ACTUALMENTE EL 65% DE LAS TRABAJADORAS DEL HOGAR AFILIADAS A LA SEGURIDAD SOCIAL SON EXTRANJERAS
El PSOE incumple su anuncio: las empleadas de hogar no se acercan al Régimen General

En 2006, el Gobierno de Rodríguez Zapatero anunció
que se iba a llevar a cabo la reforma del Régimen
Especial de Empleados de Hogar en el proyecto para
modificar la Ley General de la Seguridad Social, sin
embargo la última reforma del mercado de trabajo
no modifica la situación de precariedad en la que están
instaladas las trabajadoras del sector doméstico.
La reforma laboral ha modificado levemente algunos
puntos sin tocar lo esencial, es decir, sin alterar
la invisibilidad de un trabajo que se relaciona directamente
con la migración femenina, los cuidados y,
en definitiva, la propia organización de la sociedad.

- Limpiar en tiempos de crisis

- “Las trabajadoras del hogar necesitan más apoyo”

- Empleo de hogar, cuidados y ciudadanía global

04/10/10 · 13:22
Edición impresa
JPG - 89.3 KB
3_trabajadoras_olmo_calvo
Cientos de mujeres se manifestaron en Madrid el 28 de
marzo para exigir al Gobierno que equipare los derechos
de las trabajadoras del hogar con los de los trabajadores
de Régimen General.

Si la crisis económica ha aumentado
los índices de desempleo, no ha ocurrido
así en el trabajo doméstico,
donde el número de afiliaciones se
ha mantenido estable o incluso en
aumento en este sector claramente
feminizado. Unas 800.000 personas,
más del 90% mujeres, trabajan como
empleadas del hogar en España, según
datos del Instituto Nacional de
Estadística. De ellas, se calcula que
280.000 están dadas de alta en la
Seguridad Social y el resto forman
parte de la economía sumergida
. Sin
embargo, cotizar en este sector no
supone un reconocimiento de derechos
laborales equiparable a los del
Régimen General, regulado desde
1985 por el Régimen Especial de
Empleados del Hogar (REEH).

Arantxa Zaguirre, del Servicio de
Orientación Jurídica de Extranjeros
del Colegio de Abogados de Madrid,
recuerda que en 2006 el Ejecutivo se
comprometió a integrar a las empleadas
del hogar en el Régimen General
pero este compromiso nunca
ha llegado a cumplirse
. Durante este
tiempo, sostiene que se ha producido
una “simbiosis perversa” entre el REEH
y la Ley de Extranjería a medida
que se masificaba la incorporación
de las españolas al mercado laboral
y las tareas domésticas de las que se
encargaban en casa se transmitían a
mujeres migrantes. Hoy, el 65% de
las trabajadoras del hogar afiliadas
son extranjeras, muchas de ellas “capaces
de aguantar condiciones que
una trabajadora autóctona no soportaría”
por miedo a perder los permisos
de trabajo y de residencia, precisa
Zaguirre. “La ausencia de prestaciones
por desempleo puede llevar a
la aceptación de situaciones inaceptables,
como en el caso de empleadas
internas sin red social o familiar
en el Estado español, que saben que
un despido supone quedarse sin trabajo,
sin ingresos y sin casa en un
mismo día
”, explica esta abogada.

El REHH no reconoce cotizaciones
y prestaciones por desempleo, de
ahí que –según Zaguirre– muchas extranjeras
en paro paguen de su bolsillo
la cotización a la Seguridad Social
–160 euros mensuales– para poder
renovar sus tarjetas de residencia.
Por otro lado, “a muchas españolas
no les importa trabajar en negro porque
la regulación es tan cutre que
apenas les compensa estar dadas de
alta”, agrega la abogada. Por su parte,
la antropóloga social Silvina
Monteros incide en la necesidad de
“abolir el régimen de internas” y que
se fije una jornada máxima de 40 horas
semanales
, excepto en la regulación
del trabajo nocturno, que debe
fijar también una duración determinada.

"800.000 personas trabajan
como empleadas del
hogar en España, de ellas,
280.000 están dadas de
alta en la Seguridad Social"

“Vivir con la familia da un toque
de servilismo y el trato personal
en esta convivencia dificulta que se
defina la situación profesional”, subraya
Monteros. Respecto a las consecuencias
de la Ley de Extranjería,
coincide con Arantxa Zaguirre en
que las reformas de la norma (la última
se llevó a cabo en 2009) dificultan
la reagrupación familiar e impiden a
las migrantes tanto contar con un entorno
que les ayude a conciliar su vida
personal y profesional, como no
ejercer su derecho a la maternidad.

