Cómic para la ciudad
Acudir a una cita con el cómic siempre tiene mucho de posibilidad, de encuentro. Este diciembre, en plena campaña navideña, las viñetas se han puesto al servicio de la sociedad y del consumo en distintos encuentros patrocinados y, lo que es más importante, en iniciativas abiertas donde las personas han podido participar de un espacio y hacerlo suyo. Exposiciones –retrospectivas, temáticas–, coloquios, presentaciones de tebeos. Un tiempo y lugar íntimamente relacionado con la ciudad; una actividad que tiene mucho de reivindicativa, desde la propia participación hasta lo que se representa y cómo.
En este sentido, encontrar en el palmarés de los Premios del XVIII Salón Internacional del Tebeo de Madrid a autoras como Emma Ríos, parte responsable de Bella muerte (Astiberri, 2014), o Cristina Daura, artista revelación por Todas putas. Los cuentos gráficos (Dibbuks, 2013), puede considerarse síntoma de los tiempos. También el premio al fanzine Las aventuras de Baltasar y Franco, cómic que fabula con una versión del ‘caudillo’ digna hija de la astracanada que representó la dictadura.
En el marco del Salón del Cómic de Zaragoza, mujeres olvidadas por la historia, como Nuria Pompeia, pionera del cómic feminista de opinión, o Isabel Bas Amat, autora del TBO en los 70, han tenido su espacio. La primera, en una exposición titulada “Sola ante la viñeta”, en el Centro Cívico Casablanca, y la segunda porque el Colectivo de Autoras de Cómic hizo público que le dedicaba su Premio Honorífico 2015 en la gala de los premios del Salón.
#diciembremesdelcomic
Para aquellas personas que no hayan acudido a ninguna de las catorce ediciones del Salón del Cómic de Zaragoza, es importante precisar que se trata de un encuentro con vocación de participación ciudadana. Una participación que no se queda en el mero significante: la implicación de sus centros cívicos y de colectivos históricos en el tejido cultural de la ciudad, como la Asociación Malavida, hacen de este encuentro un acontecimiento del que participa toda la ciudadanía. Exposiciones en las que los autores locales ven su trabajo reflejado, como la retrospectiva dedicada a Kalitos –autor nacido Carlos Errazu en Zaragoza, ha publicado en revistas como Víbora, Makoki, TMEO y, ahora, en Malavida; responsable de la serie La Guerra que dan Las Galaxias (Editorial Cornoque)– e iniciativas surgidas de una conversación entre un enfermero y un fan de Spiderman que, bajo el paraguas de la organización del Salón, ponen en común a editoriales, tiendas de cómics locales, cosplayers y dibujantes para hacer llegar cómics y sonrisas a los niños y niñas del Hospital Miguel Servet y de la unidad de pediatría del Clínico de Zaragoza.
Otra representación
Como comentábamos al principio, los encuentros abiertos con el cómic propician el descubrimiento de ideas como Imagion, una joven editorial de cómic enfocada a un público infantil y juvenil cuya responsable, Pilar García, ha puesto en marcha con el afán de publicar proyectos “donde queden de una u otra forma representadas personas que no entran en el canon de ‘perfección y normalidad’ que nos venden por lo general en los medios, evitando, en la medida de lo posible, mensajes contradictorios que lleven al doblepensamiento. Y hacerlo desde un punto de vista preferiblemente feminista”. El acertijo –un libro-juego–, Ugnis o Tabú son algunos de los títulos de la editorial que trabajan desde esta perspectiva.
En cuanto a El ojo que muerde, es la identidad desde la que el periodista y dibujante Dani García Nieto publica fanzines de grapa de no más de diez páginas dedicados a contar de manera sencilla quiénes fueron Karl Marx, Mijaíl Bakunin o Simone de Beauvoir. Su última publicación se titula 500 muertos por hora: el genocidio de Ruanda, y es el vivo ejemplo de que, para remover conciencias, los formatos “invisibles” como el fanzine pueden resultar más que interesantes para poner “pequeñas bombas simbólicas”.