La danza contemporánea: un momento de encrucijada
En las últimas décadas se han desarrollado en el país varias generaciones de intérpretes y creadores coreográficos que, una vez cerrado el boom de los años ‘80 sin haber conseguido una estabilidad mínima, han optado en muchos casos por situarse dentro de un contexto más internacional. Los artistas de la danza en España han emigrado para crear allí donde hay estructuras emplazadas para apoyarles. Gozan de buenas relaciones internacionales, hay colaboración creativa, a veces incluso mejor que la que tienen con otros artistas dentro del país, por la falta de estructuras que faciliten estas colaboraciones.
Artistas españoles viajan a Alemania, Francia, Holanda y Bélgica, donde existe otro concepto del posible valor de la creación. En el Reino Unido la cesión de espacios para residencias ya tiene una trayectoria apoyada por los conceptos de community dance o danza en la comunidad. Casi todos los centros coreográficos participan en varias redes que facilitan el trabajo con su entorno y dentro de un contexto internacional.
La diversidad y la agilidad son fundamentales para un buen funcionamiento en red para estar a la altura del desarrollo de los artistas participantes, apoyarles, aprovechar oportunidades y facilitar al máximo el intercambio fluido de información y recursos.
Los proyectos de autogestión, las redes y las colaboraciones interdisciplinarias constituyen avances importantes pero cojas en cuanto a estabilidad económica. Están también las salas alternativas y sus redes de colaboración, que merecen una atención especial. Estos espacios, de titulación privada, aforo reducido, gestionados por equipos comprometidos y dispuestos a arriesgarse por los creadores y su diálogo con el público, realizan una importantísima labor de base, afrontándose siempre con el reto de equilibrar lo artístico y lo empresarial. Son la plataforma desde donde despegan artistas que, como se ha demostrado, componen luego las nuevas generaciones de coreógrafos, creadores e intérpretes, muchos de los cuales marcan un antes y un después en la escena contemporánea española y europea.
Falta por potenciar la relación con el público no-especializado para que la danza tenga la visibilidad de otras artes dentro de la vida cotidiana y se convierta en algo familiar y cercano con puntos de conexión en diversos niveles. Este aspecto de comunicación está aún sin desarrollar en España y supone otra oportunidad para las empresas y fundaciones privadas.
Investigaciones transfronterizas
Hay que destacar la gran apertura que la danza tiene hacia otras artes, manifestada en las creaciones contemporáneas coreográficas de la últimas décadas, cada vez más transfronterizas.
Los instrumentos de apoyo institucional a la creación suelen centrarse en la producción y programación de espectáculos. Este concepto de arte como producto de mercado deja de lado el arte como proceso o como vía de investigación y desarrollo cuya influencia va mucho más allá de lo escénico (en este caso).
La I+D es una fase fundamental en cualquier campo y no se puede prescindir de ella en la creación coreográfica. Es importante no sólo porque enriquece un trabajo final o a los creadores, sino también porque contribuye a la creación de un cuerpo de conocimientos y pensamiento que puede repercutir en diversos sectores de la sociedad. Supone una aportación importante a la vez que combate el aislamiento que la danza todavía vive en su relación con el público en general. Existen muchas oportunidades de diálogo con el entorno que están todavía sin explorar.
Ante la necesidad de espacios para los creadores que posibiliten su trabajo además de su exhibición y que animen la permeabilidad entre disciplinas y públicos, sería importante facilitar la comunicación entre la creación coreográfica con otras disciplinas y las tecnologías. A veces los proyectos crecen simplemente por la posibilidad de compartir ideas con personas afines con capacidad de ofrecer lo que tienen.
* Laura Kumin bailó con diversas compañías de danza contemporánea y danza española en EE UU antes de llegar a España. En 1987 fundó con Margaret Jova el Certamen Coreográfico de Madrid. De 1989 a 1995 fue asesora de danza de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid. Fue la responsable de las actividades de danza de Madrid Capital Europea de la Cultura 1992 y ha sido miembro de la junta directiva de la Asociación de Profesionales de la Danza de Madrid. Desde 1997 es asesora de danza y música del Teatro Pradillo, donde ha realizado cuatro producciones de su cena escénica A Pedir de Boca, además del proyecto coreográfico Caldo de Cultivo (2003) y Mapamundi: Un recorrido por el paisaje interior del coreógrafo (2004).