El próximo 31 de marzo abre sus puertas de nuevo el Museo Arqueológico Nacional, noticia esperada tras unas reformas que han llevado 6 años. Una potente inversión en aras de la modernización del enclave: eliminando las barreras arquitectónicas, ampliando el espacio útil e incrementando –según puedo leer en algún medio- el número de piezas.
La apariencia del MAN se ha ido transformando desde su inauguración en 1871, cuestión lógica, acorde con los contextos históricos vividos y los modos de realizar y concebir la Historia. Considero que se ha avanzado en la metodología y análisis que realizamos los especialistas. Sin embargo, los logros científicos no han conseguido verse reflejados de cara a la sociedad en materia divulgativa al mismo nivel.
Las piezas arqueológicas son el eje central de un museo de Historia, no obstante, es necesario introducirlas en un marco, poniendo de relieve todo lo que gira en torno a las mismas, reconstruyendo el pasado, haciendo que el visitante aprenda y reflexione. Muchas veces se tiende a confundir un museo con una tienda de antigüedades. Un objeto en sí no nos dice nada -histórico- si no le armamos de una investigación previa, dándole voz.
Un museo debe responder a nuestras preguntas, ¿cómo vivían? ¿Dónde? ¿Qué materiales utilizaban en su día a día? ¿Quién inició las investigaciones sobre cierta cultura? ¿Cómo se han desarrollado dichos trabajos? Además de envolvernos, tiene que trasladarnos dentro de una sociedad o episodio histórico para lograr una mayor comprensión sobre el mismo. Son aspectos en apariencia obvios cuya realización cuesta mucho trabajo. Sin embargo, soy optimista y considero que se está yendo por la buena dirección.
Espero que el Museo Arqueológico Nacional cumpla las expectativas, pues nos encontramos ante un bien común de toda la ciudadanía, además de un derecho como es el de conocer el pasado y hacer un ejercicio de reflexión sobre él. También espero un espacio participativo, que atienda sugerencias y recoja impresiones de sus visitantes, más allá del libro de visitas. Un espacio abierto que nos permita, sin bostezar, aprender y comprender de forma didáctica y crítica la Historia.