MITOS Y REALIDADES // EL DARWINISMO NO JUSTIFICA LA DESIGUALDAD SOCIAL
El papel de la teoría de la evolución en la cultura

Las ciencias que se ocupan de la evolución pueden ser útiles
para situarnos, comprender cómo funcionamos y cómo
hemos llegado hasta aquí, pero nunca para justificarnos.

02/01/12 · 8:28
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Ilustración: Luis Demano

Aunque el estudio de la
evolución fue una de las
filosofías clásicas de la antigua
Grecia, hasta la llegada
de la teoría evolutiva de
Darwin, la variabilidad biológica y la
cultural habían sido tratadas de la
misma manera cuando, realmente,
son fenómenos completamente distintos.

Charles Darwin introdujo un
nuevo concepto al asumir que sin variación
no puede haber vida,
pues
justamente sobre ella opera la selección
natural. La selección natural era
un mecanismo, no el único, que explicaba
la enorme diversidad actual,
permitiendo, de un lado, a los seres
mejor adaptados al entorno en el que
viven dejar más descendencia pero
también, asegurando, mediante la
variedad existente, la supervivencia
ante los posibles cambios de ese entorno.

“El origen de las especies”
presentaba por primera vez el origen
africano único de la humanidad, su
descendencia de antepasados simiescos
y la semejanza sustancial
entre las diferentes variedades humanas.
También la selección sexual
basada en los critérios estéticos surgidos
en el seno de cada pueblo tenían
un papel importante en la variabilidad
humana, según Darwin. Como
apunta Jaume Josa I Llorca en la edición
conmemorativa del centenario
de su publicación, el tratamiento
complaciente y hasta cierto punto
hagiográfico de muchos trabajos sobre
la vida y obra de Darwin olvida,
en demasiadas ocasiones, el contexto
histórico en el que se formularon
sus ideas.
Al igual que nadie pone en
duda, por retrógrada que pueda parecer
actualmente, la influencia de la
visión aristotélica del mundo en la
historia del pensamiento, es necesario
tener en cuenta estas cuestiones
para interpretar con justicia y en su
verdadera dimensión las concepciones
darwinistas.

Ideología dominante

Algunas teorías científicas, surgidas
anteriormente, sobre la libre competencia,
la lucha por la existencia y la
superpoblación, volvieron a ser utilizadas
con fines ideológicos en la primera
mitad del siglo XIX
en
Inglaterra, casi siempre para justificar
las consecuencias sociales del capitalismo
que llevan al empobrecimiento
de las clases trabajadoras. Se
justificaba así la miseria de los obreros
y se les hacía responsables de tener
una elevada descendencia cuando,
en muchos casos, era precisamente
la necesidad de aportar un
sustento desde temprana edad, una
de las causas comunes de la familia
numerosa. Marx y Engels hicieron
una crítica mordaz contra estas teorías

poniendo de manifiesto los intereses
que defendían y su poca validez
para la eliminación de la miseria.

No obstante, consideraban positiva
la teoría de Darwin para la explicación
científica de la diversidad de los
seres vivos, la evolución y el origen
del ser humano y criticaron eficazmente
la utilización incorrecta del
mal llamado “darwinismo social”

(aunque en realidad debería llamarse
lamarckismo o spencerismo social
por su falta de consonancia con
el darwinismo biológico).

Alfred RusselWallace (1823-1913),
codescubridor de la teoría, además
de darwinista acérrimo, fue un izquierdista
radical para su época. Los
prejuicios sobre el carácter reaccionario
que pueden tener las teorías de
Darwin y Wallace sobre la conducta
humana son desmontados en la obra
del filósofo Peter Singer Una izquierda
darwiniana
(2000). Darwin
propugnó en 1871 la cooperación en
las sociedades humanas como una
adaptación surgida de la competencia
entre tribus.
De hecho, según
Juan Moreno, investigador del
Museo Nacional de Ciencias
Naturales (CSIC), desde una perspectiva
dialéctica es sencillo demostrar
que la visión biológica sobre el
ser humano que subyace en el darwinismo
no constituye ninguna
amenaza para una comprensión progresista
y reformista de la sociedad.

En la obra The Dialectical Biologist
(1985), el genetista Richard Lewontin
y el ecólogo evolutivo Richard Levins
resumen la visión marxista y dialéctica
de la biología planteando el principio
de contradicción y conflicto como
motor de los cambios en cualquier
sistema.

La influencia de Darwin

Es un hecho innegable la influencia
de la teoría científica de Darwin sobre
el origen de las especies en la biología
actual. La ecología evolutiva y
la genética de poblaciones, ambas
con gran desarrollo a finales del siglo
XX, junto a las técnicas modernas
de biología molecular aplicadas
a los patrones del desarrollo, han
incorporado nuevos elementos a la
teoría evolutiva al explicar cómo se
producen los cambios evolutivos y
cómo la selección natural puede operar
sobre un sustrato asombrosamente
amplio de variación. Pero la
selección sigue siendo fundamental
para explicar por qué se observan
unos cambios biológicos y no otros.

Según el teórico británico C.
Caudwell: “El darwinismo sigue
manteniendo su frescura gracias al
contacto con multitud de nuevos hechos
biológicos que a la sazón se descubrieron.
No coloca de una manera
cruda al organismo frente al medio,
sino que presenta el tejido de la vida
en fluida interpenetración con el resto
de la realidad (…). La extraordinaria
riqueza que despliega Darwin, al
hacer desfilar los cambios, la historia
y los conflictos de la vida, da un poder
revolucionario insurgente a sus
escritos”.
La sociología naturalista o
la sociobiología actual pretenden reducir
la ciencia de la sociedad a un
mero capítulo de la biología general
y justificar la estructura imperante
erróneamente, basándose en los esquemas
propuestos para animales y
plantas.

