Oaxaca escenificó ayer el enésimo acto del estado de excepción permanente en el que vive México. Como muchas sabrán ayer día 15 de Septiembre, se celebra el Grito de Hidalgo, es decir, el primer gesto revolucionario que condujo a la independencia (y por cierto el fin de la Esclavitud que los gringos restaurarían en los territorios arrebatados al México independiente).
El “Grito” es hoy un día institucional en el que los poderes del estado se muestra y celebran entre muestras de poder, con enorme despliegue de efectivos policiales y militares, y desde luego protestas, como las que se vieron en al menos Chiapas, México D.F. y desde luego Oaxaca.
Durante todo el día de ayer helicópteros sobrevolaron la capital de uno de los estados mas pobres del país, temían una acción de los maestros, que desde hace meses, mantienen una dura pugna con las instituciones del Estado y de la República, reclamando entre otras muchas cosas, mejores condiciones, fin de las instromisiones estatales etc etc etc. Las maestras han venido siendo una de las fuerzas nucleares de la articulación política del Estado. Presentes tanto en las grandes urbes como en las pequeñas comunidades son una fuerza simbólica conocida y temida por la hidra capitalista (estado, empresarios, narco) que los ataca, asesina o desaparece con total impunidad.
Oaxaca vive una triple realidad incompatible, en muchos casos enfrentada. Una realidad que es la de las élites de poder, siempre concentradas en la extracción de beneficios del pueblo. Una realidad turística fomentada y celebrada desde que se pusiera fin a la comuna de Oaxaca en la década pasada. Una realidad que es la del pueblo, que permanece sometida a grandes niveles de desempleo, pobreza, una población forzada a emigrar, a ser carne de cañón de la explotación en las fábricas del norte, o en los campos de cultivo de los valles de Texas y California.
Las dos primeras realidades pretenden construir una Oaxaca, escenario, museo colonial, y para ello han abierto avenidas, expulsado al comercio formal y fomentado la inversión externa. Como resultado se han instalado innumerables negocios en los que productos como el cacao o el café cuestan lo mismo que el salario de aquel que los vende. Starbucks y The Italian Coffe Company se instalan ahora en un país dónde se produce uno de los mejores cafés del mundo, un producto popular y barato, que en manos de estas compañías multiplica por diez su valor, convirtiéndose en un producto elitista destinado a los extranjeros. El Oaxaca del PRI (Partido Revolucionario Institucional) y de los empresarios está construyendo un territorio a la medida de su superficialidad, gentrificando el centro historico y construyendo una realidad aún mas precarizada para la población del lugar, sin con ello además incidir en la estructura económica de un Estado rural y agrario que padece los envites del comercio capitalista transnacional.
Anoche lxs maestros trataron de entrar al zócalo y con ello elevar su protesta en el día en que el héroe de la independencia hacía lo mismo contra las fuerzas coloniales españolas. La reacción fue brutal, con golpes, gases lacrimógenos e intervención de la policía militar. Los maestros levantaron barricadas, y resistieron como han venido haciendo. Esta realidad de conflicto, de guerra, pero a la vez de despojo y de desprecio se podía experimentar en el mismo Zócalo. En el, un círculo de seguridad protegía a los turistas que en ningún momento abandonaron sus platillos, ni las pláticas entretenidas ante el espectáculo represivo que estaban viendo. Turistas extranjeros y nacionales gozaban de platos de diseño mientras a pocos metros de ellos, junto a la catedral las cargas se sucedían y la sangre brotaba de las de las cabezas de los profesores golpeados. De un lado gritos de protesta del profesorado, llamadas a la revolución, del otro el ejercito, la policía y mesas con elegante mantelería y tacos de marisco deconstruidos.
Es prácticamente imposible describir la dualidad, la terrible dualidad entre una realidad en lucha por la supervivencia, la de un pueblo orgulloso y digno. Siempre dispuesto a defenderse, cubrirse el rostro para respirar entre los gases, tejer solidaridades reales, de calle y otra realidad, absurda y vacía, criminalmente naive que contemplaba con ojos atónitos la lucha, como si fuese algo ajeno, distante, exótico, de informativo televisivo. La escena era distópica y perversa, y aunque no deban prefigurarse los tópicos, la violencia de la imagen era tal, partida por barricadas de hierro y de fuerza militar, que era imposible no sentir una tensión material, dialéctica, oscura y fuerte.
El Estado lleva años en guerra contra su pueblo, una guerra terrible donde la ley se difumina y desaparece y solo la fuerza desnuda expone la realidad entre el privilegio y el despojo. Una fuerza desnuda organizada, desplegada en cada rincón de la República, una fuerza que hace desaparecer a miles cada año.
Esto fue Oaxaca anoche, esto es México hoy.