social antagónico, rupturista en lo nacional y lo social. La reivindicación nacional busca también construir otro modelo social y otra realidad económica. El mejor test que tenemos de ir en el buen camino es la virulencia en la respuesta contra Bildu, que ahora es también ante nuestra visión social (por ejemplo, ya hemos dicho que pagaremos la paga extra a los funcionarios o que rechazaremos la Ley de estabilidad presupuestaria).
D.: Alternatiba, el partido que comandabas, emprendió un proceso de confluencia con la izquierda independentista vasca. ¿Qué habéis aportado a la izquierda abertzale?
O.M.: Alternatiba fue la culminación de un proceso de reflexión entre personas que estaban en Ezker Batua (EB) y otras que se encontraban fuera. Evolucionamos y se unió cada vez más gente que nunca ha estado en EB. Nosotros nos definimos como autodeterministas y soberanistas, sin límites. La liberación personal la entendemos también como liberación para el pueblo. Entendemos la soberanía como libertad permanente: No puede haber una imposición nacional y no puede haber una imposición del orden económico. No compartimos la posición en este tema de la izquierda federalista, que reconoce el derecho de autodeterminación en sus estatutos pero luego no pelea activamente para conseguirlo: Es como decir que defiendes la igualdad de género pero no haces nada por ella. Serás tolerante, pero no puedes ser autodeterminista.
Creemos que el modelo de Estado ha de ser capaz de mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora. Y ahora, dada la correlación de fuerzas en el Estado español, vemos que la independencia es la opción más viable para mejorar sus condiciones de vida. Pero no queremos sólo un Estado independiente, sino un Estado soberano. De los primeros hay muchos, de los segundos pocos. Al Gobierno español se le llena la boca hablando de España pero, ¿donde está la soberanía?
En el plano discursivo, Alternatiba aporta a Bildu tres ideas: Primero, la necesidad de unidad de fuerzas contra la derecha. Segundo, la búsqueda de respuestas contundentes ante todos los planos de dominación: ecología, género… Tercero, la necesidad de revolucionar a la propia izquierda, cambiando nuestras estructuras internas y nuestra relación con los movimientos sociales. Nosotros decimos que en el Parlamento ‘no vamos a ser la voz de los movimientos sociales’. Lo que queremos ser es ‘una voz más que se conecte con otras voces’. Todos somos ‘voces’ de un movimiento más amplio, ninguno está en posición de superioridad. Pero también demostrar que podemos ser una herramienta eficaz y que la revolución es una realidad. No jugamos en nuestro terreno de juego, pero no vamos a dejarles ni un solo espacio. PSE-PNV y PP no aspiran a tener el poder. Quieren gobernar, que no es lo mismo. Buscan gestionar las migajas de poder que les dejan los mercados. No suponen una alternativa a la sumisión a los mercados. Son siervos del capital. Nosotros queremos tener el poder para plantar cara a los mercados.
D.: Bildu ha obtenido unos resultados espectaculares, pero da la sensación de que hay un techo de cristal que es muy muy complicado que supere…
O.M.: El miedo que PNV, PP y PSOE (y sus medios de comunicación) lanzan contra Bildu cuesta cambiarlo. Nos toca ir pueblo a pueblo a contrarrestarlo. Pero creemos que vamos a superar los resultados de las generales y las municipales. Estamos traspasando espacios sociológicos y rompiendo el gran desafecto que existe en Euskal Herria con la clase política.
D.: El independentismo de CiU y de ERC en Catalunya está corriendo un ‘velo’ sobre los planes de austeridad que el gobierno catalán está poniendo en marcha… Parece el clásico lucha social vs lucha nacional.
O.M.: Mira, que organizaciones de derechas defiendan la emancipación nacional no es negativo. Las uniones interclasistas por la soberanía no son malas si eso no sacrifica el futuro de la izquierda: ¿cómo se resitúa la izquierda en ese proceso? Se fortalece? Nosotros no queremos plagiar el modelo del Estado español. No nos interesa que lo único que cambie sea la toponimia de los apellidos de los jefes de la patronal. Actualmente, España está girando hacia donde deseen los mercados que gire, dócil y sin capacidad de resistencia. Y esa idea le encanta al PP, que apoya la recentralización, el miedo, el contexto guerracivilista. La mala noticia para ellos es que eso cada vez lo compra menos gente. La gente se atreve a luchar. Está surgiendo una nueva correlación de fuerzas.
