¿Es viable el uso del copyleft?
- Ilustración: Rafael Iglesias.
Para sondear la opinión
dentro de la escena
musical sobre
la cultura libre, lanzamos
una serie de preguntas
a grupos que se mueven
en diferentes niveles, tanto
dentro de la industria discográfica
como al margen de
ella; algunos usan licencias
libres, otros no. Ahí van las
respuestas de los que recogieron
el guante.
JAVI (LA VACA GÜANO)
1. Como autores de canciones,
letras y músicas varias
lo vemos como una gran
apertura a la difusión, a que
mucha más gente conozca
nuestra obra. La tendencia
actual es más a la saturación
por abundancia de contenidos,
pero también se generan
circuitos receptivos a
nuestro contenido en los
que nos es más fácil movernos.
Evidentemente, nuestro
público está muy bien
sectorizado y, al final, quien
te busca, te encuentra.
2. No conozco entidad de
gestión de derechos de autor
que haya demostrado un
buen funcionamiento. Tienden
a ser controladas por
lobbies relacionados con la
‘industria tradicional’ compuestos
por editoriales, sellos,
distribuidoras y demás,
interesados en monopolizar
la gestión económica que
suscitan estos (sobrevalorados)
derechos de autor. La
valoración es más que negativa.
Si no tienes editorial,
olvídate de cobrar.
3. Hemos utilizado licencias
Creative Commons y nos
han ido muy bien. Es cierto
que no nos ha interesado
generar ganancias en concepto
de derechos de autor,
pero si hubiéramos querido
se puede perfectamente.
Son textos legales que te
responsabilizan como tu
propio gestor, con lo que invirtiendo
un mínimo de recursos
y esfuerzo puedes
hacer un negocio más o menos
sostenible.
4. La existencia del canon
digital y la prohibición de
las redes P2P son de por sí
incompatibles. El problema
radica en quién gestiona ese
canon y cómo se reparte. Es
entonces cuando descubres
que esas caras campañas
propagandísticas sobre la
’piratería’ se están pagando
con este canon, y no son
precisamente baratas para
el paupérrimo mensaje que
arrojan, más bien intencionadamente
confuso. Son
mecanismos de poder enterrados
bajo una generosa
capa de demagogia.
ANTONIO (DESECHOS)
1. No creo que nos afecte
mucho, ya que siempre hemos
sido un grupo muy ‘copiable’,
no sólo ahora sino
también durante el reinado
de las cintas de cromo.
2. Mucho no lo hemos valorado.
Yo, por mi parte, el lunes
voy a la SGAE a cobrar
mis 12,70 euros, así que no
es un problema que me turbe
mayormente.
3. No. Pero me preocupan
mucho más las licencias de
los laboratorios.
4. Es un manotazo de ahogado
de la SGAE para seguir
viviendo de los demás. Por
otro lado, está bastante peleada
con la realidad legal,
porque puedo comprarme
un CD para guardar las fotos
de la primera comunión
de mis hijos y no para copiar
música, por lo que el canon
sería ridículo en ese caso.
JUANKAR (BOIKOT)
1. Positivamente. Las nuevas
maneras de trasmitir o
comunicarnos siempre son
positivas.
2. Creo que deberían ser menos
funcionarios, bajar al barro
y ver cuáles son nuestras
necesidades y colaborar para
difundir todo tipo de música
y de grupos, pues a veces
da la impresión de que
sólo buscan satisfacer sus
gustos personales, de que su
única preocupación es incrementar
beneficios año tras
año. Ahí están, apalancados
en su ’ministerio’.
3. Sí, lo conozco, e incluso
tengo compañeros que trabajan
de esa manera. Hay
muchos grupos que creen
que es obligatorio pertenecer
a la SGAE para editar
sus trabajos, pero cada uno
es libre de elegir cómo quiere
mostrar sus trabajos.
Claro que son viables ambos
tipos de licencia, y también
pienso que ’otra SGAE es
posible’ y que no deberíamos
de arrancar el ordenador
bajo el sistema operativo
de Bill Gates.
4. Pues eso... recaudar y engrosar
las arcas de ese ’ente’
llamado SGAE y que muchos
de sus socios desconocen
cómo funciona. Su mecanismo
es tan complicado
que interesa que los socios,
cuanto menos sepan y menos
informados, mejor. En
cuanto al intercambio de archivos...
De pequeños nos
juntábamos en los parques
los colegas con los radiocasetes
de doble pletina y entre
peta y peta intercambiábamos
los últimos discos de
Ramoncín (jejeje, qué cosas...)
por los últimos de los
Maiden o de Leño, o nos hacíamos
copias de la Banda
Trapera del Río, de la cual
era la hostia hacerse con un
original, ¡ya que en el Rastro
los precios eran exorbitantes!
¡Qué tiempos aquellos,
en los que aún se podía tomar
un litrillo en el parque
escuchando música! Ahora,
a golpe de teclado, engordando
las cuentas de las
operadoras de telefonía.
