ADAMA. 30 AÑOS. GAMBIA. MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE SIN PAPELES DE MADRID
"Todavía estoy esperando que me devuelvan el pasaporte"
Lleva en Madrid cuatro años y los comienzos fueron muy duros. En Gambia tenía dos tiendas de ropa de mujer con solo 26 años, pensó que podía mejorar su vida viniendo a España.Que recuerde ha sufrido siete controles de identificación. Por el calabozo ha pasado en más de una ocasión después de estas redadas.
ADAMA. 30 AÑOS. GAMBIA. MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE SIN PAPELES DE MADRID
"Todavía estoy esperando que me devuelvan el pasaporte"
Lleva en Madrid cuatro años y los comienzos fueron muy duros. En Gambia tenía dos tiendas de ropa de mujer con solo 26 años, pensó que podía mejorar su vida viniendo a España.Que recuerde ha sufrido siete controles de identificación. Por el calabozo ha pasado en más de una ocasión después de estas redadas.
“Una de las veces salía a comprar el pan en Lavapiés, por la mañana, me detuvieron y me soltaron a las 3 de la madrugada. En otra ocasión caminaba por la calle Montera a las 10 de la noche, iba a ver un amigo al que le llevaba un regalo. Me dieron el alto desde muy lejos. Me pidieron el pasaporte de mi país, todavía estoy esperando a que me lo devuelvan, y querían que les acompañara".
"¿Por qué yo entre todas estas personas?¿Porque soy negro?- les pregunté. ¿es que no hay libertad? Si no te gusta, vuelve a tu puto país-me contestó uno de ellos. Nunca llegué a casa de mi amigo, me llevaron a comisaría y me soltaron a las cuatro de la tarde del día siguiente."
"Otras veces me paran y no me llevan. Una de esas, estaba trabajando, repartiendo publicidad en Sol, con dos chicos rumanos más. Se acercó la policía y me pidió la documentación sólo a mí. Entiendo este es tu trabajo, pero entonces pídele la documentación a todo el mundo, no sólo a mí porque soy negro, porque me haces sentir mal y pienso que eres racista y mala persona. La policía se dio la vuelta y se fue, creo que le dio vergüenza, hay de todo".
“Acabas yendo con miedo, hasta que llegué aquí nunca me había confrontado a la policía. Afortunadamente he encontrado a gente que me quiere mucho; el principio fue mucho más duro”. “¿Estrategias para evitar redadas? Ahora tengo una situación regular. Antes, si estoy trabajando o he quedado con algún amigo estoy en casa estudiando, viendo la tele, leyendo...En la calle siempre va a haber policía buscando inmigrantes, negros. Si estás en casa seguro que no te pillan, si no estás te pillan seguro”.
"Hace un mes pararon en la calle a un amigo y le pidieron los papeles. El chico se asustó porque no tenía e intentó huir. Un montón de policías de paisano salieron corriendo detrás de él, le cogieron y le tiraron al suelo. Yo me acerqué (me llamó una amiga común que iba con él); para que no le golpearan sobre todo. Le dije, “no ha hecho nada, solo no tiene papeles”. Una de las policías me apuntó con la pistola y me dijo, “vete, si no quieres una bala”.
"Mi amigo estuvo casi tres días encarcelado y le pusieron una multa de 50 euros. Hay gente que ve estos abusos y pasa de largo, así no va a cambiar la situación. También es que a estas personas les caen multas por quejarse ante una redada. A una señora de 70 años en un restaurante senegalés, por quejarse para que no se llevaran a la gente del restaurante la llevaron a la comisaría y le pusieron una multa. ¡A una señora de 70 años! Con la crisis, nos culpan de muchos males."
ROSSÍO RODRÍGUEZ LIZARAZU, BOLIVIA. DETENIDA POR GRABAR UNA REDADA
“Los perros tienen más derechos que los sin papeles”
Cansada de que le pidieran regularmente los papeles y de que el Gobierno negara la existencia de estos controles, esta
boliviana de 40 años decidió documentar uno de ellos. Su lucha no ha sido en vano.
Rossío volvía del trabajo a las diez
de la noche cuando se encontró
con un control masivo de documentación
en el Metro de Avenida
de América, Madrid, y decidió grabarlo,
a pesar de que en ese momento
la situación de esta boliviana
era irregular desde el punto de
vista legal. “Siempre me piden los
papeles y acababa de ver a Rubalcaba
en la tele diciendo que las
redadas no existían, traté de documentar
lo contrario”, comenta.
La policía le quitó el móvil a la
fuerza torciéndole la mano y le
borraron no sólo el vídeo de la redada,
sino hasta las fotos de sus hijos.
Se pasó dos días completos detenida
en comisaría, poniendo en
riesgo la salud de las personas
mayores a las que cuidaba y su propio
trabajo, que no perdió.
De su
periplo legal destaca asombrada:
“En el primer atestado la policía dijo
que cuando me vieron sacar el
móvil, ¡pensaron que era terrorista!