D.: ¿Os da la sensación de que cuando hay un proceso de unidad de la izquierda en EH, hay grupos que se quedan fuera?
O.M.: Respetamos a quienes no participan en Bildu y tienen las puertas abiertas, pero divididos no seremos capaces de contestar a la derecha, hemos de buscar lo que nos une y no lo que nos separa. La izquierda no puede ser un santuario de ‘pureza’ a ver quien es más ‘puro’ o ‘rojo’, nuestra atomización favorece a la derecha, encantada con nuestra división. Si queremos eliminar el sistema de dominación actual tenemos que vernos como aliados más que como adversarios. Es la única forma de plantear una alternativa a la derecha. Creemos que la unidad de la izquierda se está gestando en torno a EH Bildu. Puede buscarse un cuarto o quinto espacio, pero en la práctica eso no está disputando la hegemonía a la derecha.
D.: ¿Por qué la izquierda estatal no se acerca a los resultados de Bildu? ¿Qué es diferente en EH?
O.M.: En Euskal Herria ha existido ilegalización, hostigamiento continuo… Además hay un tejido asociativo que mantiene su vigencia –a pesar de que ha menguado en las últimas tres décadas. Por último, Bildu ha conectado con una ciudadanía que estaba cansada y que no veía utilidad a las elecciones. A ellos les hemos dicho: ‘Tenemos fuerza para disputarles el poder, no es cierto que tengamos que vivir sometidos’. No es cierto que haya que votar al menos malo.
“La verdadera independencia es la independencia de la troika”
Mikel Arana, candidato Ezker Anitza-IU
En medio de un día frenético contactamos con Mikel Arana. Cayo Lara visita Euskadi para apoyar a Ezker Anitza-IU, su flamante nueva filial. Parece que tras el previsible desplome de Ezker Batua —el antiguo referente de IU, apoyado por Llamazares e Izquierda Abierta—, por fin habrá sintonía en el discurso entre IU federal e IU Euskadi, dejando atrás los conflictos de la era Madrazo. Se percibe una sonrisa al otro lado del teléfono: Las dudas de los últimos meses dejan paso a la seguridad de que Ezker Anitza-IU estará en el Parlamento. Dos encuestas publicadas en el primer día de campaña lo corroboran: Gara les otorga 2 parlamentarios y el CIS, tres, superando el único diputado que tenían desde 2009.
DIAGONAL: ¿Qué implican estas elecciones?
Mikel Arana: Estas elecciones tienen un claro elemento diferencial: no existirá violencia de ETA. Ha pasado ya un año, pero no debemos olvidarlo. Todos los partidos, además, podrán hacer campaña en igualdad de condiciones y la izquierda abertzale podrá concurrir con normalidad. A nivel general, son las elecciones de la crisis económica. El desempleo está aumentando en la CAV y la crisis económica se está profundizando aquí. Tenemos claro también que el PNV hará lo mismo que Artur Mas en Catalunya (no hay que olvidar que son socios de coalición en las elecciones europeas). La encuesta del CIS presentaba dos datos interesantes. Por un lado, habrá una mayoría abertzale. Pero por otro, habrá una mayoría de izquierdas, que podría ser un muro de contención ante las políticas de recortes de Rajoy. El problema es que estamos convencidos de que el PSE va a hacer lo de siempre: Pedir los votos a la izquierda para dárselos a la derecha. Ahora el PSE saca la bandera de izquierdas, pero ¿cumplirán su promesa?
D.: Parece que se va a volver a hundir el PSE…
M. A.: Es normal. El PSE pactó con el PP en Euskadi, a pesar de decir tres días antes de las elecciones que no lo harían. Patxi López ha asumido como propias las políticas de ZP y las del PP de Rajoy. Aceptó las reformas laborales llevadas a cabo por ambos. De hecho, no fue Patxi López quien rompió el acuerdo con el PP sino al revés. Antepuso el debate nacional al de izquierda-derecha.
D.: ¿Habrá un examen a Rajoy?
M. A.: Creo que las elecciones gallegas pueden influir más en la caída del PP. En la CAV, no hay un examen directo para Rajoy. Aquí siempre luchan por ser tercera o cuarta fuerza.
D.: ¿Cómo os va a afectar la ruptura con Ezker Batua?
