El imprevisible legado de ‘Garganta Profunda’
FENTON BAILEY Y RANDY BARBATO (2005)
La excusa es contar la
historia -entrañable y
patética, trágica y contradictoria-
de Garganta profunda,
mítica película porno
cuyo estreno en salas comerciales
en 1972 causó un gran
escándalo y generó raudales
de dinero (de hecho, es la película
más rentable de la historia).
La intención va más
allá: hablar del ‘combate’ que
se generó en los años 60-70
en torno a la moral sexual en
los EE UU, y que Garganta
profunda contribuyó a desencadenar.
La virtud de Garganta profunda
fue que ayudó a abrir
un debate sobre sexualidad:
la surrealista historia sobre
una chica que tiene el clítoris
en la garganta hizo que muchos
descubrieran la existencia
de semejante órgano, y sacó
al porno del armario: hubo
largas colas de espectadores
agolpándose para verla, una
vez que la película se convirtió
en algo ‘chic’ que hasta la
gente elegante y de bien tenía
curiosidad por ver. Pero la reacción
de las autoridades -estamos
en los tiempos de
Nixon- no se hizo esperar:
pronto hubo redadas en los cines
en los que se proyectaba
la película y se prohibió en varios
estados (lo que incrementó,
por supuesto, el deseo de
verla). La derecha norteamericana
utilizó esta inocente
película porno como caballo
de batalla para su lucha contra
la ‘perversión’ y la ‘obscenidad’,
y excusa para sumar
puntos en las elecciones y de
paso recortar las libertades civiles
(con unas Leyes de obscenidad
que, por cierto, todavía
hoy siguen vigentes).
Aunque se le puede reprochar
alguna cosa (como el trazo
grueso con el que pinta a
veces el conflicto, como un
combate entre dos ‘bandos’),
nos encontramos ante un documental
apasionante y que
se sigue en vilo, lleno de ironía
y con una clara vocación
política. Un film que sugiere
que la represión y la censura
que se desencadenó contra la
pornografía hizo que ésta pasase
de ser algo ingenuo y divertido,
más relacionado con
la curiosidad, a algo prohibido
y por tanto codiciado que
generaría una industria del
sexo en serie.