Enajenada
Enajenatorium Theatre show, escrita y dirigida por Raúl de Tomás. Reparto: Cristina Palomo Alonso, Elia Muñoz Ruiz, Sonia de la Antonia, Felipe Andrés Santos, Alejandro García May y Pablo Raijenstein. Del 16 de abril del 2015 al 10 de mayo 2015. De martes a domingo a las 20,30h. y 21,45h.
La vida de la crítica teatral es dura. Armada, a su pesar, de un afilado bisturí disecciona con pulso firme cada obra con el fin de rescatar del corazón de la misma el sedimento que tapona su arteria principal. Elabora argumentos para dar por explicado el diagnóstico. Interpela a su propia razón para desechar sin herir y halagar sin abrumar. Persigue siempre el punto equidistante entre sus gustos y pasiones y el espectáculo que tiene ante sus ojos. Siempre sobria, por mucho que insista su acompañante de turno, penetra en cada espectáculo con la cabeza fría y el alma dispuesta a ser templada. Como si cada obra fuera la primera.
Después de ver Enajenatorium Theatre show obra que hasta el 10 de Mayo pueden transitar en el Teatro Arlequín, esta crítica que les habla duda de todo y solo sabe que sabe muy poco, si acaso nada.
Ahora es cuando el espectador se pregunta ¿De dónde venía yo? ¿A dónde quería yo dirigirme??
Exprimiré mi pobre memoria al máximo para tratar de reconstruir un itinerario mágico-teatral que ni yo misma puedo asegurar haber recorrido: en una primera etapa una corriente eléctrica sacudió mi cuerpo por acción de un extraño neurocientífico, en una segunda un mentalista adivinó lo que estaba pensando, en otra me hipnotizaron y experimenté olores que no correspondían a los objetos de los que provenían, en otra soñé que era la actriz de un drama que se representaba ante mí y en la última…en la última… mis dedos trémulos no se atreven teclear lo que mis cansados ojos vieron en la última etapa.
Por si todo lo que les he relatado no hubiera sido suficiente para perturbar cualquier ánimo frágil como el mío, a la salida me invitaron a un gin tonic. El propósito del Doctor H y sus secuaces es conseguido con creces. Ahora es cuando el espectador se pregunta ¿De dónde venía yo? ¿A dónde quería yo dirigirme? Y lo que es más desasosegante: ¿Quién era que era yo?
Yo que me creía razonable, ecuánime, apacible. Ahora me encuentro imprudente, violenta, excitable. Mi pelo, totalmente blanco. Mi mente, completamente enajenada.