M. A.: Después de la situación de Araba [ofrecieron votar la investidura del PNV en las Juntas Generales de Araba a cambio de recibir cargos de libre designación y aportaciones económicas], decidimos que no podían seguir las cosas así y expulsamos a la gente implicada de Ezker Batua. Éticamente era inaceptable. Pero ellos mantenían la estructura y el aparato. Por ello, construimos un nuevo referente, con un criterio ético que los anteriores no tenían. Estamos reilusionando a la gente.
D.: Llegasteis a tener un 10% de los votos en el ’94.
M. A.: Es cierto, pero fue una circunstancia muy especial. Euzkadiko Ezkerra entregó sus siglas al PSE y eran los ‘años de plomo’ de ETA. Eso llevó al crecimiento de IU. Ahora, quien dice que dividimos a la izquierda olvida que con quienes nos disputamos los escaños, según el CIS, es con UPyD en Araba y con el PNV, no con EH Bildu. Nuestros votos van a frenar a la derecha.
En cualquier caso, creemos que hay que aglutinar diferentes sensibilidades de izquierda o no conseguiremos una rebelión ciudadana. O unimos fuerzas o no podremos triunfar ante una derecha articulada. No aspiramos a gestionar la crisis sino a darle la vuelta al calcetín en Europa. Hay que superar este sistema capitalista basado en el crecimiento constante y somos la única opción que reivindica superarlo. Queremos además trasladar esa voz de la ciudadanía de por qué los políticos de izquierdas hacen políticas de derechas, por qué los corruptos se presentan a las elecciones, por qué los ricos pagan menos. Creemos en una Euskadi de izquierdas y anticapitalista.
D.: ¿Como se casa una propuesta rupturista con haber estado en el Gobierno?
M. A.: La segunda legislatura en el gobierno junto al PNV y Eusko Alkartasuna no fue entendida por la izquierda. La primera tenía sentido, ya que servía para contener al constitucionalismo más rancio (PSE y PP pretendían gobernar en coalición). Pero el segundo gobierno no funcionó. El partido mayoritario te impide hacer tus políticas, pero sin embargo tú eres corresponsable de las que ellos llevan a cabo. Ahora no tenemos intención de gobernar y llegaremos a acuerdos sólo con la izquierda. Nuestra función es la de estar vigilantes.
D.: Mucha gente de izquierdas en Euskadi puede no entender vuestra presencia cuando Bildu está construyendo una gran coalición de izquierdas con opciones de gobernar…
M. A.: Hay una gran diferencia con EH Bildu. Nosotros hacemos política de izquierdas, no nacional. EH Bildu ofreció ir al PNV a las elecciones generales en coalición. Nosotros no lo haríamos. No hay que anteponer políticas nacionales a las de izquierdas. Ellos dicen que la solución es la independencia. Pero creemos que lo que hay que hacer es buscar la confluencia de los países del Sur más allá del Estado español contra la ‘troika’. Creemos que la política nacional divide a los trabajadores.
D.: ¿La lucha nacional esconde la lucha social?
M. A.: En el Parlamento apoyaremos las políticas de izquierdas. Tampoco tenemos miedo a la independencia si es consecuencia de la decisión de la ciudadanía. Pero lo que no puede ser es un acuerdo entre partidos en el Parlamento. Derecho de autodeterminación, sí. Declaraciones unilaterales, no. Tampoco creemos en salidas insolidarias con el resto de trabajadores del Estado. Además, ¿qué defiende EH Bildu? ¿Euskal Herria independiente dentro o fuera de Europa? ¿Dentro o fuera del Euro? ¿Cómo se financiarían las estructuras de Estado que serían necesarias una vez independizados? ¿No necesitarían financiación externa de los bancos franceses o alemanes? ¿Y eso no les llevaría a tener las mismas dependencias que Rajoy? Nadie garantiza que una Euskadi independiente sea diferente. La verdadera independencia es la independencia de la ‘Troika’. Lo otro es una quimera económica, irreal e insolidaria. Un último ejemplo, ¿cómo se financiarían las pensiones? El PNV está pensando en un sistema mixto de pensiones públicas y privadas.
Hay una lucha de clases en Euskadi. Y ante ello ¿qué defiende EH Bildu? ¿El sálvese quien pueda? Un ejemplo. Gobiernan en la Diputación de Gipuzkoa. Han sacado adelante una reforma fiscal con los votos del PSE. Alteran el tramo a pagar del IRPF del 45% al 50% para las rentas más altas. ¿Es eso suficiente? No han alterado los cambios en el impuesto de sociedades que sacó adelante el PNV. No han revertido la reforma que permitía que cotizasen lo mismo las rentas del capital que las rentas del trabajo. La política de izquierdas ha de basarse en la redistribución de la riqueza. Y es que o haces una verdadera revolución o no la haces.
