Egipto vive un nuevo día de lucha
- Manifestantes egipcios concentrados en la Plaza de Tahrir. Foto: Al-Yazeera
“No daremos ni un paso atrás respecto al principal objetivo desde el día 25 de enero, la caída del régimen y una transición pacífica del poder desde ya, sin esperar a la finalización del mandato del presidente”, con estas palabras al diario egipcio Al Masry Al Youm, Ahmad Maher, coordinador del movimiento Jóvenes del 6 de abril, reafirmaba la intención de las miles de personas que siguen concentradas en la plaza de Tahrir, en el centro de El Cairo, de seguir con la movilización popular hasta que caiga todo el aparato del régimen de Hosni Mubarak.
Tras varios días de reuniones y propuestas de escaso calado entre el vicepresidente egipcio, Omar Suleiman, y varios grupos opositores, los contrarios al régimen del Partido Nacional Democrático “no aceptarán ningún tipo de negociación hasta la marcha del presidente Mubarak, una condición mínima indispensable”, afirmaba el coordinador de los Jóvenes del 6 de abril, uno de los grupos convocantes de la primera gran manifestación el 25 de enero.
Mientras tanto, cuando se cumplen dos semanas del comienzo de la Intifada, cientos de miles de personas han vuelto a salir hoy a la calle en distintas ciudades egipcias. El Movimiento del 25 de enero, creado para coordinar las protestas, ha convocado una manifestación todos los domingos, martes y viernes “hasta que caiga el régimen”. A pesar de las dificultades que el ejército ha puesto a quienes han tratado de acceder a la plaza de Tahrir, lo cierto es que miles de personas han vuelto a manifestarse, llegando en esta ocasión hasta el edificio de la Asamblea Nacional, donde han impedido al primer ministro, Ahmad Shafik, llegar a su oficina. En este sentido, aunque las autoridades tratan de ofrecer una imagen de normalidad, con el fiel apoyo de la televisión pública, lo cierto es que todos los centros educativos y gran cantidad de edificios gubernamentales continúan cerrados.
Decepción en las negociaciones
Desde finales de la semana pasada, el recién nombrado vicepresidente egipcio, ha asumido el mando de las negociaciones con la oposición, dejando en un segundo plano al todavía presidente, Hosni Mubarak. A pesar de que muchos de los grupos opositores habían negado la posibilidad de participar en cualquier encuentro con el régimen mientras el rais continuara en el poder, lo cierto es que todos los partidos, así como los Hermanos Musulmanes, no dudaron en acudir a la cita con Suleiman. No obstante, en la jornada de ayer llegaban las primeras expresiones de decepción. “Las conversaciones han sido una auténtica perdida de tiempo”, resumía Kemal Helbawy, líder del grupo religioso.
Hasta el momento, Suleiman ha ofrecido reformas de escaso calado, siempre dejando claro que la marcha del presidente es innegociable. Enmendar los artículos 76 y 77 de la constitución, lo que ampliaría el abanico de posibles candidatos a la presidencia, ampliar la libertad de prensa o liberar a los presos de ‘conciencia’, son algunas de las propuestas presidenciales, que ni siquiera se comprometían a cumplir en un periodo de tiempo determinado. En cuanto a la eliminación del estado de excepción, en vigor incluso antes de que Mubarak llegara al poder, Suleiman habló de “crear una comisión consultiva para su anulación, en un plazo indeterminado”, comisión que no tendría en ningún caso poder ejecutivo y cuya composición ha quedado en el aire.
Críticas a las herramientas sociales
A pesar de que en los últimos días las referencias a Facebook como clave en la revuelta popular egipcia, especialmente por parte de la prensa internacional, han sido constantes, lo cierto es que dicha afirmación ha sido puesta en entredicho entre los manifestantes. “Fueron solo una herramienta, pero no servirían de nada si no hubiese existido la lucha y la humillación que la gente ha sufrido durante décadas en Egipto y que es lo que les ha hecho levantarse”, afirmaba la bloguera egipcia Gigi Ibrahim, una de las activistas que más presencia mediática ha tenido en los últimos días.
Aunque son muchos los que han creado grupos y perfiles en Facebook ante la persecución del régimen en las calles, lo cierto es que la empresa americana en ningún momento ha puesto de su parte en las movilizaciones. Incluso el año pasado, uno de los grupos más relevantes, Todos somos Khaled Said, cuyo nombre hace referencia a un joven torturado y asesinado por la policía en Alejandría, fue clausurado por la empresa californiana debido a que sus creadores utilizaron pseudónimos, algo prohibido por la misma. En ningún momento tuvieron en cuenta el hecho de que usar un nombre falso era la única manera de protegerse de las fuerzas policiales egipcias.
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