"¡Ya veréis lo que soy capaz de hacer!"
(Manuela, 65 años, a sus hijxs Corrala Utopía)
La apertura de este IV Congreso de Economía Feminista (Carmona 3, 4 y 5 de octubre) a ejes de acción política y de formación no académica, ha sido una muestra de las posibilidades de conjugar diferentes perspectivas de conocimiento de la economía feminista. Esta forma de organizarlo nos ha permitido analizar la coyuntura actual centrada en los recortes de recursos y derechos, y también nos ha invitado a soñar otro imaginario, perdiéndole el respeto a la economía y sus gurús. A Carmona hemos llegado economistas feministas (activistas, académicas, técnicas de igualdad y de cooperación) para compartir marcos teóricos, experiencias políticas y espacios con una mirada amplia sobre la crisis. Limitar su definición a una versión monetaria o financiera, es la mejor estrategia capitalista para que deleguemos su abordaje a los “expertos”.
Desde los feminismos se viene señalando que la crisis es inherente al sistema, pues ataca de forma exponencial y sin medida un acervo de dimensiones de la vida en su conjunto: ecológica, de reproducción social, de cuidados, de salud, de representación política. En definitiva, se viene denunciando al capitalismo heteropatriarcal por someter la vida a su lógica de acumulación, propiciando una crisis civilizatoria.
Durante el congreso se evidenció que lo relevante es el sostenimiento de la vida, por tanto la economía ha de estar su servicio y no al revés. Hemos debatido cómo crear un marco de socialización de los comunes (el agua, la educación, la sanidad, la alimentación, etc.). Asimismo, cómo resignificar una economía que redistribuya los recursos, colectivice los medios materiales, las producciones, los cuidados y los saberes, incorporando un lenguaje y un compromiso con la diversidad sexual y de género.
Esto supone romper los márgenes de conceptos fantasmagóricos como "los mercados financieros" o términos cotidianos como "trabajo" y "patrimonio", y al mismo tiempo formular otros nuevos. Partir de las condiciones de “universalidad” y “singularidad” en la organización económica de las poblaciones en su territorio, reconociendo la necesidad de interdependencia, e impulsando relaciones horizontales, participativas y democráticas. Conceptos que nos liberan de la oposición producción/reproducción y posibilitan un debate abierto, sobre imaginarios políticos y económicos del "Buen Vivir".
En las aulas se han lanzado propuestas diversas de cambio, surgen de la situación actual para avanzar hacia ese Buen Vivir. El común denominador de estas formulaciones es que consideran la participación de las personas pieza indispensable, que implica un cuestionamiento de nuestros estilos de vida (consumismo, éxito social, amor romántico, etc.) y de las dimensiones materiales e instituciones que los promueven (familia nuclear, políticas públicas, división sexual del trabajo, etc.). Es decir, al mismo tiempo que se actúa sobre la urgencia de las necesidades de la gente, se crean dispositivos de acción que buscan el tránsito hacia la transformación de estas estructuras materiales y subjetivas. Los colectivos que promueven y protagonizan dichas propuestas, van desde instituciones al uso hasta movimientos sociales, con perspectiva feminista.
A partir de las acciones políticas generadas desde el movimiento feminista, nos podemos encaminar también hacia ese cambio de modelo. Un ejemplo podría ser el taller realizado por parte de Feminismos Sol en el congreso, donde se ha proporcionado un marco interpretativo sobre la deuda a partir de un símil simbólico, la pajarita que nos ahoga y nos sujeta al endeudamiento. A través de un role playing se escenificó cómo opera la deuda en nuestro modo de vida y cómo se relaciona con la dimensión material. Por último, para perderle el respeto a la economía, debatimos claves feministas de desobediencia a la deuda, cantando la versión de un bolero titulado “Si tú me dices deuda, lo dejo todo”.
Sí se puede “dejarlo todo” con alegría, cantando o cacareando hacia la revolución. Así lo han hecho Manuela y otras mujeres al ocupar en Sevilla la Corrala Utopía para: desobedecer la deuda, atender a las necesidades de la urgencia de vivienda y transitar hacia el Buen Vivir.
Nieves Salobral y Carmen Crespo - Grupo de Trabajo de Deuda de Feminismos Sol