“La muerte de la teología”, como señala
Karl Marx (1818-1883), es una
de las mayores virtudes de la teoría
darwinista, derivada de su materialismo
respecto de la naturaleza del
mundo. Se trata del desarrollo de
una teoría sin perspectiva antropocéntrica
en un contexto en el que la
vida estaba gobernada por conceptos
teológicos.
El creacionismo pseudocientífico
está presente en sectores
cristianos, islámicos y en ámbitos
del hebraísmo ortodoxo, desde principios
del siglo pasado. En la actualidad
se producen nuevos ataques de
movimientos religiosos antievolucionistas,
que imponen la idea del creacionismo
en la enseñanza, disfrazados
de teorías como el “Diseño
Inteligente”. Pero para el doctor
Francisco Ayala, el diseño de los organismos
no es inteligente, sino imperfecto,
con defectos y disfunciones
en muchos casos. La evolución es un
proceso en marcha que, operando
mediante la selección natural, dota a
los organismos de lo necesario y suficiente
para sobrevivir bajo unas determinadas
condiciones, pero en ningún
caso se trata de un mecanismo
infalible para llegar a la perfección
ideada por una inteligencia superior.

Según Eudald Carbonell, codirector
de Atapuerca, estamos inmersos en
un proceso de humanización evolutiva
que aún no ha concluido.
El desarrollo de la cultura, la educación
y la socialización del conocimiento
nos están liberando poco a
poco de nuestra carga genética.
Las
ciencias que se ocupan de la evolución
pueden ser útiles para situarnos,
comprender cómo funcionamos
y cómo hemos llegado hasta aquí, pero
nunca para justificarnos. El darwinismo
puede ser una guía orientadora
de gran ayuda que nos permite
saber cómo minimizar las resistencias
debidas a nuestras predisposiciones
biológicas o, incluso, utilizar
dichas propensiones en un sentido
que favorezca la cooperación
y el altruismo, sin caer en el machismo,
el racismo o la xenofobia.

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comentarios

1

  • |
    anónima
    |
    04/01/2012 - 12:00pm
    <p class="spip">¿Mito y realidad? "El mito del darwinismo", más bien. El propio Darwin lo confirma en sus textos.</p> <p class="spip">MITO 1: El carácter progresista y "revolucionario" de Darwin</p> <p class="spip">"Me gustaría mucho tener la ocasión de discutir con usted [...] la idea en la que insisten todos nuestros sindicatos, de que todos los trabajadores, los buenos y los malos, los fuertes y los débiles, deben trabajar el mismo número de horas y recibir las mismas pagas. Los sindicatos también se oponen al trabajo a destajo (en suma, a toda competición). Me temo que las sociedades cooperativas, que muchos ven como la principal esperanza para el futuro, igualmente excluyen la competición. Esto me parece un gran peligro para el futuro progreso de la humanidad. No obstante, bajo cualquier sistema, los trabajadores moderados y frugales tendrán una ventaja y dejarán más descendientes que los borrachos y atolondrados". (Carta de Charles Darwin al profesor de leyes Heinrich Fick, partidario de la construcción de un sistema legal basado en el darwinismo, fechada en 1872)</p> <p class="spip">MITO 2: Darwin, azote de teólogos</p> <p class="spip">"Hay grandeza en esta opinión de que la vida, con sus diversas cualidades, fue infundida por el Creador en unas pocas formas ó en una sola; y que mientras este planeta, según la determinada ley de la gravedad, ha seguido recorriendo su órbita, innumerables formas bellísimas y llenas de maravillas se han desenvuelto de una origen tan simple, y siguen siempre desenvolviéndose." (Sobre el origen de las especies)</p> <p class="spip">Darwin, además, fue enterrado en la Abadí de Wedmister</p> <p class="spip">3) MITO 3: Darwin fue ajeno al darwinismo social y, por tanto, a su formulación por parte de Spencer:</p> <p class="spip">He llamado a este principio por el cual se conserva toda variación pequeña, cuando es útil, selección natural, para marcar su relación con la facultad de selección del hombre. Pero la expresión usada a menudo por Mr. Herbert Spencer de que sobreviven los más idóneos es más exacta, y algunas veces igualmente conveniente. (El Origen de las Especies)</p> <p class="spip">4) MITO 4: Marx apoyó al darwinismo de manera incodicional</p> <p class="spip">"Toda la doctrina darwinista de la lucha por la vida no es más que la trasposición de la sociedad a la naturaleza animada, de la doctrina sobre el bellum omnium contra omnes (la guerra de todos contra todos) y de la doctrina económico-burguesa de la concurrencia, unidas a la teoría demográfica de Malthus. Una vez ejecutado ese truco de prestidigitación (cuya legitimidad absoluta niego... especialmente en lo que se refiere a la teoría de Malthus), se trasponen de nuevo esas mismas teorías de la naturaleza orgánica a la historia y entonces se pretende que se ha demostrado su validez en tanto que leyes eternas de la sociedad humana". (MARX, Karl y ENGELS, Federico: Cartas Sobre las Ciencias de la Naturaleza y las Matemáticas. Barcelona: Anagrama, 1975, p.22.)</p>
  • Ilustración: Luis Demano
    Ilustración: Luis Demano
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