Allan Sekula, la imagen como praxis. In memoriam
"¿Cómo producimos un arte que fomente el diálogo en lugar de afirmaciones acríticas y pseudopolíticas?" (Sekula, 2004: 42)
"Este peculiar esteticismo es sintomático de las obsesiones de la sociedad, por un lado controlar el crimen de los de abajo y, por el otro, disculpar la corrupción de los de arriba" (Sekula, 2006: 60)
Allan Sekula fue pionero en la incorporación de una perspectiva materialista al debate en torno al hecho fotográfico que cuestionara los modos de representación contemporáneos, los imaginarios transmitidos así como la relación entre representación y política. Este crítico heterodoxo y periférico, a contracorriente de la tendencia dominante, comenzó a publicar textos de gran influencia desde mediados de los años setenta en publicaciones como Artforum u October. Sekula buscó la manera de renovar el realismo crítico en el contexto de la cultura posmoderna de los ochenta, estableciendo un diálogo con el legado artístico dejado por las vanguardias del período de entreguerras así como con la Film and Photo League neoyorquina de los años treinta y parte del proyecto de la Farm Security Administration (FSA). Influenciado por los escritos de Michael Foucault, su obra se centró en la relación entre discurso y poder, reflejada por ejemplo en la ausencia de visibilidad y representación del universo laboral en las décadas posteriores a la II Guerrra Mundial. Criticó asimismo de manera continuada las estrategias no emancipadoras de los modos de representación visual de los medios de comunicación de masas y su enorme influencia en la conformación de estados de opinión acordes con el ideario tardocapitalista hegemónico.
El legado que Sekula nos deja es el de ayudarnos comprender la globalización desde nuestro entorno inmediato, desde la experiencia del trabajo y de la vida cotidiana
Junto con autores como Benjamin H.D. Buchloh, Victor Burgin o Martha Rosler contribuyó a formar un corpus teórico en torno al valor político de la fotografía, como respuesta y alejamiento con respecto al formalismo tardo-moderno entonces institucionalizado y defendido como la tendencia nacional norteamericana. Frente a la neutralidad de determinadas propuestas conceptualistas y pop, estos autores incorporan el contexto político y social en el debate artístico de los años ochenta, recuperando así la vinculación entre práctica artística y práctica política.
Defensor del arte como compleja forma de comunicación y producción de significado, defendió en sus múltiples escritos la reinvención de la fotografía social-documental y participó de la idea de "práctica documental extendida", en la que el recurso al texto y a otras formas narrativas como la secuencia fotográfica o la proyección, serán estrategias complementarias para "retratar" de manera múltiple y compleja la realidad referenciada.
Su producción artística, formalmente ecléctica, repartida entre el medio fotográfico, instalaciones y cine, se concentra en iluminar documentalmente aspectos de la realidad contemporánea que siendo de gran importancia en la estructura económica actual pasan desapercibidos. Dos de sus ejes temáticos principales han sido el universo laboral y el mundo marítimo, cuyas representaciones y presencia ha estado casi "abolida" en el ámbito del arte moderno, según nos hacía ver el propio Sekula.
Algunos de sus más conocidos proyectos, así lo muestran, como es el caso Aerospaces folktales (1974) una relato en clave económica de su familia, la familia "tipo" de una ama de casa y un empleado cualificado de la industria espacial norteamericana que a cierta edad queda en desempleo, o el proyecto de largo recorrido Fish story (1995) una reflexión sobre los intercambios marítimos, el trabajo y los grandes cambios acaecidos con el desarrollo de la globalización económica. Este proyecto tendrá una continuación en el documental cinematográfico The forgotten space codirigido con realizador Nöel Burch en 2010, un espacio que, a pesar de representar el 90 % del comercio internacional, resulta especialmente invisible y desconocido.
Pero sobre todo, el legado que Sekula nos deja es el de ayudarnos comprender la globalización desde nuestro entorno inmediato, desde la experiencia del trabajo y de la vida cotidiana. A integrar una perspectiva de economía política de la cultura y la representación fotográfica en la experiencia inmediata. En sus textos nos habla de las relaciones entre economía y cultura y muy específicamente el rol que en esta relación juegan la representación fotográfica y los imaginarios construidos. En ellos Sekula nos ayuda a visibilizar la realidad desde la trama de las relaciones económicas que la circundan y conforman. De alguna manera podríamos decir que la tesis defendida por Sekula es la de que el arte no es porque sí, sino que en su máxima expresión responde a una finalidad transformadora, perceptiva, estética o simbólica, la finalidad de ayudarnos a comprender que la realidad no es definitiva y que lo que nos rodea puede llegar a ser de un modo diferente. Como cita el portugués Sousa Santos, el debate a grandes rasgos, se podría plantear, entre una producción cultural tendente a la dominación y otra que abre la posibilidad a la emancipación.
El arco histórico que ocupa la producción intelectual de Sekula abarca todo el recorrido del neoliberalismo, desde la crisis de 1973 y la progresiva liberalización de los mercados hasta la crisis en las economías occidentales de 2008, pasando por el desmantelamiento del estado del bienestar, la caída del bloque de los países de la esfera soviética; la llegada de la globalización, desregulada en lo económico y restrictiva en lo personal, o de la era postfordista del capitalismo informacional y cognitivo, un ciclo histórico que precisa de respuestas responsables desde el ámbito artístico que contribuyan a difundir un conocimiento complejo de la realidad que nos rodea.
Sekula en dos trazos
Tras impartir clases durante un breve período en la Escuela de Estudios Cinematográficos de la Universidad de Nueva York y la Universidad de Ohio, Sekula ejercerá la docencia durante las últimas casi tres décadas en el Departamento de Fotografía y Media del Instituto de las Artes de California (CalArts).
Su obra ha sido escasamente mostrada en España y son excepcionales sus escritos traducidos al castellano. Su última película documental The Forgotten Space fue premiado en el Festival de Cine de Venecia en el año 2010, y en España fue presentado en el Museo Nacional Reina Sofía (MNCARS) en junio de 2011 y posteriormente en el MACBA de Barcelona, institución con la que colaboró frecuentemente en los últimos años.
Por encargo del magazine de La Vanguardia realizó en 2002 la serie Black Tide- Marea Negra sobre el desastre del Prestige en la costa gallega y la respuesta ecológica y solidaria de la ciudadanía frente al abandono que el accidente sufrió por parte del gobierno del Partido Popular entonces en el poder. Algunos de los textos de Allan Sekula publicados en castellano son: (1975). Sobre la invención del significado fotográfico. En Años 70. Fotografía y vida cotidiana (2009). Madrid: La Fábrica; (1978) Desmantelar la modernidad, reinventar el documental. Notas sobre la política de la representación. En Ribalta, J.(2004). Efecto real: Debates posmodernos sobre fotografía. Barcelona: Gustavo Gili; o (2006). Allan Sekula habla con Carles Guerra. Madrid. La Fábrica.