Cuando la revolución te pilla en la selva
“La revolución nos pilló de resacón”, me recuerda un amigo que decían los Lehendakaris Muertos. A mí me pilló en un estado similar y en la selva, en el bosque tropical selvático del norte de Ecuador. Andaba visitando una comunidad afroecuatoriana a orillas del río Cayapas. Sin agua, sin mucha luz y sin internet. Cuando me conecté al salir, después de una semana, la revolución había comenzado in Spain. ¿Cómo? ¿En la Plaza del Sol?
Fase 1. Incredulidad. Profunda emoción ante las masas ocupando las plazas.
Fase 2. Desesperación. La #spanishrevolution se está dando exactamente a 500 metros de donde vivo. ¡Tengo que estar ahí! Veamos, ahora me encuentro a… casi 10.000 kilómetros!!! Repaso el itinerario que tendría que desandar: unas cuantas horas en canoa, tres autobuses, coche y dos aviones. Ay.
Fase 3. Inmersión. Esta revolución se fraguó en la red y a ella vuelve. La fortuna pone un ordenador a mi disposición y a él me enchufo 24 Hour Revolution People. Las redes son un hervidero y, a pesar de la conexión pésima, llego a Sol, a la Barcelona libertaria, a Tenerife, Berlín, Londres…Vivo el minuto a minuto con intensidad. La gente tuitea, escribe, escribe, tuitea, fotea y enloquece al teclado. En ningún otro momento se podría haber participado en la distancia de un proceso así.
Fase 4. Desesperación II. Después de dos días vampirizando la internete, con un par de dioptrías más y viendo la vida en ’streaming’, empiezas a echar de menos la calle. Hay que tomar la plaza…sí, pero ¿cuál? Quito. ¡Vámonos! Seguro que otras personas están deseándolo. Dicho y hecho. Arrastro a mi sufrido compañero a seis horas de buseta para llegar a la capital de esta tierra en la mitad del mundo. Después de la paliza, la buseta empieza a echar humo y llegamos tarde a la concentración del viernes ante la embajada española. #nowaycamp.
Fase 5. Un poco de acción. Por fin, el día de reflexión en España conseguimos compartir algo del #nonosvamos con unas 60 personas (de carne y hueso), Diagonal Ecuador en pleno y alguna otra amiga (¡) frente a la puerta de la embajada, nuestra plaza improvisada. Gritamos, cantamos y nos asambleamos para complementar las propuestas de cambio que llegan de España. Salen cuestiones más que interesantes. Ciudadanía universal en un país de migrantes, reparto del trabajo remunerado y no remunerado, la economía del buen vivir…y otras muchas propuestas. Imagino esa asamblea multiplicada en un número creciente de plazas, concentrada en el kilómetro 0. ¿En qué punto estará el proceso cuando regrese en dos semanas? Ahora, en este momento, parece que hoy empieza todo.