“Las mujeres son los nuevos actores sociales”
- Quieres Callarte
- AÚN EN ACTIVO. A sus 82 años, el sociólogo francés continúa investigando.
Alain Touraine es uno de los más
influyentes sociólogos y pensadores
actuales. A sus 82 años, este filósofo
francés y director de estudios
de la École des Hautes Études en
Sciences Sociales de París sigue
investigando, trabajando incansablemente
y reflexionando sobre la
sociedad en la que vivimos. En su
último libro El mundo de las mujeres
considera que hemos entrado en
una sociedad de mujeres para los
próximos 500 años y que los hombres
siguen el camino con dificultad.
Siempre optimista, anuncia que
van a pasar cosas “increíbles, impensables”
en los próximos años.
DIAGONAL: ¿Cuáles son las características
de la sociedad actual?
ALAIN TOURAINE: Pienso que
hemos pasado de una sociedad determinada
por términos políticos y
luego económicos, a una sociedad
definida por términos culturales.
Teniendo en cuenta este cambio,
me percaté de que las mujeres durante
mil años no habían tenido
derecho a una subjetividad, a pesar
de los papeles fundamentales
que desempeñaban. A veces eran
reinas o putas de lujo, pero ninguna
de ellas tenía subjetividad, no
eran un sujeto. Una mujer no tenía
el derecho de decir “yo”, decía
“ellos”, “nosotros”.
D.: ¿Esta subjetividad puede ser
una herencia de mayo del ‘68?
A.T.: No lo creo, ya que mayo del
‘68 no representa un punto muy importante
dentro de la historia de las
mujeres. Se habló más de homosexualidad
que de mujeres, se habló
más de minorías étnicas o regionales.
Lo que decían las mujeres en
aquella época era “los hombres hablan
y nosotras lo pasamos a máquina”.
En 1967 en Francia, se legaliza
el derecho a la contracepción
y en 1975, con la ley defendida por
Simone Veil, se autoriza el aborto.
Son fechas mucho más importantes.
No se puede negar que influyó
mayo del ‘68, pero no fue un momento
clave.
Con esta transformación de la sociedad
y la declaración de este nuevo
feminismo o, mejor dicho, movimiento
femenino, las mujeres son
los nuevos actores, es decir, son
ellas las que introducen ideas nuevas
en la sociedad. Con la toma de
conciencia de su subjetividad, las
mujeres ven un mundo organizado
alrededor de la creación del ‘yo mujer’.
Es mi opinión, y creo que el resultado
esencial de mi investigación
es que las mujeres piensan que lo
fundamental para ellas es construirse
como mujeres.
D.: ¿En qué lugar quedan los hombres
en sus relaciones?
A.T.: Puede ser un proceso esencial,
pero la meta no es enamorarse
o tener una relación de fusión
con otra persona. No, se trata de
crear una nueva relación consigo
misma. No significa tratar a los
hombres como instrumentos, pero
estas mujeres se niegan a considerarse
como parte de la pareja. La
mujer es primero una mujer.
D.: ¿En qué momento cree que se
encuentra Europa?
A.T: Los europeos están en peligro
de extinción, son incapaces de apasionarse
con nada. Ahora estamos
en una época en la cual los europeos
y las europeas se aburren, y
¡las mujeres europeas se aburren
aún más! El periodo anterior de lucha
se ha terminado, excepto quizás
para el grupo más intelectual
de un movimiento que es norteamericano
y que piensa que hay que
destruir no sólo el género, las construcciones
de dominio del masculino
sobre el femenino, sino también
los sexos: el movimiento queer.
Tienen ideas interesantes: no hay
hombres, no hay mujeres, son conceptos
construidos más que elementos
biológicos.
En Francia por ejemplo, la imagen
que prevalece es que las mujeres
son víctimas: están mal pagadas,
sufren violaciones, hay casos
de incestos… Se trata de una
visión totalmente negativa, pero
en gran parte real. Descubrimos
que el nivel de violencia es mucho
más alto de lo que se pensaba.
Una de cada cinco mujeres en
Francia ha sufrido actos de violencia
fuerte. Se inventó, por ejemplo,
un concepto que no conocía
que es el de la ‘violación conyugal’,
es decir, la mujer violada por
su propio marido. Pasa lo mismo
con el incesto, que está mucho
más difundido de lo que se creía.
D.: Usted vivió el mayo del ‘68 como
profesor en la Universidad de
Nanterre y defendió a Daniel Cohn-
Bendit ante el comité disciplinario.
Muchos aspectos libertarios de entonces,
al ser absorbidos por los
medios de comunicación, han desaparecido
totalmente, ¿no es así?
A.T: Cada 15 días hay una exposición
de las serigrafías, recordamos
“Il est interdit d’interdir” (Está prohibido
prohibir), “Sous les pavés, la
plage” (Debajo de los adoquines, la
playa). Fundamentalmente, la imagen
que se mantiene es la de la libertad
sexual, aunque no fue tan
grande en mi opinión. Las numerosas
referencias a los homosexuales,
la separación entre gays y
lesbianas ocurrió más tarde, y
otras cosas más, algunas infantiles
desde mi punto de vista.
Hubo un exceso de palabras porque
la ideología oficial se entendía a
través de los siguientes términos:
anticapitalista, clase obrera, sindicalismo.
La gente inventó un falso
lenguaje que desapareció, pero los
temas culturales, los que estaban
vinculados con el cuerpo, el sexo, la
lucha en contra de la manipulación
del cuerpo de la mujer por servicios
económicos, todo eso estuvo permanentemente
presente.
D.: ¿Qué nos queda del ‘68, aparte
de las serigrafías, de los lemas?
J.L.B.: Creo que la relación de la
mujer con su cuerpo, su sexo, con
los hombres, ha cambiado profundamente.
Para mí, la mujer ha
puesto el centro de su existencia,
de su identidad, de sus problemas,
en ella misma.
Me acuerdo de una mujer musulmana
que me contó su historia, que
me decía que el problema de la virginidad
era insoportable, que su padre
siempre la vigilaba. Era musulmana
pero no aceptaba la sharia.
Acabó llorando, y todo el grupo de
estudio de mujeres lloró con ella.
Todas habían vivido situaciones similares.
Después de un momento,
la chica levanta la cabeza y dice:
“me doy cuenta de que es la primera
vez en mi vida que he dicho yo”.
Eso es el ‘68.