Tras tres años de trabajo, Hacktivistas ha propiciado
la paralización de la ley Sinde. Incluso si se
aprueba, tienen alternativas legales para esquivarla.
Los desafíos a internet en 2011
La red en mano de los intereses financieros
- Foto: Gabriel Pecot.
DIAGONAL: ¿Cómo se consiguió
la movilización que paralizó la ley
Sinde en la Comisión del Congreso?
ISAAC HACKSIMOV: La movilización
no ha sido espontánea, la red
ha sido incendiada después de dos
o tres años de trabajo y de visibilización
de este conflicto. Desde 2007,
gracias a Wikileaks, sabíamos los
planes del Departamento de Estado.
Después de tres años, cuando
se iba a aprobar la ley, la gente estaba
indignada y tenía una estrategia
para cambiar la votación. Gracias
a nuestro modelo de lucha, el activismo
copyleft, desde el principio
realizamos todas las actividades
abiertas, así mucha gente se puede
sumar y otras personas pueden utilizar
nuestras campañas como suyas.
Mucha gente se ha sumado a
las llamadas a medios, a diputados,
a sedes de partidos y a sus propias
bases. Incluso hemos incidido en
las bases del PSOE: la blogosfera
de Juventudes Socialistas se ha
opuesto a la ley Sinde. Aunque ahora
les exigen cerrar filas.
Hacktivistas promueve un nuevo
modelo de comunicación que supera
el modelo de acción, comunicación
y participación de los movimientos
sociales de los siglos XIX y
XX, aunque nace a finales del XX.
Por ejemplo, 10.000 personas se
manifiestan y gritan contra un político,
pero sólo se les escucha si es el
mismo lema. Nuestro modelo permite
que la comunicación, aún siendo
en masa, sea individual y se pueda
escuchar a cada una. Para defenderse,
el sistema ha creado un muro
antiparticipativo que bloquea el acceso
de las personas a sus representantes.
Los profesionales de la política
reciben a lobbys, pero no a la
ciudadanía. Es muy difícil encontrar
el teléfono de un diputado en
las webs institucionales, pero gracias
al sistema automatizado de envío
de emails Xmailer te puedes poner
en contacto con todos a la vez.
Este conflicto lo ha visibilizado
Hacktivistas y, como consecuencia,
ha llegado la reacción de los
medios de comunicación. Al ver
esta explosión, los medios acudieron
rápidamente para contarlo.
Está claro que la ciudadanía quiere
participar y comunicarse, lo que
no tiene son canales para ello.
D.: ¿Creéis que la ley Sinde será
aprobada en los siguientes pasos?
I.H.: Para vergüenza suya es muy
probable que los grupos que la tumbaron
en el Congreso ahora la levanten.
Por diferentes motivos, y
por su oportunismo, PP y CiU frenaron
su aprobación, pero no están
en contra de ésta. Lo sabemos por
los cables de Wikileaks.
El nuevo escenario es muy complejo.
Además, ¿por qué hay que negociar
con Álex de la Iglesia, el representante
de la industria del cine?
Él sabe que esta ley no va a funcionar,
ya tenemos un manual para explicar
como saltársela. Hay mil millones
de alternativas dentro de esta
reconversión industrial. Spotify ha
planteado una, las descargas pagadas
otra. El problema es una industria
cultural que teme perder su monopolio.
Los hackers han desarrollado
nodos libres donde compartir
programas de código abierto o redes
para compartir (p2p) sin un servidor
central, o redes encriptadas.
Ahora no se usan porque existe
Megaupload, pero cuando lo cierren
saldrán como setas.
Si el Departamento de Estado o
la Industria querían exportar esta
ley a Europa, con la que se ha montado,
cualquier sabrá como frenar
este tipo de legislación.
D.: Y mientras tanto no se conoce el
documento final del ACTA...
I.H.: El ACTA es un tratado internacional,
y no se puede imponer sobre
las legislaciones nacionales. Por
eso, necesitan las leyes de Francia y
España. Éstas son la excusa para
demostrar a nivel mundial que estas
legislaciones son necesarias y
que ya se aplican en otros lugares.
D.: En esta lucha por una red libre y
neutral, ¿que valor tiene Wikileaks?
I.H.: Habrá un antes y un después
en internet, mientras que la ley Sinde es irrelevante, inútil e inaplicable.
Wikileaks es mucho más de lo
que parece, no son siete u ocho ‘frikis’.
Es un plan precioso, montaron
todos sus recursos en zonas grises;
eligieron Visa, Mastercard, tener una
cuenta en suiza, Amazon; querían
testear los valores democráticos de
nuestra sociedad. Y cuando sacaron
la información a la luz, les atacaron
con fuerza: secuestro de dominios,
censura de PayPal, Visa, Amazon,
etc. Las empresas se lanzaron a por
ellos sin órdenes judiciales.
Es muy útil saber cómo Suiza permite
cuentas bancarias de criminales
y genocidas, pero no la de periodistas.
Ha sido un gran ejemplo de cómo
10 personas han hecho temblar a
las agencias de inteligencia y el control
de las grandes corporaciones.
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