EE UU impone sus tesis sobre libre comercio
- Plantación de soja en Colombia. Foto: CIAT Neil Palmer
El 12 de octubre tanto el Congreso como
el Senado de los Estados Unidos
ratificaban de manera definitiva los
Tratados de Libre Comercio con Colombia,
Panamá y Corea del Sur. Superadas las antiguas resistencias
demócratas a la violación sistemática
de derechos humanos en Colombia,
apenas hubo debate en las cámaras
norteamericanas, donde se produjeron
todo tipo de reproches desde la
bancada republicana a Obama por la
demora en enviar estos acuerdos para
su ratificación, firmados durante el
mandato deGeorgeW. Bush.
Tras la ratificación en el orden legislativo,
la Casa Blanca anunciaba,
no sin cierto optimismo, que con estos
tres acuerdos podrán aumentar las exportaciones
estadounidenses en 13
millones de dólares al año y que se generarán
250.000 nuevos puestos de
trabajo en el gigante del Norte.
EL TLC EN COLOMBIA. Las presiones hacia el partido demócrata ejercidas, entre otros actores sociales, por
la Iglesia católica, el grupo civil
Misión Salud y Oxfam Internacional
consiguieron paralizar la ratificación
del TLC con Colombia durante los últimos
cinco años. La falta de resultados
en los planes de reanimación económica
deObama llevó a que se priorizara
este acuerdo comercial ignorándose
que desde la llegada del presidente
Juan Manuel Santos al
Palacio de Nariño, en agosto de 2010,
han sido asesinados 38 dirigentes sindicales
y la violencia del Estado no ha
disminuido en este país andino.
El júbilo del Gobierno de Santos
tras la ratificación del Tratado de
Libre Comercio en octubre se manifestaba
a través del primer mandatario
colombiano, cuando afirmaba
que con dicho acuerdo Colombia crecerá
un “1%más de lo que venía creciendo”
y aumentará las exportaciones
en aproximadamente un 6%.
No piensa igual el economista colombiano
Rafael Enciso, quien declara
que con el TLC se “generará ruina
sobre la agricultura y la totalidad de
los sectores económicos y empresas no
monopolizadas de Colombia, además
de aumentar el desempleo, la explotación
de los trabajadores y el saqueo
de las riquezas naturales del país”.
Enciso forma parte de los cuatro
millones ymediode colombianos que
viven en Venezuela como consecuencia
de la falta de oportunidades económicas
y la violencia interna existente
en su país.
También los pequeños empresarios
colombianos muestran su preocupación
cuando son indagados al
respecto. “Con el tratado saldrán favorecidos
los compradores, dado que
tendrán amplia variedad en donde
escoger sus productos. Sin embargo
la gente no va a comprar productos
colombianos que tengan costos similares
omás caros que los que vengan
de EE UU. No podemos competir
con la productividad y costos norteamericanos,
para los pequeños productores
y comerciantes nacionales
esto será nuestro fin”, afirma Felipe
Zarabanda, comerciante minorista
del sector textil.
Para Jorge Robledo, senador del
Polo Democrático Alternativo, “este
es un acuerdo que afectará a todos
los sectores de la economía en
el país, pero sobre todo en regiones
agrícolas”. Según este senador colombiano,
los productos nacionales
como el maíz, el arroz y la leche quedarán
rezagados en el escenario del
intercambio internacional en donde,
según afirma, los únicos que saldrán
beneficiados serán las empresas
transnacionales y las minorías importadoras
colombianas. Robledo
concluye: “invito a los agricultores y
ganaderos colombianos a que nos
pongamos en pie de lucha para evitar
a toda costa que desaparezca la
industria nacional y que sólo unas
pocas minorías se lleven los beneficios
y nos dejen las pérdidas”.
Pero las preocupaciones por el recién
ratificado Tratado de Libre
Comercio no provienen solo del campo
social, el pequeño empresariado
o la oposición política colombiana.
