El ‘efecto Draghi’ se desinfla, la crisis sigue
- DRAGHI. El presidente del BCE afronta el fracaso de su política de inyecciones financieras. Foto: WEF
Un misterio envuelve la cumbre del
Banco Central Europeo que se prepara
en Barcelona. La entidad presidida
por el exGoldman Sachs Mario
Draghi se ha volcado en los últimos
meses en la política del longer-term
refinancing operations (LTROs)
[Operaciones de refinanciación a largo
plazo], que se traduce en una inyección de un billón de
euros en prestamos
a tres años a repartir en dos
tramos (uno en diciembre y el otro
en febrero) a 800 bancos europeos
considerados “infracapitalizados”.
Pero ¿dónde acaba esta lluvia de billetes
destinada –según explican
desde la Eurotorre– a aliviar la crisis?
Las economías europeas han
entrado en recesión –no sólo España
o Italia, sino también alumnos aventajados
como Holanda–, las empresas
aumentan los despidos –gracias
a las reformas laborales que se multiplican
en el continente–, la cola del
paro, en fin, se alarga. La solución
del enigma, sin embargo, no es difícil
para quien ha aprendido que en
Europa, y no sólo, las finanzas van
primero. La oleada de euros se ha
quedado en parte en las cajas fuertes
y en parte ha vuelto a su hábitat
natural: los mercados de capitales.
La idea –por la que el presidente
del BCE, Mario Draghi, quien, según
sus entusiastas partidarios de
Forbes, merece el premio Nobel–
era rotunda en su lógica neoliberal:
salir de la crisis dándole dinero a
los bancos a un tipo muy bajo (el
1%) para que éstos pudiesen prestarlo
a un tipo bastante más alto.
Pero las 800 entidades “infracapitalizadas”
que se han beneficiado del
regalo no se han dejado llevar por
el entusiasmo del banquero central.
Y como siempre, han intentado sacar
provecho de la situación.
Bajo el colchón de Frankfurt
Frente a la imprevisibilidad de la
crisis, los banqueros, siempre atentos
a detectar los últimos descubrimientos
de las ciencias financieras,
han vuelto a valorar la estrategia del
pequeño ahorrador. ¿El mejor sitio
para guardar el dinero? Bajo el colchón.
Así que muchos de los bancos
“infracapitalizados” han preferido
dejar el dinero del BCE en
Frankfurt: las estimaciones más
cautas hablan de 300.000 millones
depositados por las entidades financieras
en el colchón del Banco
Central Europeo, pero hay medios
que aseguran que la cifra podría llegar
hasta los 500.000 millones. Es
decir, que la mitad de la erogación
del BCE no ha sido utilizada por los
bancos sino que “duerme” en las cajas
fuertes de la Eurotorre. Aunque
esto constituye una pérdida neta:
las entidades toman dinero prestado
a una tasa del 1% y la devuelven
recibiendo un 0,25%, para estas
entidades es preferible antes que
arriesgarse concediendo hipotecas.
Incursión en Bolsa
Para entender dónde ha ido el resto
del dinero prestado por el BCE hace
falta seguir el rastro de los índices
de Bolsa. En marzo de este año,
antes de un nuevo desplome, los
mercados financieros de Europa
parecían haberse olvidado de la
crisis: los índices no sólo se habían
recuperado, sino que también ganaban
terreno con respeto a los mínimos
de marzo de 2009, cuando
las Bolsas mundiales habían tocado
fondo. Una carrera impresionante,
cuya gasolina han sido los miles de
millones de euros puestos en circulación
por Draghi. Lástima que el
remedio ha servido de poco y las
Bolsas han vuelto a caer, quemando
una vez más los millones de euros
procedentes del banco central.
Si las Bolsas caen –explica diariamente
una hilera de analistas financieros–
es porque “no tienen
confianza en los bancos”. El problema
nos lleva, una vez más, sobre
la huella del dinero de las operaciones
de refinanciación de la
Eurotorre. Con los préstamos del
BCE, los bancos europeos, sobre
todo italianos y españoles, han
comprado masivamente bonos del
Tesoro. Draghi quería aliviar así la
presión de los inversores sobre la
deuda soberana del Estado español
y de Italia. Al principio esa estrategia
funcionó: con la compra de bonos
por 62.000 millones por parte
de los bancos nacionales y de
43.000 millones por parte de las entidades
transalpinas, el diferencial
con el bono alemán ha bajado. Sin
embargo, la prima de riesgo ha empezado
a subir otra vez. Y el atracón
de bonos se ha convertido en
un hartazgo. Justo lo contrario de
lo que había pensado Mario Draghi
y sus amigos de Forbes.
En el Banco Central alemán,
donde desde siempre han sido
críticos con el protagonismo
de Draghi, ahora temen ver
cumplidas sus profecías. Entre
las preocupaciones de la entidad,
guardiana de la ortodoxia monetaria,
estaban las garantías a los
bancos para acceder a los préstamos
de la Eurotorre. De hecho, los
banqueros han obtenido el dinero
garantizando los préstamos con los
Bonos del Tesoro en su cartera, y ahora que el valor de estos títulos
se está desplomando, la Eurotorre
podría pedir nuevas garantías.
Levantando la sospecha de que las
entidades financieras europeas podrían
no ser capaces de devolver en los próximos tres años la lluvia
de euros prestados por el Banco
Central Europeo.