“Las crisis ecológicas, sociales, económicas y migratorias no conocen ninguna frontera y se burlan de cualquier enfoque patriótico”
Florent Marcellesi, coordinador de campaña de Equo-Berdeak
Florent Marcellesi fue candidato al Parlamento Europeo de los Verdes franceses en 2004, además de Secretario Federal de sus juventudes. Al poco, cruzó la frontera en dirección Bilbao y participó en la Comisión Promotora y Comisión Gestora de Equo. Investigador del ecologismo político es colaborador de diversas revistas. Con apenas 33 años, es Coordinador de campaña de Equo en estas elecciones vascas donde esta formación aspira a lograr representación.
DIAGONAL: ¿Qué valor tienen estas elecciones en Euskadi?
FLORENT MARCELLESI: En primer lugar, son elecciones donde estarán presentes todas las fuerzas políticas y sin la amenaza de ETA. Desde el ecopacifismo, lo celebramos aunque todavía quedan muchos años para que el trabajo de memoria, de justicia y de reparación engendre una convivencia pacífica de la sociedad vasca. Al mismo tiempo y sobre todo, son elecciones donde la crisis marca la agenda política: el paro es, con holgada diferencia, la primera preocupación de la ciudadanía vasca (más del 70% según el último CIS, la segunda siendo... la economía). A pesar de las fortalezas de Euskadi, sigue en aumento constante (más de 160.000 personas). Pero lo peor está por venir si no dejamos de lado este "austericidio", es decir aquellos recortes profundamente injustos, inmorales e ineficientes. Por otro lado, la crisis tiene como efecto colateral el enfrentamiento estéril entre patriotismos económicos con fuertes tintes conversadores e insolidarios. Por último, son de nuevo elecciones donde la crisis ecológica, uno de los detonantes de la crisis económica actual, pasa a segundo plano de la campaña. Sin embargo, lo decimos alto y claro: solo se podrá salir de la crisis con soluciones ecológicas y equitativas, por ejemplo a través de la creación de 45.000 ecoempleos.
D.: ¿Habrá gente que no entienda la aparición de un nuevo partido como Equo?
F.M.: Desde la ecología política, Equo ocupa un espacio político no cubierto por la izquierda socialista y abertzale, cuyo remedio a todos los problemas pasa por la creación de un Estado vasco. Sin embargo, nos toca vivir en un mundo donde las crisis ecológicas, sociales, económicas y migratorias no conocen ninguna frontera y se burlan de cualquier enfoque patriótico. Hoy vivimos en un mundo global e interrelacionado donde la soberanía nacional y el Estado-nación juegan papeles principalmente simbólicos pero totalmente inadecuados a los retos del siglo XXI. Todos y todas somos ecodependientes e interdependientes.
Por eso, a la vez que es necesario luchar por la relocalización de la economía (a nivel de barrio, comunidades, ciudades, etc.), hace falta una visión profundamente europeísta. Ante los ataques de los mercados globales y la cruda realidad del cambio climático, es hora de jubilar el Estado-nación (sea cual sea) y transnacionalizar las políticas sociales, ecológicas y solidarias. Ante la diversidad y la heterogeneidad de nuestras sociedades, los derechos civiles, políticos, sociales o económicos deben depender de la residencia estable, y no de la pertenencia a una determinada nacionalidad. Equo es una respuesta transacional a problemas locales y globales.
D.: Os dirán que en Gipuzkoa se ha parado la incineradora o el super puerto porque Bildu ha llegado a las instituciones…
F.M.: Nos alegramos de que estas demandas de los movimientos sociales hayan sido escuchadas por Bildu. Dicho esto, también nos gustaría que pusieran tanto empeño en luchar contra puertos deportivos y ladrillazos inmobiliarios como los de Mutriku, iniciados por un alcalde de Batasuna años atrás. Pero sobre todo, la ecología política es mucho más que parar megaproyectos. Es también una lucha por un sistema fiscal justo y sostenible, de lucha contra el fraude fiscal con impuestos a las personas y empresas que más tienen, no como la reforma de Bildu en Gipuzkoa pactada con el PSE y que el propio sindicato ELA ha calificado de caricatura. Es también una lucha por otra forma de entender la democracia real desde la búsqueda de consensos amplios y no desde la imposición. Es también una lucha por extender el concepto de solidaridad, más allá de los marcos nacionales. Y es, sobre todo, la construcción de un modelo productivo y de consumo compatible con los límites ecológicos del planeta.
