Camino del punto de no retorno
- Foto: Edu León.
En octubre de 2009, Currin anunció
en Donostia que la izquierda abertzale
(IA), la más cercana a los partidos
ilegalizados, llevaba más de un
año con un debate interno cuyas
conclusiones podrían tener “un
efecto profundo en la escena política
del País Vasco”. Apenas 15 días
después se presentaba la Declaración
de Alsasua. Hoy, tras varios
meses de debate y después de que
la IA presentara la que algunos consideran
la declaración definitiva de
su compromiso democrático, Currin
imparte conferencias y concede
entrevistas en las que avala las conclusiones
abertzales y trata de convencer
a los escépticos de que Zutik
Euskal Herria puede ser el principio
de la resolución del conflicto.
En su última ponencia en Madrid,
el mediador insistió en que es
la única vez en que la IA se ha comprometido
tanto con un proceso democrático
y destacó que estos compromisos
“son unilaterales e incondicionales,
aunque el proceso deba
ser compartido por todos”. Currin,
quien conoce de cerca otros casos,
asegura que la declaración de la IA
“es un proceso de transformación
del conflicto”, lo que supone “una
de las condiciones previas para que
pueda haber un proceso de paz exitoso
y estable”.
Liderazgo político
Según este “facilitador”, como se
autodefine para el caso vasco, quien
ha liderado el debate interno en la
IA no ha sido ETA, sino los líderes
políticos, que “intentan llevar hacia
ellos a la gran mayoría de los que
apoyan la violencia”. En este sentido,
Currin sostiene que no se hacen
condenas públicas de las acciones
violentas de ETA porque esto dividiría
a la IA y dificultaría atraer a los
sectores más partidarios de la violencia
hacia posiciones democráticas.
Por ello, pone especial énfasis
en la apuesta por la paz del texto
presentado: “Si se reflexiona profunda
y cuidadosamente esa declaración,
seguramente sólo puede significar
una cosa: que, de acuerdo
con los Principios Mitchell, no puede
haber negociaciones en un ambiente
dirigido por la violencia”.
Un alto el fuego permanente
Para favorecer este escenario, Currin
ve necesario un “alto el fuego
permanente verificable por una entidad
independiente” y, entre otras
medidas posibles por parte del
Estado, la liberación de los líderes
políticos de la izquierda abertzale
en prisión. “Las personas que aplican
las leyes a veces van más allá
de las propias leyes”, opina en relación
con la Ley de Partidos, que rechaza,
y los encarcelamientos de
Arnaldo Otegi y Rafael Díez Usabiaga,
entre otros. No en vano, la
ilegalización de Batasuna es, según
Currin, otro de los factores que han
hecho ineludible el debate: “Se han
dado cuenta de que la estrategia de
los últimos años los ha debilitado”.
Currin asegura que en Zutik
Euskal Herria la IA no está hablando
sólo a sus propias bases, también
está hablando sobre la Constitución
española, a todos los partidos políticos
vascos y sus bases. “Y espero
que lo estén escuchando”, dice el
mediador sudafricano, quien cree
que la IA ha de buscar la confianza
de la sociedad y de las instituciones
para normalizar su situación. Por
eso, cuando le preguntan por el pesimismo
del resto de partidos y gobiernos
ante el texto abertzale, recuerda
la reacción del presidente
del Partido Socialista de Euskadi,
Jesús Eguiguren, que dijo en una
entrevista que el debate de la IA “va
en serio” y que “cree” en su apuesta
por el fin de la violencia.
Al Gobierno español, de cuyos
movimientos dice saber poco, le
pide una respuesta positiva a la declaración
abertzale: “Puedo entender
el cinismo y la falta de confianza
en los corazones y mentes del
Gobierno español, pero necesitan
superarlo si quieren que haya un
proceso de paz exitoso y sostenible”.
Sobre el futuro prefiere ser
cauto, aunque afirma que en los
próximos meses se producirán
“nuevos avances que garantizarán
la irreversibilidad del proceso”.
Lecciones sudafricanas
En 2008 la izquierda
abertzale encargó a
Brian Currin un informe
sobre el Frente Democrático
Unido. El UDF
(por sus siglas en
inglés) fue creado por el
Congreso Nacional Africano
(ANC), prohibido
en Sudáfrica en los ‘80,
como una plataforma
política para que los
opositores al apartheid,
independientemente de
sus posiciones políticas,
pudieran operar legalmente
en Sudáfrica. “El
ANC en el exilio entendía
que era necesaria
una estrategia política
para los que estaban
dentro del país”, dijo
Currin en su conferencia
de Donostia. De esta
forma, el ANC se adaptaba
a la heterogeneidad
ideológica del UDF
y al ANC “nunca se le
pidió que condenara la
violencia”. Según
Currin, su informe “provocó
el nacimiento de
un proceso interno en la
izquierda abertzale”.
¿Un futuro irlandés?
Brian Currin es miembro
de la Comisión de
Revisión de Sentencias
en Irlanda del Norte,
encargada de supervisar
y regular la liberación
de presos republicanos
y unionistas
creada después de la
firma de los Acuerdos
de Belfast (o de Viernes
Santo) de 1998. En
relación con las similitudes
entre el conflicto
vasco y el caso irlandés,
Currin aseguró en
una entrevista posterior
a su última conferencia
en Madrid que durante
el proceso de paz en
Irlanda del Norte, el
Sinn Fein “se llevó a la
mayoría de los disidentes
con ellos y eventualmente
dejaron atrás
a los elementos duros”.
En este sentido, considera
que la IA “no
podrá esperar indefinidamente
[un pronunciamiento
de ETA a
favor de la paz] si se
quiere una solución
política”.
15 AÑOS COMO
MEDIADOR
_ El trabajo de Brian Currin (Sudáfrica, 1950) como mediador comenzó en 1994, cuando Nelson Mandela le nombró presidente de la comisión encargada de la auditoría de prisiones tras el apartheid. Después formó parte de la Comisión de la Verdad de Sudáfrica. Desde entonces, este abogado de profesión y activista en defensa de los DD HH, ha mediado en conflictos en Sri Lanka, Ruanda, Oriente Próximo e Irlanda del Norte. Llegó a Euskadi en 2008 a petición de la IA ilegalizada.