Un argumento recurrente para atacar a la energía solar fotovoltaica es la escasa eficiencia de los paneles. Un panel solar fotovoltaico para el uso doméstico tiene una eficiencia del 15%. Esto a priori puede entenderse como poco eficiente. Pero, para definir si algo es eficiente, se debe definir primero el concepto de eficiencia.En términos físicos, la eficiencia se refiere a la cantidad aprovechada de un determinado input de energía. En el caso de la fotovoltaica, del total de la radiación solar que incide en una placa se convierte en energía el 15%. En el caso del ciclo combinado (centrales de gas), por ejemplo, la eficiencia ronda el 55% (véase el reportaje sobre ciclo combinado publicado en Consumer por Alex Fernández Muerza en 2007, en plena burbuja de las centrales de ciclo combinado). En la página web de Gas Natural Fenosa se refieren a un rendimiento de un 60% en un párrafo y, un poco más adelante, del 58%.
En términos económicos, la eficiencia se puede entender como el menor uso de recursos y gasto para conseguir los mejores resultados u outputs. En España la factura de la importación de combustibles fósiles es de 45.500 millones de euros. La dependencia energética del exterior supera el 80% y, en el caso del gas, la dependencia del gas argelino ha subido del 42% en 2012 al 53% en 2013.
En términos ambientales, la eficiencia se refiere al mínimo uso de recursos, el mínimo impacto en su extracción y el mínimo residuo generado por la actividad para conseguir el output. Las placas fotovoltaicas tienen impactos ambientales derivados de su fabricación y de su transporte. Sin embargo, este impacto no es en absoluto comparable al derivado de la extracción y quema de gas, petróleo y carbón.
La diferencia de la energía solar fotovoltaica con los combustibles fósiles y la nuclear, además de las diferencias ambientales obvias, radica en que es una tecnología altamente modulable. Para una familia normal de cuatro miembros, con un consumo anual de 3.000kWh, se necesitarían ocho paneles y una superficie de 13m2. Si se tiene en cuenta que los tejados de casas, edificios, naves industriales, colegios, parques de bomberos, residencias, polideportivos y todos los que se nos ocurran son susceptibles de llenarse de paneles solares, podemos deducir que el 15% de eficiencia no es dato que rebata la utilidad, reducción de costes y de impactos de la energía solar fotovoltaica en relación a tecnologías que utilizan combustibles fósiles. Además, los tejados son superficies generalmente sin uso y la energía fotovoltaica producida en ellos puede ser consumida en el lugar de producción sin perder electricidad en su transporte. Cualquier mejora en la eficiencia de los paneles será bien recibida, pero el hecho de que un 15% no es suficiente no puede ser un argumento válido dada la gran cantidad de espacio disponible sin uso actualmente.
El sol es un recurso infinito, gratuito y accesible y sólo necesita de una placa fotovoltaica que recoja su radiación. Los combustibles fósiles, aunque en términos físicos sean más eficientes, son finitos, caros y cada vez más difícil de extraer.