El Ejército egipcio arrasa los túneles de Gaza
Cientos de palestinos se quedaron sin poder entrar o salir de la Franja de Gaza cuando el pasado 5 de julio las autoridades egipcias cerraron el paso de Rafah, única vía para el tráfico de pasajeros que une la Franja con Egipto, y lo reabrieron seis días después con duras limitaciones. La explicación desde Egipto alude a la inestabilidad por la que pasa el país y la oleada de ataques de grupos armados en la península del Sinaí, donde el Ejército egipcio lleva a cabo una operación militar. Esta situación ha traído consigo la aparición de los primeros síntomas de una grave crisis que puede convertirse, si el bloqueo israelí y las restricciones egipcias persisten, en una catástrofe humanitaria en Gaza.
Crisis en aumento
Las crisis en la Franja de Gaza no aparecen de forma súbita, crecen escalonadamente. En marzo de este año, el reparto de gas-cocina comenzó a dilatarse en el tiempo. En abril le tocó el turno al gasóleo, el combustible que utilizan los taxis de la zona. Poco después comenzó a escasear la gasolina y, en las gasolineras, a las largas filas de coches se les unieron las filas de personas con bidones que esperaban horas con el fin de obtener algo de combustible para alimentar los motores que usan para producir la electricidad en el hogar cuando se corta la luz (los turnos de cortes de electricidad pueden durar hasta 16 horas).Cada día se conoce que han sido destruidos más túneles por los que entraban diariamente 3.000 toneladas de material para edificar, lo que se une a la crisis de combustible
Normalmente, el combustible entra en la Franja a través de los túneles que la conectan con Egipto y que en estos días están siendo destruidos por el Ejército egipcio. A finales de junio y principios de julio empezó a entrar gasolina israelí por el paso de Karem Abu Salem a precios muy elevados y regó levemente los surtidores gazatíes, pero no de forma regular. Hasta ahora, las gasolineras que consiguen algo de gasolina o gasóleo se colapsan, a pesar de que el precio es cinco veces mayor que hace unos meses.
Con todo, los gazatíes esperan con paciencia que se normalice la situación con los túneles y están convencidos de que no todos serán destruidos. Que el ambiente en la Franja de Gaza continúe tranquilo es difícil, porque cada día se conoce que han sido destruidos más túneles por los que entraban diariamente 3.000 toneladas de material para edificar, lo que se une a la crisis de combustible y supone un parón en la construcción por falta de cemento o hierro.
Los pasos subterráneos son las vías respiratorias de la Franja, no sólo por el contrabando de combustible y otros bienes, sino también por permitir el paso de personas que de otro modo no podrían salir de ella. Su importancia es tal que existen oficinas de registro administradas por el Gobierno de Hamás donde uno se inscribe para entrar o salir con su propio pasaporte. Sin embargo, el Ejército egipcio ha decidido acabar con todos ellos cuanto antes, según ha anunciado, como también ha decidido cerrar el paso al aire libre de Rafah y abrirlo sólo de forma restringida e intermitente.
Palestinos deportados
El 10 de julio, el paso egipcio de Rafah comenzó a funcionar durante unas horas para que entraran a la Franja aquellas personas que habían estado esperando días para pasar, la mayoría de ellos peregrinos que habían ido a la Meca y que habían aterrizado en el aeropuerto del Arish, cerrado por cuestiones de seguridad. La salida de la Franja estaba permitida sólo a portadores de un pasaporte extranjero y algún caso médico. De repente, empezaron a surgir noticias de palestinos gazatíes que también volvían a la Franja y que no habían podido salir del aeropuerto de El Cairo, siendo deportados por las autoridades egipcias. Decenas de gazatíes fueron obligados a comprar otro billete de avión, darse la vuelta y volver al país del que venían.
Un joven activista palestino de Gaza que aterrizó en El Cairo no pudo volver a su casa. “Las autoridades egipcias ni siquiera nos dejaron quedarnos esperando en el aeropuerto hasta que se abriera Rafah. Al principio me dijeron que yo no pagaría el billete del nuevo vuelo, pero luego me dijeron que, si no pagaba el billete y me marchaba, no me devolverían el pasaporte”. Ninguno de los palestinos que se encontraba en la misma situación pudo entrar en suelo egipcio, las embajadas egipcias no aceptaban peticiones de visado de tránsito de ningún palestino que quisiera volver a la Franja de Gaza. La situación, incomprensible para muchos, se tornó un drama familiar cuando el mes de Ramadán había dado ya comienzo y muchos no habían podido volver a sus hogares. “Nosotros –continúa el joven– sólo queremos volver con nuestras familias. No queremos estar en Egipto. Los palestinos no deberíamos ser castigados por algo que no nos incumbe”.
En la Franja crecen los temores de volver a pasar una crisis como la que se sufrió en 2008, justo antes de que Israel comenzara una de las guerras más sangrientas contra los palestinos. Mientras tanto, Egipto continúa su enfrentamiento contra los grupos armados en el Sinaí dejando en el olvido la Franja de Gaza y su papel protector con su territorio. De momento, lo único que Egipto ha logrado para sus vecinos palestinos es “exportarles” su propia crisis.
Operación militar en el Sinaí
Al cierre de esta edición, cinco presuntos militantes integristas, según el Ejército egipcio, habían muerto tras una nueva operación militar emprendida en el Sinaí. Los ataques de las fuerzas de seguridad egipcias se han incrementado en las últimas semanas tras el golpe militar contra Mohamed Morsi.
Como en otras ocasiones, esta operación militar deja a los palestinos de Gaza aislados, sin paso a Egipto, y sin entrada de alimentos y carburante a través de los pasos subterráneos. Los militares cuentan con el respaldo de Estados Unidos y aseguran haber ‘abatido’ a más de treinta y siete extremistas.