Las protestas transnacionales se generalizan al mismo ritmo que las recetas de austeridad. La llamada a acampar el 17 de septiembre frente a la sede del capitalismo financiero en Nueva York abre el calendario de luchas de este otoño contra el gobierno de las élites mundiales.
Del 15-S al 15-O: citas para calentar el otoño indignado
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El otoño del 15M
15M: victorias y transformación
15M y ciudadanía. La ola que no cesa
Especial 15M
- Carlos Aragón
Dicen que la estrategia contemporánea
de tomar las plazas para
provocar un cambio político surgió
en la Serbia de Milosevic a
principios de siglo. En la web takethesquare.
net hay un resumen
de doce puntos que se pueden sintetizar
en cuatro líneas básicas: elegir
un lugar representativo o transitado
(llámese Tharir, Sol o
Syntagma), resumir el mensaje en
dos o tres lemas que entienda todo
el mundo (que no nos representan,
lo llaman democracia y no lo es),
actuar de forma pacífica y, como
consecuencia de todo lo anterior,
sumar al mayor número de gente.
Con esas misma líneas, el 17 de
septiembre, miles de estadounidenses
se han propuesto ocupar
simbólicamente Wall Street, el corazón
financiero del mundo, donde
se encuentran las sedes de las
agencias de calificación de riesgo,
convertidas desde el comienzo de
la crisis en el ’coco’ por el que se
justifica un estado de excepción
constante que indisimuladamente
retira una a una las piedras de los
Estados de Bienestar.
En agosto, el presidente de Estados
Unidos, Barack Obama, impulsó
un acuerdo para limitar el déficit
público de este país, un trato
que para el analista Mike Whitney
es un pago por los servicios prestados
a Wall Street por el apoyo financiero
a su elección como presidente,
ya que el acuerdo incluye
una cláusula por la que un organismo
“de ejecución” decidirá de dónde
se recorta el billón y medio de
dólares que, está previsto, reduzca
el déficit de este país.
El cambio en la
Constitución fija como
“prioridad absoluta” el
pago de la deuda y de
sus intereses
Para Withney esto significa que
la elaboración de presupuestos escapará
del control político del
Congreso. Cabe recordar que el
Departamento del Tesoro aprobó
en 2008, con Bush como presidente,
un plan de rescate financiero
de Wall Street por valor de 700 mil
millones de dólares. Mientras, la tasa
de pobreza alcanzó en 2009 el
14,3%, la cifra más alta desde
1960. En EE UU, uno de cada cinco
niños y uno de cada siete adultos
vive por debajo del umbral de
la pobreza.
Capitalismo ‘zombie’
También en agosto, el presidente
José Luis Rodríguez Zapatero pactó
con el Partido Popular una reforma
de la Constitución para establecer
límites al déficit público
en la carta magna, que hasta la fecha
sólo se había retocado en una
ocasión. “¿Piensa el zombie político
Zapatero más en su futuro personal
que en ninguna otra cosa, y
desde luego más que en el futuro político
de su propio partido?” se preguntaban
en la revista Sin Permiso
los analistas Antoni Domènech y
Gustavo Buster.
Después del rescate financiero y
tras un año y medio de políticas de
ajuste, el Gobierno de Zapatero
sorprende incluso a los sindicatos
de concertación con una reforma
que señala que, además del techo
del gasto, determina que el pago de
los intereses de la deuda “gozará
de prioridad absoluta” para todas
las administraciones públicas. Esto se traduce en
que la banca tendrá prioridad en el
cobro de una deuda que, hay que
recordar, se asumió como pública a
través de un rescate que permite inyectar
hasta 99.000 millones al sector
financiero.
Mientras, el 20,8% de la población
vive por debajo del umbral de
la pobreza. Es la peor cifra en los
últimos 15 años y está cuatro puntos
por encima de la media europea,
cuando al comienzo de la crisis
la diferencia era de dos puntos
y medio. España sigue manteniendo
la misma distancia en gasto social
con la UE que tenía en 1979.
Una simple etiqueta en
la red social twitter
difundía en tiempo real
la indignación contra el
punto 3 de la reforma
A la constante amenaza sobre
los mecanismos de reproducción
social en todo el planeta sigue una
respuesta también global, y, acaso
por primera vez en la historia, la oposición
al sistema capitalista puede
ser construida en tiempo real a través
de internet y las redes sociales.
Un ejemplo de esa inteligencia
colectiva con la que se asocia el
funcionamiento de las redes:
mientras el equipo del candidato
social-liberal Alfredo Pérez Rubalcaba
(PSOE) trabajaba para sacar
el porcentaje de techo de gasto de
la propuesta lanzada por Zapatero,
una sencilla etiqueta en la red
social Twitter destacaba y difundía
el auténtico motivo de la indignación:
la marca #135_3 ponía como
centro de atención el punto de
la reforma que fija la prioridad del
pago de la deuda como principio
constitucional. Un matiz tan simple
como para desbaratar los méritos
‘indignados’ del candidato
Rubalcaba.
Como un sistema de vasos comunicantes,
la toma de Wall Street
el 17 de septiembre rebotará a la
bolsa de Madrid, de Frankfurt o
Tokyo. Los idiomas son distintos
pero el mensaje es el mismo: esta
crisis no la pagamos.
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