No diga ‘frente de izquierdas’, diga ‘generosidad’
El 15M tuvo sus palabras: ‘personas’, ‘respeto’, ‘inclusivo’, pero también ‘ver-güen-za’ gritada durante un desahucio. Hay una palabra muy pronunciada en este verano post y preelectoral: generosidad. Algo que alude no tanto a una cultura del consenso asambleario como a una cultura de pacto que cede allí donde en otras circunstancias habría puesto una línea roja. La pronuncian a sus respectivas audiencias dirigentes de partidos políticos y candidaturas municipalistas ciudadanas de las que ya crecen como setas en Barcelona y la periferia de Madrid y se piensan en Coruña, Zaragoza o Málaga. Y en este campo de fuerzas, el peso o no de las siglas, de las marcas y de los códigos es uno de los indicadores de la generosidad.
Por ejemplo, un dirigente del PCA, los comunistas asturianos, demandaba “generosidad” a la dirigencia local de IU que los mantiene marginados. En el mismo reportaje de Asturias24, el coordinador general de la coalición en el Principado, Miguel González Orviz, definía un posible acuerdo para las municipales y autonómicas como algo similar a una “plataforma” cuyo objetivo pasaría por “tomar el poder y sin limitaciones”. Eso sí, “respetando las siglas y los colectivos”: ésta sería la idea del Frente Común de izquierdas. Le contestaba Daniel Ripa (Podemos), formación que no en vano adelantó a IU en las europeas en Asturias: “La cuestión no es hacer una sopa de letras, o hacer una suma de micropapillas. El movimiento debe ir mucho más allá de los partidos, que hoy por hoy son cascarones vacíos porque no hay participación de la gente en ellos”.
De la Entesa a la Crida
La referencia a los cómicos británicos Monty Python y su Frente Popular de Judea es obligada, pero los problemas en torno a las siglas van más allá de la incomodidad –o la complicidad jocosa– que este sketch de 'La Vida de Brian' crea entre quienes lo mencionan. En la ciudad barcelonesa de Sabadell hay al menos tres organizaciones que están haciendo llamadas a la confluencia, una circunstancia que podría parecer ridícula si no se atiende a la rica tradición municipalista y asociativa de la localidad vallesana, y al hecho de que Manel Bustos, que fuera su alcalde durante 14 años hasta su dimisión en 2013, haya sido uno de los factores en el proceso todavía en marcha de descomposición del PSC.
En 1999 arrancó la experiencia de la Entesa, una candidatura ciudadana que se apoyaba tanto en las hoy famosas CUP y en ciudadanos independientes procedentes de los movimientos sociales, como en la trayectoria de gobierno del PSUC primero y más tarde de ICV-EUiA. La candidatura de hecho surgió tras la marcha del que había sido alcalde por cinco legislaturas consecutivas desde 1979, el comunista Antoni Farrés Sabater, y se quedó a apenas cien votos de conseguir la mayoría. El paso de un concejal tránsfuga de ICV al grupo del PSC desempataría en favor de Bustos y heriría de gravedad a esta forma de confluencia que hoy mantiene dos concejales.
En conversación telefónica con Diagonal, el concejal de la Entesa Maties Serracant prefiere no volver la vista sobre los problemas fundacionales de la candidatura, una más del archipiélago municipalista formado por las Candidaturas Alternativas del Vallès (CAV) en localidades como Rubí, Barberà o Badía. Para lo sucesivo, este representante procedente del ecologismo social rescata el hecho de que Entesa se saltara “las estructuras de los partidos, en el 99 esto era muy novedoso”, y el papel representado por el primer liderazgo de la Entesa para que los partidos no impusieran sus cuotas en la lista. No obstante, reconoce que la derrota marcó el camino hacia la desintegración de la Entesa original, de la que se fueron desgajando los partidos: el último, las CUP, que presentaron su propia candidatura en 2011.
Hoy, la Entesa forma parte de la Crida, una asamblea de discusión abierta para las municipales junto con las CUP y el Moviment Popular de Sabadell (MPS), que aglutina a cinco colectivos sociales. ¿Los otros dos llamamientos a la confluencia? El del Procès Constituent de Teresa Forcades y un manifiesto por la unidad de la izquierda movido desde el entorno de ICV-EUiA. Podemos, actor surgido como sexta fuerza política tras el 25M con un 7% de los votos, podría desbloquear este impasse en el que la línea roja para Entesa sigue siendo la confluencia con ICV-EUiA, formación con cuatro alcaldes que podrían ser imputados en la misma trama de corrupción que el exalcalde Bustos. “Pero no queremos que se vea como algo infantil de egos. La gente nos pide generosidad, apertura y relevo. En la asamblea de la Crida llevaremos nuestra postura, pero es la asamblea la que decide”, señala Serracant.
La cuestión de las siglas no parece un problema en Aupa Alcorcón, una experiencia surgida de los debates que atravesaron al movimiento 15M tras las masivas protestas sociales de 2012. “Llega un momento en que protestar en las calles únicamente no te lleva a ningún sitio”, cuenta Beatriz Iglesias, una vecina desempleada de 43 años que participa desde el principio en esta plataforma ciudadana nacida a su pesar como partido político por lo caro y trabajoso del proceso de creación de una agrupación de electores, la opción que preferían. Como en Alcorcón, otras iniciativas con idéntico ADN quincemayista han surgido en la periferia sur de Madrid: es el caso de Móstoles y Leganés. “Hemos hablado con Equo, con Podemos, nos reunimos en el local del PCE de Alcorcón y ninguno quiere protagonismo con las siglas”, señala Iglesias. “Lo que no tiene sentido es ir cada cual por su cuenta. Lo mismo ponemos unas siglas que nos sirvan a todos, eso de Ganar Alcorcón sería muy bueno también”, concluye. Y apunta algunos de los problemas más o menos específicos de esta localidad gobernada por el PP: el goteo de despidos de empleados municipales en servicios como parques y jardines, y la represión contra colectivos sociales: el Consistorio sigue siendo reacio a regularizar una actividad como el mundialito antirracista autogestionado y llegó a impedir el uso de un centro cultural para la presentación de Aupa.