D.: La opinión pública española cada vez apuesta más por la re centralización, lo contrario que está sucediendo en EH y Catalunya… ¿Hay solución?
F.M.: Sí, siempre hay soluciones y pasa por una mayor participación de la ciudadanía. Es evidente que la constitución de 1978 está agotada y que el antagonismo entre nacionalismos "central" y "periféricos", dos caras del mismo proceso centrífugo, solo atiza las diferencias. Lo que necesitamos es como en Islandia un proceso constituyente, con más derecho a participar y, una vez participado y deliberado, derecho a decidir: no solo para el marco institucional e identitario sino también sobre qué modelo de desarrollo queremos en los ámbitos económicos, sociales y ambientales para dejar a nuestra descendencia un planeta vivo. La crisis es demasiado profunda como para dejarla solo en mano de los partidos y de los políticos.
D.: El soberanismo de CiU en Catalunya está corriendo un ‘velo’ sobre los planes de austeridad que el Gobierno catalán está poniendo en marcha…
F.M.: El nacionalismo económico ha vuelto con fuerza y, en este caso, desde posiciones insolidarias y conservadoras. Y lo más sorprendente es que no es sólo en fuerzas como CiU. La izquierda abertzale también lo utiliza, abanderando lemas como "España es nuestra ruina" o “Necesitamos soberanía para que España y los especuladores no nos lleven a la pobreza”. Es un nacionalismo económico de las naciones ricas que mira a la España pobre como el Occidente mira al Sur. Confunde a propósito un conjunto heterogéneo, como lo es España, con la clase explotadora responsable de la crisis. Es un nacionalismo económico que para salvar su pueblo promueve, de forma consciente o no, la insolidaridad con los otros pueblos más pobres. Lo cual no deja de ser contradictorio con otras aserciones suyas de solidaridad internacional: ¿salvamos a Grecia pero no a España? En estos momentos, necesitamos más solidaridad y acumulación de fuerzas a nivel local, europeo y global entre colectivos y personas, residan donde residan, que sufren las consecuencias de una crisis sistémica.
D.: Obtuvisteis en Araba los mejores resultados del Estado el pasado 20-N. ¿Por qué?
F.M.: Primero, existe un caldo de cultivo del ecologismo en Euskadi. Segundo, el trabajo de años en Euskadi (Berdeak-Los Verdes se integró en 2011 en Equo) está dando sus frutos. Tercero, existe en Álava un electorado muy cansado del monotema nacional e identitario, y que aspira a otras opciones políticas nuevas, frescas. Recordemos que en Euskadi la abstención fue del 30% en las últimas generales, muy por encima del resto del Estado. Marca un desencanto real de una gran parte de la ciudadanía vasca con los 4 grandes partidos (PNV, PSE, PP, Bildu).
D.: En los últimos dos años, a raíz del 15-M en el Estado, se ha incrementado la deslegitimación a la clase política tradicional…
F.M.: Existe una crisis de lo político muy profunda. Según el barómetro del CIS a mediados de 2012, la clase política es ya de forma recurrente y con niveles históricos la tercera preocupación de la sociedad española. Esta desconfianza, marcada también por una alta abstención y un fuerte desinterés en las elecciones generales, no significa en absoluto un desinterés en la cuestión política y social: el 15M ha demostrado que hay una generación que prefiere la rebeldía cívica a la apatía para que triunfe la “regeneración democrática” y la “democracia real”. Equo lleva esta visión en su ADN y apuesta por llevar la batalla en los comicios para devolver a la Política su grandeza: la de gestionar el bien común desde la equidad y la sostenibilidad.
D.: Estas elecciones parecen una de las pocas oportunidades para que el ecologismo político entre en un Parlamento en el Estado español… ¿Percibís esa presión?
F.M.: Más que presión, es un gran reto. Sería un paso adelante para el conjunto del ecologismo político en el Estado. Estamos volcados y hemos recibido apoyos de alto nivel a través de Compromis (País Valencià), Europe Écologie-Les Verts y el Partido Verde europeo.