"Cómo quieren que creamos al Ejército"
El joven Ahmed, de 16 años, lleva desde el jueves en la plaza Tahrir, sin volver a su casa, en un barrio popular del Cairo. Mientras cuenta mil y una batallitas con el gas lacrimógeno, orgulloso de sus hazañas, asegura odiar a los militares que gobiernan el país desde la caída de Hosni Mubarak, el febrero pasado. En la plaza diversas personas cuentan anécdotas parecidas. Jóvenes de clases populares advierten a otros más adinerados, “dejad que seamos los pobres ignorantes los que sacrifiquemos la vida ahora para que cuando hayamos ganado quedéis los que tenéis estudios para reconstruir el país de nuevo”.
Egipto se ha alzado con ira en contra del gobierno militar. Como sucedió en enero, la explosión popular estalló cuando menos se lo esperaba nadie. Todo empezó la mañana del pasado sábado cuando un grupo de policías intentara desalojar brutalmente los pocos cientos de manifestantes que aún quedaban la plaza tras la manifestación masiva contra el poder militar. En pocas horas el efecto solidario llenó la plaza y la rabia se dirigió rápidamente contra las fuerzas policiales, símbolo inequívoco de la represión del régimen Mubarak.
En estos ya 5 días de manifestaciones y enfrentamientos directos con las fuerzas policiales al menos 30 personas han perdido la vida y un millar largo han resultado heridas. Las cifras podrían ser mucho mayores ya que familiares de víctimas han denunciado ser forzadas a signar actas de defunción por causas naturales para poder llevarse los cuerpos. De esta forma sus muertes no se suman a las de otros manifestantes en el recuento oficial. Las manifestaciones contra los militares se han repetido en todo el país, desde Asuán a Alejandría pasando por Tanta, Suez o Marsa Matrouh. Muchas de ellas con fuertes enfrentamientos con la policía.
El uso de un nuevo modelo de gas, más agresivo que el usado anteriormente, ha levantado un fuerte debate en el país. Se podría tratar del tipo CR, considerado arma química en Estados Unidos y declarado ilegal por muchos países. Se lo considera altamente tóxico, probablemente cancerígeno y mortal en altas cantidades o aplicado en lugares sin ventilación. Según denuncian diversos médicos voluntarios, este gas ha provocado la muerte de diversos manifestantes. Otros han caído por la acción de unos francotiradores que la policía egipcia ha negado en otras ocasiones tener.
La presión popular ya ha hecho caer el gobierno de Essam Sharaf y la redacción de la largamente pedida ley de aislamiento político que pretende vetar de la vida política a los antiguos miembros del Partido Democrático Nacional de Mubarak. El Consejo Militar, además, aseguró que aceleraría el proceso de transmisión del poder y negó querer alargarse en el puesto. Pero las promesas de los militares caen en saco roto. “En febrero dijeron que se iban en 6 meses; 9 meses después dicen que se van dentro de 7. Como quieren que les creamos” asegura taxativa la joven Salma Darwish. Aunque la posibilidad de transferir el poder a un denominado Gobierno de Salvación Nacional no entusiasma a muchos, parece la única salida razonable a una crisis de orígenes populares que muchos ya dicen que parece seguir el mismo guión que produzco la caída de Mubarak en febrero.
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Marc Almodóvar es el realizador del documental 'Diario de la Plaza Tahrir'.