Etiopía en llamas
El Gobierno de Meles Zenawi de nuevo ha cubierto de sangre las calles de Addis Abeba. Durante los últimos meses el Gobierno etíope no sólo se ha negado a negociar el fraude de las últimas elecciones, sino que además ha encarcelado a miles de opositores, para acabar asesinando a cientos de personas durante los últimos tres días de manifestaciones convocadas por la oposición.
Las protestas empezaron el día 31 de octubre. La oposición llamó a la desobediencia civil y a hacer sonar el claxon de los coches en señal de protesta. Como resultado, 30 taxistas fueron detenidos y desposeídos de sus licencias. Al día siguiente, las revueltas empezaron en un colegio cercano a la zona del Merkato, donde la policía sin previo aviso comenzó a disparar indiscriminadamente contra los jóvenes que se manifestaban pacíficamente. La situación se extendió a otras áreas y ese día, como resultado, al menos ocho personas fueron asesinadas y decenas heridas de bala. Muchos líderes de la oposición y de movimientos sociales, entre ellos los sindicatos de profesores y periodistas de Etiopía, fueron detenidos ilegalmente.
El día 2 de noviembre, la confrontación fue total en la ciudad, con disparos y choques entre la población y las fuerzas de orden público por toda la capital, con uso de granadas y rifles de asalto por la policía. Las fuentes oficiales, basadas en las cifras de las morgues de los hospitales, hablaban de 27 muertos (entre ellos un niño de siete años). Según testigos presenciales, la policía arrastraba los cuerpos para hacerlos desaparecer. La prensa extranjera y de movimientos de derechos humanos hablan de entre 100 y 200 muertos en los últimos días y cientos de personas con heridas por arma de fuego. La mayoría de ellos son adolescentes y jóvenes de entre 13 y 25 años.
El día 3 de noviembre los comercios y transportes continuaban cerrados y sin funcionar, los choques continuaban en algunas partes de Addis Abeba y al menos otras dos personas murieron y otras ocho resultaron heridas. La ciudad está tomada totalmente por la policía y el Ejército con carros de combate por las calles.
En otras ciudades, Bahardar y Desse, también se han sucedido las manifestaciones. Los estudiantes de secundaria han comenzado una huelga y la policía los ha desalojado de los centros de estudio. En Bahardar, la mayoría de la población retiró el dinero de los bancos públicos para presionar al Gobierno.
La fuente de las protestas se ha centrado en los institutos de secundaria, pues la universidad está totalmente controlada por el Gobierno, con gran cantidad de informantes infiltrados y hasta una prisión dentro del campus universitario. Los periódicos independientes han sido secuestrados y sólo salieron a la calle los controlados por el Gobierno. Muchos periodistas están arrestados. El presidente, Meles Zenawi, vende su imagen a los líderes occidentales diciendo que sólo él es capaz de evitar que en Etiopía se produzca un genocidio como en Ruanda, mientras hace todo lo posible para acentuar las tensiones interétnicas en el país.