19-J: Las ganas de cambio dan paso a una sensación amarga
- // Ronny Stansert
Más de un millón y medio de gallegos
votaron en las elecciones autonómicas
más reñidas de los últimos años.
Con una participación del 68’1%, casi
4 puntos más que en el 2001. El
resultado está en el aire y nuevamente
todo parece depender de la decisión
del voto de la diáspora, que históricamente
siempre ha beneficiado al
PP, y que puede ser la llave hacia una
quinta mayoría absoluta de Manuel
Fraga. Galiza vivía con una expectación
e ilusión unos comicios que por
los resultados no se han visto correspondidas.
La ilusión de primeras horas de la
mañana se transformó en decepción e
incredulidad frente a unos resultados
inesperados y desesperanzadores.
Galiza quería el cambio que necesitaba,
o eso indicaban todos los sondeos
y la sensación que palpitaba entre la
ciudadanía gallega. En este momento
el PP ha perdido la mayoría absoluta y
sin los resultados del voto exterior
habrá un gobierno de progreso y
nacionalista encabezado por el socialista
Emilio Pérez Touriño, todo dependerá
de ese diputado que está en el
aire. Aún así el tono agridulce de unos
comicios históricos es muy marcado
(existe una especie de sensación de
‘tongo’) y el deseo de apear al octogenario
Manuel Fraga de la Xunta se
mezcla con el mal sabor de que sea
de esta manera, por los pelos.
El “voto útil” que ha catapultado al
PSdG ha castigado al BNG que por
primera vez retrocede en votos. La
falta de participación juvenil se
demuestra como una de las causas
del descenso de la opción nacionalista,
que pasa de 17 a 13 diputados.