"Si bebes agua o respiras aire, el cambio climático te afecta"
"Si bebes agua o respiras aire, entonces el cambio climático te afecta", así de contundente se muestra una de las protagonistas del documental Esto lo cambia todo, dirigido por Avi Lewis y basado en el libro homónimo de Naomi Klein.
Inspirados por el ejemplo de Alemania, Klein y Lewis pretenden instrumentalizar el documental para consolidar un movimiento internacional que afronte bottom-up (de abajo a arriba) no sólo el cambio climático sino también un sistema económico en decadencia y con grandes deficiencias.
Tras el estreno del documental en el festival de Toronto, el pasado 26 de septiembre16 ciudades europeas, entre ellas Madrid y Barcelona, proyectaron Esto lo cambia todo.
Este estreno-protesta fue parte de acciones globales que iniciaron el camino hacia el próximo foro sobre cambio climático organizado por la ONU en París a finales de noviembre, así como de la Marcha Mundial por el Clima del 29 de noviembre.
Un documental-activista que permite a movimientos sociales organizar proyecciones de la película antes de que llegue a las salas de cine con la intención de devolver el poder a la gente. Con un discurso provocativo y convincente, Lewis y Klein son conscientes de que "el documental no cambiará absolutamente nada, pero la gente que lo vea puede responder a la llamada a la acción" que la película propone.
Una de las primeras escenas de la película de Avi Lewis captura una reunión de la Royal Society británica, la organización científica más antigua del mundo, en la que algunos de sus miembros creen que la forma más eficiente de combatir el cambio climático es lanzando partículas químicas a la atmósfera que ayudarían a bloquear el calentamiento en el hemisferio norte.
En esta misma línea, algunos economistas piensan que la mejor manera de proteger a los elefantes es creando un mercado fuerte para el marfil o que sostenibilidad es un concepto marxista.
Al mostrar las opiniones y posibles soluciones que algunos expertos proponen para combatir el cambio climático, Lewis evidencia que la manera en la que se está abordando por parte de estos influyentes expertos, y por ende de gobiernos, no es suficiente.
No hay tiempo para parches, para soluciones efímeras y sectarias. Sin embargo, la mayoría de los gobiernos de países desarrollados no están tomando acciones, aunque tal y como Klein matiza "leyes deben ser aprobadas" para abordar la crisis climática.
Esto lo cambia todo ha sido filmado durante más de cuatro años, al mismo tiempo que Klein investigaba para su último bestseller, en nueve países y cinco continentes.
El documental retrata luchas locales de cuatro comunidades en EE UU, Canada, India y Grecia. Todas sus protagonistas son mujeres en lo que parecer ser un metafórico intento de dar voz a la Madre Tierra, ancestro común.
Crystal es una joven líder indígena de Alberta, Canada, que investiga las causas de la destrucción de una vasta zona explotada por las extracciones petrolíferas.
Alexis y su pareja, Mike, tienen una granja de cabras en Montana, EE UU, que ha sido afectada por la rotura de un oleoducto de petróleo. Esta pareja junto con la comunidad indígena local están organizándose en contra de la extracción de combustibles fósiles, proponiendo la instalación de paneles solares como alternativa.
La primera vez que se responsabiliza al sistema capitalista de la aceleración del cambio climático sucede en Grecia. Melachrini, una ama de casa griega, denuncia que la crisis económica se ha utilizado como argumento para permitir extracciones mineras y perforaciones que están amenazando montañas, mares y la economía local, basada en el turismo.
Por último, Jyothu, una matriarca India, está organizando un movimiento social para evitar la construcción de una planta de carbón que destruirá la vida de un pantano.
La película de Lewis es la respuesta a una creciente conciencia medioambiental, tal y como Kollmuss y Agyeman acuñan. Klein y Lewis no son los primeros en intentar concienciar sobre el cambio climático a través del cine. En septiembre de 1990, la revista Hollywood Reporter anunció la existencia de un nuevo género cinematográfico: el film vert.
En los últimos años, tres documentales sobre temas medioambientales han ganado el Oscar: La marcha de los pingüinos (2005), Una verdad incómoda (2006) y The cove (2009).
Sin embargo, Lewis y Klein han querido crear algo diferente, una película activista en la que la historia de fondo es el cambio climático y la principal es el poder popular para cambiar la Historia.
De hecho, la propia Klein confiesa al principio del documental. "¿Puedo ser sincera? Siempre he odiado las películas sobre el cambio climático. ¿Qué ocurre con esos glaciares que desaparecen y esos osos polares desesperados que me hacen mirar a otro lado? Quizá nos hemos aburrido de oír hablar del fin del mundo. O quizás es que no nos lo están contando bien".
Tanto Klein como Lewis son conscientes del poder del documental para abrir espacios de debate, que organicen y refuercen movimientos sociales que, a su vez, y como pasó en Alemania, ejerzan presión sobre gobiernos y, finalmente, cambien el rumbo.
De hecho, Klein ha reconocido que "mientras los libros se leen a solas, las películas se ven colectivamente" y de ese espacio común puede surgir un movimiento organizado. Otros documentales como Comprar, Tirar, Comprar de Cosima Dannoritzer o El mundo según Monsanto de Marie-Monique Robin consiguieron que la obsolescencia programada o los OGM (Organismos Genéticamente Modificados) se debatieran pública y políticamente.
Para Lewis y Klein, estamos en el momento de "aprovechar la crisis existencial del cambio climático para transformar el fracasado sistema económico en algo radicalmente mejor".