RUSO (LA KERMÉS)
1. Desde el punto de vista de
la distribución y la posibilidad
de dar a conocer tu trabajo,
significa un avance
reseñable. Las nuevas tecnologías
están posibilitando un
mayor acceso de la gente a
los bienes culturales y eso es
siempre saludable. El problema
es el de la financiación
de los procesos de producción,
así como la renta de los
trabajadores culturales, que
se las ven canutas para llegar
a fin de mes, grabar un disco,
filmar un corto, etc.
2. En su momento fueron
una conquista porque ayudaron
al trabajador cultural
a tener el control de su trabajo,
impidiendo que sellos
o editoriales explotaran sus
obras sin su consentimiento.
Sin embargo, su evolución
las ha convertido en instancias
parasitarias e hiperburocratizadas,
alejadas de
la realidad del 90% de sus
socios y de los problemas
reales que tiene el desarrollo
cultural de un país.
3. Las licencias Creative
Commons son jurídicamente
viables, de eso no hay duda.
El problema es político,
no de viabilidad técnica. El
movimiento no está logrando
darse a conocer y socializar
sus contenidos y su
sentido entre los artistas,
que lo equiparan generalmente
con el pirateo y lo
consideran negativo para
sus intereses. Hay un problema
fundamental que es
muy preocupante: son más
los que escriben o hacen
proselitismo sobre este tipo
de licencias, que aquellos
que las utilizan para licenciar
obras. Hay un exceso de
discurso sobre el tema y
muy pocas obras con ese tipo
de licencias.
4. Se trata de intentos de capitalización
del acceso a la
cultura y, por lo tanto, son
extremadamente negativos.
Frente a la creatividad social,
que logra acceder al uso de
determinados bienes sin la
mediación del mercado, se
trata de reconstruir la lógica
propietaria característica de
la economía política, que funciona
en base a un proceso
continuo de producción de
escasez. Al problema material
que tiene el capital con el
conocimiento o la información,
que no funcionan en
términos de escasez, solamente
le pueden dar respuestas
jurídicas, de reconstrucción
artificial de las lógicas
mercantiles en torno a prácticas
y bienes difícilmente gobernables
en esos términos
en nuestros días. ¿Cómo van
a convencer a la sociedad de
que compartir la cultura es
malo? Tienen un problema
gordo y tratan de parchearlo
jurídicamente, pero la creatividad
de la gente va más rápido
que ellos.
MINSA (BKC)
1. Tiene más aspectos positivos
que negativos, es mucho
más interesante llegar a
cuanta más gente mejor. Pero
en el caso de que quisiéramos
vivir de la música, necesitaríamos
otro sistema.
¿Por qué cuando un fontanero
te cambia una tuerca le
pagas 60 euros sin pestañear,
pero luego nos cuesta
tanto pagar por trabajos creativos,
como los musicales?
Con iniciativas como el
copyleft la consecuencia es
que los grupos de la escena
alternativa ya no ven ni ese
mínimo porcentaje, por lo
que pensar en sacar algún
beneficio económico de la
música se torna en algo utópico.
Además, me pregunto
por qué a alguna gente le parece
mal que los grupos que
transmiten mensajes comprometidos
sean tratados
como profesionales y remunerados
por su trabajo...
2. Los de la SGAE son unos
cuatreros y, además de lucrarse,
benefician siempre a
los grupos consumidos por
las masas, y no a los minoritarios,
de los que poco pueden
lucrarse. Por eso, para
nosotras los derechos de autor
son algo sin importancia,
un mero trámite que siempre
nos han impuesto para sacar
las canciones al mercado.
3. Conocemos el copyleft
poquito, pero es algo que
sentimos que ‘practicamos’
antes de saber que existía.
Tanto con BKC, Desechos
o Fragile, tenemos nuestras
canciones para descargar
gratuitamente en internet.
En cambio, si el copyleft
implica que las canciones
que componemos puedan
utilizarse para cualquier
fin, por quien quiera, cuando
quiera y como quiera,
sin nuestro conocimiento,
no estamos de acuerdo. No
por la pasta, a la cual hemos
renunciado de antemano,
sino porque nos gustaría
estar informadas de
quién usa nuestras canciones
y para qué. No es lo
mismo que utilice una canción
tuya un colectivo para
poner música al vídeo de la
última mani por la vivienda,
a que la use la campaña
on-line de las becas
’Glamour’ de Cosmopolitan.
Nos gustaría creer que será
una alternativa viable: que
la gente tenga libre acceso
a la cultura es una necesidad,
algo que se pide a gritos
desde que comprábamos
casetes grabados en la
puerta del súper. Pero un
músico, para vivir de su trabajo,
tendría que hacer
cientos de conciertos por
año y hoy en día no se promociona
nada la música.
4. Es una medida más para
hacer de la cultura un artículo
de lujo, algo dirigido y poco
accesible. La cultura es un
arma muy poderosa.
CANTECA DE MACAO
1. Nuestra experiencia como
grupo ha sido muy positiva
en relación a las posibilidades
de copia y descarga. La
libre difusión es, además de
una filosofía, un sistema de
promoción muy efectivo.