Los dos policías me acusaron de
haberles pegado cuando eran mucho
más grandes que yo, y yo era la
única que contaba con un parte de
lesiones”. Al final la acusaron de
falta leve y tuvo que pagar una multa
de 80 euros, pero perdió algo
más valioso: le denegaron los papeles
que estaba regularizando.
En el
momento en que la detuvieron, de
hecho, iba con una compañera de
trabajo que tuvo miedo de declarar
como testigo por las consecuencias
que pudiera tener esta acción en la
renovación de su autorización de
residencia y trabajo. “Yéndome a
un extremo, a veces pienso que en
este país los perros tienen más derechos
y más visibilidad que las
personas sin papeles”, piensa.
Con su valentía, Rossío ha conseguido
ya más visibilidad para
estas cuestiones. Además ha recurrido
el caso con una abogada
experta en derechos humanos.
Cuando nos contaba esta historia
acababa de firmar su permiso de
residencia ligado al trabajo.
CHEIKH DIA, SENEGAL. DETENIDO OCHO VECES EN DOS AÑOS
“Paso mucho tiempo en casa, en la calle te pueden detener”
Vive alerta y no es para menos. La policía le ha detenido ocho veces en dos años, incluso mientras hacía gestiones administrativas.
Se ha dado un plazo para volver a su país, donde cree que ahora se vive mejor.
Le detuvieron haciendo gestiones
en los juzgados de plaza Castilla
para regularizar su situación. Le
preguntaron por la documentación,
le pidieron una multa de 200
euros que no tenía y se lo llevaron
a la comisaría. Cheikh Dia, senegalés
de 27 años, estuvo allí hasta
las cinco de la tarde, desde primera
hora de la mañana. Otras veces
ha llegado a estar dos días encerrado,
tomando galletas por toda
comida (parece que es lo único que
dan de comer en comisaría durante
las detenciones preventivas, incluso
durante tres días).
Le han detenido ocho veces en
dos años. Sabe que en Puente de
Vallecas (Madrid), donde vive, hay
más policía los lunes y los viernes y
conoce las zonas donde se concentran.
“Si eres negro, te piden la documentación.
Paso mucho tiempo
en casa, en la calle te pueden detener.
Tengo un amigo al que acaban
de encerrar en el Centro de
Internamiento de Extranjeros
(CIE) durante dos meses, dos meses
encerrado por no tener papeles,
antes era un mes. No ha hecho nada,
no ha robado ni ha cometido
ningún delito”, nos cuenta.
“Vine buscando una vida mejor,
pero no tengo trabajo porque no
tengo papeles. Si los españoles están
en paro, ¿qué vamos a hacer
los extranjeros? Cada año que pasa
es más duro. España es un país
en crisis, antes trabajábamos en la
construcción, ahora no hay construcción.
Sólo nos queda vender
en la calle, y cada vez está peor. La
gente apenas compra, la policía te
persigue”, desgrana. Quiere ahorrar
dinero para comprar el billete
que le devuelva a Senegal: “No
quiero aguantar más. Si el año que
viene no tengo papeles, me vuelvo
a mi país. Si ni siquiera puedes salir
por la noche, ¿qué es esto? Un
buen amigo mío ya se ha vuelto”.
En Senegal antes de venir estudiaba
árabe. Es imán. “Yo creo que
ahora en mi país se está mejor.
Ahora veo a algunos extranjeros
que llegan y duermen en la calle.
Al menos en Senegal vivía con más
solidaridad”, resume.
Cámaras encausados: de la noticia a los tribunales
100 euros de propina
Alicia Mesonero estaba fotografiando redadas en Lavapiés (Madrid) como colaboradora de DIAGONAL. La policía le pidió su DNI cuando intervino
para preguntar por una detención. Más tarde fue citada para un juicio por alteración del orden público en el que declaró un policía que no estaba cuando la identificaron. La multa ascendió a 100 euros.
40 horas en una celda a tres grados
Pedro Armestre, un fotógrafo independiente, fue detenido junto con los 15 activistas de Greenpeace que se encaramaron el 15 de febrero a una
de las torres de refrigeración de la central nuclear de Cofrentes (Valencia) para exigir su cierre. Armestre fue detenido 40 horas en una celda a tres grados de temperatura. Ahora afronta un juicio por desobediencia.
Testigo incómodo en un desalojo
El fotógrafo José Alfonso (ABC) tuvo que identificarse ante la policía mientras cubría un desalojo en la Cañada Real de Madrid. No le dió
importancia hasta que recibió a los pocos días una citación para un juicio por desorden público. Fue absuelto.
Coacciones en el lugar de trabajo
Albert García, fotógrafo del semanal independiente catalán La Directa, interpuso dos querellas contra agentes de los Mossos d'Esquadra
por coacciones y amenazas. La primera, cuando hacía fotos y la segunda, más grave, tras una 'visita' de uno de los agentes mientras Albert se encontraba trabajando de camarero. Los mossos fueron absueltos.
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