Efectos de la reforma laboral

La reforma laboral aprobada por el
Gobierno no mejora la situación del
trabajo doméstico. Arantxa Zaguirre
lamenta que “hacia donde vamos no
es a que las trabajadoras del hogar
se acerquen a conseguir los derechos
del Régimen General, sino que el
Régimen General se está acercando
al de las trabajadoras del hogar
”. Las
novedades se basan en reducir del
45% al 30% el máximo del salario
que se puede percibir en especie y
establecer que no pueda cobrarse en
metálico un salario inferior al mínimo
interprofesional, fijado en 633
euros. Para Silvina Monteros, estas
medidas son insuficientes porque la
mayoría de las trabajadoras están sin
contrato y, por tanto, no se puede
asegurar el salario mínimo interprofesional;
además, siempre cobran
menos que el resto porque sólo se les
reconocen dos pagas extraordinarias
anuales de 15 días cada una.

Asimismo, la reforma contempla la
contratación a través de entidades
intermediarias que, a juicio de
Monteros, favorecen la precariedad,
a no ser que se llegue a un acuerdo
de mínimos por debajo de los cuales
no se permita contratar.
Una de las causas de la ausencia
de mejoras en la regulación del sector
es que sus representantes, las
asociaciones de trabajo doméstico,
nunca se han sentado a la mesa de la
negociación colectiva junto a la CEOE,
CEPYME y los sindicatos mayoritarios,
CC OO y UGT. Arantxa Zaguirre
considera que la posición sindical
“no está clara” y reconoce que
la negociación es “difícil” porque “defienden
a las empleadoras, que son
trabajadoras normales que tienen salarios
normales; la mayoría mileuristas”.
Por eso, apuesta por una “negociación
diferente” para el caso de las
trabajadoras del hogar que cuente
con la postura de las asociaciones
que las representan. En este sentido,
Monteros critica la parálisis parlamentaria
para mejorar las condiciones
laborales del sector pero resalta
que a nivel cívico, las empleadas del
hogar se están moviendo muchísimo
y esto es muy positivo”
. Muestra de
ello son los encuentros promovidos
por el Instituto Internacional de las
Naciones Unidas para la Promoción
y Capacitación de la Mujer (UN-INSTRAW)
en 2009, que reunieron en
Madrid a más de 30 entidades sociales
de todo el Estado que elaboraron
un pliego de propuestas para acabar
con las discriminaciones del REEH.

“A nivel cívico, las
empleadas de hogar
se están moviendo mucho
y esto es muy positivo”,
recalca Monteros

Este año, la experiencia se repite en
Granada, Albacete y Pamplona.
Las tareas de cuidado
Las deficiencias en la regulación del
trabajo doméstico repercuten de forma
negativa en las tareas de cuidado.
Raúl Beltrán, colaborador de la
Plataforma por la Defensa de la Ley
de Dependencia, declara que en aplicación
de esta ley, “las administraciones
públicas están recurriendo de
forma abusiva a las prestaciones económicas
por personas cuidadoras en
el entorno familiar”. Según sus datos,
el 49% de las prestaciones son de
este tipo
y las relativas a la contratación
de personal asistente, que se corresponde
con la contratación particular
del trabajo doméstico, representan
el 0,1%. En su opinión, estos
porcentajes derivan, en parte, del hecho
de que muchas personas dependientes
no tienen ingresos suficientes
para hacer frente a sus necesidades
elementales (viviendas adaptadas,
equipamientos, cuidados personales,
movilidad, etc.). Beltrán añade
que cuando no se cuenta con ayudas
públicas, quienes no pueden hacer
frente a los gastos que necesitan,
“tampoco están en disposición de
afrontar el pago de un salario justo
para trabajadoras domésticas, con lo
que se extienden las situaciones de
exclusión social y precariedad entre
ambos colectivos”. Para Beltrán, la
Ley de Dependencia debería ser
“una buena oportunidad” para hacer
emerger la economía de los cuidados
que se encuentra al límite de la
legalidad. No obstante, “la escasez
de las ayudas económicas, así como
la falta de servicios sociales públicos
encargados de prestar servicios de
apoyo a la autonomía personal, contribuyen
a la situación de precariedad
de las trabajadoras domésticas”
,
concluye Beltrán.

LA PERSPECTIVA
ECOFEMINISTA

El grupo de Ecofeminismo de
Ecologistas en Acción entiende
que el trabajo doméstico es «el
sustento de nuestra existencia»
pero «los trabajos esenciales
para la supervivencia están
infravalorados», explica Marta
Pascual, una de las componentes
del grupo. Para Ecologistas
en Acción, este trabajo debería
respetar los «tiempos de la vida»
y convertirse en un modelo a
imitar pero, para conseguirlo, es
necesaria una revisión de la
estructura laboral que suprima
la división sexual del trabajo.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

3_trabajadoras_olmo_calvo
3_trabajadoras_olmo_calvo
separador

Tienda El Salto