2. Creemos que deben existir
entidades gestoras, pero
desde otra posición. Una entidad
de gestión que hiciera
diferencias entre lo comercial
y lo no comercial, que
prescindiera del canon y que
atienda a la voluntad de los
autores y respete lo que los
creadores quieren hacer con
su obra. El monopolio de la
SGAE como única gestora
les ha permitido tener un
modo aberrante de funcionamiento
que en muchos casos
no refleja lo que los autores
queremos.
3. Son licencias posibles y legales
pero su ejecución tiene
aún mucho camino por
recorrer. La ausencia de una
alternativa real a la SGAE es
uno de los mayores conflictos
que se presentan a la hora
de optar por las licencias
de Creative Commons.
4. Son dos de las características
que ilustran la política
imperante en la SGAE.
Prohibir el derecho a compartir
tu música y a la copia
privada o abolir la presunción
de inocencia de los
usuarios en el caso del canon
son medidas que desde
Canteca no compartimos y
de las cuales podría cuestionarse
la legalidad.
MANOLO MARTÍNEZ(ASTRUD)
1. La sensación que me da
como grupo es positiva, tampoco
se nota mucho.
Tenemos un sello discográfico
pequeño y ahí se nota
que vendemos menos discos.
Nunca hemos vivido demasiado
de esto y ahora ocurre
que la gente viene a
nuestros conciertos, o sea
que una cosa por la otra.
2. Tengo un sensación un
poco miserable, si lo pienso
fríamente. No me parece
que el derecho de autor sea
un derecho genuino como el
de la vivienda o el de una
renta básica. Pero la verdad
es que es un complemento
que me viene muy bien para
llegar a fin de mes. Reconozco
que aún no me he
atrevido a hacer un disco en
copyleft, un paso que tendré
que dar en algún momento.
Es un tema ambivalente porque
esta gente me paga una
pasta que me viene bien, pero
reconozco que me llevo
una plusvalía que no me corresponde.
3. Claro que es viable, el problema
es que,como no hay
un subsidio para el músico y
estamos en una sociedad en
la que cada cual piensa en lo
suyo, todo es un desastre.
Ese dinero nos viene bien para
poder dedicarnos a la música
y en este momento nos
costaría dejar de ingresarlo,
pero evidentemente el futuro
está en la licencia Creative
Commons o algo parecido.
Tengo el problema personal
(por decirlo de algún modo)
de que tengo que ajustar lo
que pienso con lo que hago
porque ahora mismo no está
ajustado.
4. Como intentos desesperados
para seguir con este sistema
que no funcionarán. Lo
bueno de esas cosas es que
pasan porque tienen que pasar.
Las redes P2P son imparables
porque, aunque pase
como con Napster, siempre
habrá otra y luego otra que
serán más complicadas de
anular. No creo que corran
ningún tipo de peligro.
ROBERTO(GRANDE-MARLASKA)
1. De un modo muy positivo.
Hoy día es mucho más
fácil llegar al mayor número
de gente posible. No es
nuestro caso, pero si la intención
de un grupo es vivir
de la música, lo que quiere
es llegar al mayor número
de gente posible. Internet
facilita eso. No creo que nadie
piense que, a estas alturas,
se puede vivir de la
venta de discos. Los artistas
donde ganan dinero realmente
es en los conciertos.
Mejor dar uno con 500
personas que se hayan bajado
tu disco que otro con
50 personas que se lo hayan
comprado, ¿no?
2. El papel de algunas entidades
de gestión tiene más que
ver con el modus operandi de
un lobby que con lo que, en
nuestra opinión, debería ser
una entidad de gestión de derechos
de autor. ¿Y qué debería
ser? Ni más ni menos
que lo que su propio nombre
indica.
3. Sí, desde que empezamos
hemos utilizado licencias
Creative Commons. El copyleft
es para nosotros algo
irrenunciable, hasta el punto
de que para publicar el LP
que sacaremos en noviembre
hemos optado por la autogestión
y crear nuestro propio
sello. Teníamos otras opciones,
pero intentar convencer
a una compañía establecida
de que utilicen licencias
Creative Commons implica
un esfuerzo que preferimos
emplear en otras iniciativas.
4. Éstas son precisamente el
tipo de medidas, junto a su
dudoso sistema de recaudación,
que hacen de la SGAE
algo más parecido a un entidad
bancaria que a una entidad
de gestión de derechos
de autor seria. Me encantaría
que me explicasen en qué
nos perjudican a los autores
las redes de intercambio P2P
ya que, a día de hoy, todavía
no he escuchado un sólo argumento
sólido al respecto.
¿ES UN GRADO LA EXPERIENCIA?
_ Cada vez son más los grupos
que deciden apostar
licencias copyleft frente a
abusos de la industria discográfica
y de las entidades
gestión de derechos de
autor. Lo más curioso es que
suelen ser grupos noveles.
Los artistas más establecidos
y con mayores rentas
son los más reticentes a lanzarse
a un terreno que ven
bien, respetan y con el que
comparten ideas pero que
sospechan les hará perder
su posición de liderazgo.
otros casos, el desconocimiento
y el desinterés son
los mayores enemigos de
licencias libres, algo con
que nos hemos encontrado
a la hora de intentar hacer
estas preguntas a algunos
músicos muy reconocidos
respetados.