Este fin de semana se juntaban en Barna unas disidentes con otras para hacer un taller de postporno y diversidad funcional. Y pues allí estuvimos. Aprendiendo mucho, poniéndonos en conflicto, generando alianzas y disfrutando del cuerpo. Básicamente quienes nos encontramos allí eran personas con diversidad funcional y asistentes personales vinculadas de alguna forma al Foro de Vida Independiente y Divertad (FVID), disidentes sexuales del movimiento transfeminista y postporno y personas de los dos mundos a la vez. Bolleras y tullidas, zorras y BIciosas, feministas y BDSMeras, ciegas y gordas, queers y cripples.
El colectivo Post-op, es decir Majo y Elena-Urko, se encargaban de la organización. Hubo unos momentos para la teoría y el debate, y otros para la desinhibición y la práctica. Pero también, claro, muchos momentos cotidianos, situarnos en la sala como asamblea, intercambiar comentarios informales entre un ejercicio y otro, comer, beber, transitar en una calle, pedir un bocata en un bar... donde se asientan las alianzas, las afinidades, las empatías y se conocen otras realidades muy disidentes.
Todas teníamos miedo, en el aire yo imaginaba como se cruzaban preguntas: ¿Éstos habrán escuchado hablar de feminismo? ¿Éstos habrán escuchado hablar de autonomía? ¿Qué voy a hacer si mi cuerpo no es deseado? ¿Qué voy a hacer si me tratan como si fuera tonto? ¿Qué voy a hacer si me siento insegura? ¿Qué voy a hacer si prevalecen unos códigos heteros? Pero todas considerábamos ésta una alianza más que necesaria y preferíamos correr el riesgo de la decepción a no estar allí.
El postporno tiene un objetivo: renovar el imaginario pornográfico, donde entren otros cuerpos, otras prácticas, que nos representen, que nos cortocircuiten, que nos hagan explorar otras cosas y que dinamiten esta estructura bien anclada de sujetos de deseantes y sujetos (o mas bien objetos) deseados/deseables, y a eso veníamos. M, desde su silla que a mí me parecía más que sexualizable, dijo: “para nosotras ya solo desesar/sexualizar/follar es revolucionario” y “No, no somos ángeles”.
Reivindicar ese “yes, we fuck” [1], o más bien “yes, we contra-fuck” [2] es toda una bomba para este sistema patriarcal y capitalista que considera toda sexualidad fuera de los circuitos de producción-reproducción una rareza a extirpar, a no ser que se le pueda reabsorber y generar algún tipo de rendimiento económico con ello, claro. Que estos cuerpos y vidas “improductivas”, tan disidentes de los cánones de corporalidad, en esta sociedad incapaz [3], planten cara es señal de que tenemos fuerza y a la vez es una forma de contestar a la cuestión que planteaba Silvia hace unas semanas: ¿cómo hacer de la vulnerabilidad, con sus dificultades y límites, una fortaleza?
Alianzas de vulnerabilidades proponía una compi el otro día; con casas comunitarias de bolleras de diferentes edades cuidándonos en comunidad soñaba otra; alquilar un nave y convivir con personas con diversidades funcionales, para las que esta hecho el mundo y para las que no, intercambiando cuidados, como proyecto que en breve comenzara en un barrio de Barcelona.
Un día, una amiga me dijo con su acento sudaca “las pollas son como el Estado del Bienestar, te quitan la imaginación”, y eso conecta con que la destrucción del Estado de Bienestar puede precarizar las vidas de muchas, pero acabar con la imaginación, con la capacidad de agencia de las personas, encorsetar las posibilidades de desarrollo de los proyectos de vida como hacen muchos Estados de Bienestar genera mucho pero que mucho malestar. En absoluto genera vidas que merezcan la pena ser vividas.
Ponerle freno a la precariedad, entendida como una condición existencial, que proyecta una incertidumbre creciente (cada vez más extendida, y a más ámbitos, y a más gentes) a la hora de acceder a los recursos y de diseñar un proyecto de vida digna, definitivamente pasa por generar redes de apoyo horizontales, donde la interdependencia se acepte y la autonomía sea el eje.
¿Cómo llegar hasta ahí? ¿Cómo mantener las premisas del derecho a cuidar y no cuidar? ¿Cómo transformar los deseos, esos que llevamos bien dentro? ¿Cómo ir haciendo mientras vamos trabajado nuestros imaginarios?
Al final los talleres de Post-op no servirán solo para renovar el imaginario pornográfico, sino también para renovar imaginarios de vida.
Vídeo de la reunión previa al taller
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[1] Título del documental de Raúl de la Morena en el que saldrán imágenes de este taller
[2] En términos de contra-sexulidad, leer más en Preciado, Beatriz, Manifiesto contra-sexual, Opera Prima, Madrid, 2002
[3] "Para el FVI no existen personas discapaces, sino sociedades incapaces de concretar, en las subjetividades de sus gentes, en los diseños de sus ciudades, en los accesos a sus recursos... el principio de igualdad. No hay personas capaces y personas discapaces, sino personas diversas." La Agencia de Asuntos Precarios, Todas aZien y el Foro de Vida Independiente, Cojos y precarias. Haciendo vidas que importan, Traficantes de sueños, Madrid, 2011
Martu