Lamédica cirujana de la Universidad
Libre de Calí y senadora del oficialista
Partido de la U, la doctora Dilian
Francisca del Toro, manifiesta también
sus reticencias. “Con la puesta
en marcha de este tratado sufrimos
el riesgo de que las empresas extranjeras
vengana invadir el mercado nacional
conmedicinas sin altos estándares
de calidad“, alerta la senadora
vallecaucana, quien indica que “existe
el riesgo de que se generen desventajas
considerables frente a las
condiciones de EE UU, lo que se reflejaría
en un deterioro en la salud
pública que podría ocasionar una
disminución en el acceso a los medicamentos”.
EL TLC EN PANAMÁ.En el caso panameño,
la principal resistencia de
los demócratas estadounidenses para
la firma del Tratado de Libre
Comercio se argumentó en torno a la
crítica a los paraísos fiscales. Esta
quedó despejada en noviembre de
2010, cuando EE UU y Panamá suscribían
un acuerdo para el intercambio
de información tributaria,
conocido como Tax Information Exchange
Agreement, que permite
compartir información sobre todo tipo
de impuestos tanto en casos civiles
como criminales.
Para el presidente panameño,
Ricardo Martinelli, la firma de este
acuerdo “es un logro de todos los panameños
y, por qué no mencionarlo,
también de las administraciones que
nos han antecedido”. Sin embargo,
el economista panameño y profesor
universitario Adolfo Quintero, explica
sus dudas debido a las asimetrías
del acuerdo. “Panamá no puede
competir con los multimillonarios
subsidios que el gobierno de EE UU
otorga a su sector agropecuario”,
afirma Quintero, quien asegura que
“esto genera problemas en cuanto a
los períodos de desgravación arancelaria
para determinados productos
del agro y la industria”. De igual manera
se manifiesta el exministro de
Desarrollo Agropecuario y ex negociador
del Tratado de Libre Comercio
Laurentino Cortizo, quien
afirma que la falta de políticas que
impulsen el desarrollo agropecuario
en Panamá, han significado una caída
de 35.000 hectáreas sembradas
en los últimos cinco años. La agricultura
representa el 5% del PIB de
Panamá, sin embargo es fuente de
ocupación para el 20%de la mano de
obra del país.
Más críticos aún se manifiestan
los sectores sindicales. Para Samuel
Rivera, portavoz del Consejo
Nacional de Trabajadores Organizados
(Conato), “un tratado como este
para nuestro país es un simple engaño
que, además, ha sido aprobado a
espaldas del pueblo”. De igual manera
piensa Gabriel Castillo,
histórico líder de la Confederación
Nacional de Unidad Sindical Inde
pendiente (Conusi). “Estos tratados
son leoninos y únicamente
van en la vía de lo que realmente
le interesa y beneficia a Estados
Unidos”, afirma, y mantiene que
“van a exportar productos estadounidenses
a mansalva hacia
Panamá y van a entregar a las empresas
multinacionales todo lo
que es el mercado interno y los
productos que nosotros estamos
dejando de producir”.
Entre los grandes beneficiados
del Tratado de Libre Comercio
con Estados Unidos se encuentran
los importadores y exportadores
panameños, “entre ellos el presidente
Ricardo Martinelli, quien
tiene los supermercados y es un
gran exportador de productos”,
denuncia Castillo.
El TLC con Corea del Sur margina a Taiwan y Japón
La ratificación del Tratado de
Libre Comercio entre EE UU y
Corea del Sur tendrá un fuerte
impacto sobre las economías
de Japón y Taiwán en el
suroeste asiático. Estas economías
son fuertes competidoras
en productos electrónicos,
informáticos y de telecomunicaciones,
y las rebajas
de aranceles para los productos
surcoreanos afectará
seriamente a las exportaciones
niponas y taiwanesas.
Está previsto que los grandes
beneficiados sean una
vez más los fabricantes
chinos, quienes aprovecharon
la situación de Taiwán
para firmar en junio del año
pasado un Acuerdo Marco
de Cooperación Económica
con la isla del estrecho de
Formosa.