Etiopía, ¿el león africano?
Etiopía, país conocido mundialmente por las hambrunas del pasado reciente, ha estado creciendo durante la pasada década a un ritmo medio del 10%. Aunque es evidente que el país está cambiando, parece que el principal interés del Gobierno, asesorado por el Banco Mundial y aplaudido por gobiernos occidentales, reside en abrirse al capital extranjero y no tanto en mejorar las condiciones de toda la población.
El Gobierno deja sin tierra a la población local, regalándosela a grandes multinacionales para que la usen para la exportación
Mientras se construyen las dos presas más grandes de África y la capital, Addis Abeba, se llena de nuevos edificios y de inversiones en infraestructuras, el Gobierno deja sin tierra a la población local, regalándosela a grandes multinacionales para que la usen para la exportación; condena al exilio o a prisión a los periodistas críticos y acumula denuncias por violación de derechos humanos contra la población.
Desde la parte elevada de Taitu Street, con el hotel Sheraton Addis en primer plano, una avenida de palmeras dirige la mirada hacia el nuevo skyline de Addis Abeba, hogar de cuatro millones de personas. Desde aquí, la ciudad parece una urbe cosmopolita, con anchas avenidas, edificios elevados y muchas construcciones en marcha.
Pero las imágenes de pobreza están igualmente presentes. A pesar del crecimiento que ha experimentado el país, Etiopía está todavía en el puesto 173 –sobre 187– en el ránking de desarrollo humano que publica la ONU. Algo que es perfectamente visible paseándose por Addis Abeba, donde abundan los barrios de chabolas construidos con chapas y donde los efectos de la polio o la lepra son visibles en muchos de sus habitantes.
Tal y como el gobierno etíope informa a través de la Ethiopian Investment Commission, el país es un buen lugar para invertir ya que el salario medio de los trabajadores de las fábricas de cuero es de 35 dólares al mes, un gran aliciente para las corporaciones que ven en Etiopía una gran oportunidad de maximizar beneficios.
Así lo ha hecho la multinacional sueca H&M que, a pesar de no tener ninguna tienda abierta ya cuenta con tres proveedores en el país: Almeda Textil (en Adwa), GG Super Garment Factory (en Addis Abeba) y MAA Garment and Textiles (en Mekele), este último propiedad de Kebire Enterprise plc, una de las empresas del grupo Midroc.
A unos 45 kilómetros al sur de Addis Abeba, en una zona rodeada de lagos de cráteres, se encuentra Bishoftu, también conocida como Debre Zyet, base de las fuerzas aéreas de Etiopía y otra zona fértil donde se desarrolla una importante actividad agricola y, últimamente, también industrial.
Nada más entrar a la ciudad desde Addis Abeba, la carretera se llena de multitud de puestos de flores llevados por pequeños agricultores que ofrecen sus productos a cualquier comprador interesado. Una imagen un tanto atípica y muy colorida que nos da una idea del potencial agrícola de la zona.
Los terrenos que hay alrededor de los lagos también están repletos de una variada flora que no sólo sirve de atracción para los turistas que pueden alojarse en sus resorts sino para empresas que ven en sus ricas tierras una oportunidad ideal para el cultivo de exportación.
En Bishoftu también se ha creado la Eastern Industry Zone, una zona de actividad industrial creada con capital proveniente de China y que, tal como ellos mismos dicen, pretende actuar como puente para las empresas chinas que entran en el mercado de África.
Actualmente hay varias empresas en funcionamiento que se dedican a la producción de acero, calzado, téxtiles, material de construcción o automóviles… Empresas como Huajian fabrican zapatos que luego exportan para marcas como Guess o Tommy Hilfiger.
Si seguimos hacia el sur, llegamos a la ciudad de Awasasa, a unos 275 km de Addis Abeba, en pleno valle del Rift, y emplazada junto al lago del mismo nombre. Awassa es una ciudad muy rica en recursos, no sólo por el lago sino por las fértiles tierras que la rodean. Empresas como Jittu Horticulture están cultivando vegetales para su exportación al mercado saudí.
Mientras las grandes plantaciones generan suculentos dividendos a sus propietarios, los habitantes de Awassa, y de Etiopía en general, no obtienen casi beneficios
La precariedad de los puestos que se ven en el mercado local contrasta con los modernos invernaderos de las afueras de la ciudad. La riqueza no parece llegar a todos por igual y mientras las grandes plantaciones generan suculentos dividendos a sus propietarios, los habitantes de Awassa, y de Etiopía en general, no obtienen casi beneficios por esta actividad ya que los alquileres y compensaciones por el uso de estas tierras son mínimos.
Etiopía siempre ha conservado el orgullo de ser el único país no colonizado de África. Ahora está siendo invadida por las empresas transnacionales que ven en ella una oportunidad para reducir sus costes y aumentar sus beneficios gracias a la mano de obra barata, la riqueza de sus tierras y una política que favorece sus intereses.
Varios medios se han referido ya a Etiopía como 'El León Africano', pero queda una pregunta por responder: ¿la venta de sus recursos naturales a bajo precio a corporaciones y países extranjeros a costa de sus ciudadanos es una forma sostenible de crecimiento pensada en el bienestar de la población o responde únicamente a la lógica del capital?