Fotografiar a funcionarios en espacios públicos se ha convertido en un trabajo de riesgo para muchos
fotógrafos. Algunos han sido agredidos y detenidos por la policía mientras realizaban su trabajo.
- Foto: Ramon Fornell.
“Los reporteros gráficos encontramos
grandes obstáculos a la hora de
fotografiar operativos policiales en
espacios públicos”, denunciaba a finales
de septiembre la Asociación
Nacional de Informadores Gráficos
de Prensa y Televisión (ANIGP-TV),
cuando se conocía que la Federación
de Asociaciones de Periodistas de
España (FAPE) negociaba con el
Ministerio de Interior un convenio
de colaboración para que los periodistas
que cubran sucesos que requieran
la intervención policial puedan
portar una identificación, a modo
de chaleco, para que las fuerzas
de seguridad les faciliten su labor.
“Sabemos que esto puede ser polémico,
porque previamente deberás
estar identificado por el Ministerio,
pero, si después pasa algo, se podrán
exigir responsabilidades por ataques
a la libertad de información”, explica
Víctor Lerena de la ANIGP-TV.
Sorprendido por este tipo de medidas
se muestra el fotoperiodista argentino
Walter Astrada. “No entiendo
por qué nos tenemos que identificar
de una forma especial”, explica.
“Si están haciendo su trabajo de forma
legal, por qué se enojan cuando
ven a un fotógrafo”, se pregunta
Astrada, que durante la huelga general
sufrió un intento de robo de su cámara
por parte de un Policía Nacional.
En ese momento, agentes antidisturbios
intentaban impedir que
una masa crítica de ciclistas circulara
por las calles de Madrid en apoyo
a la jornada de paro.
Guillem Valle, que el año pasado
fue agredido durante las cargas policiales
que siguieron al desalojo del
rectorado de la Universitat de
Barcelona de estudiantes antiBolonia,
reconoce que ahora la policía
“parece que se corta un poco más”
debido al gran revuelo que se montó
en ese momento. Eso sí, en el desalojo
de la Universitat, él llevaba un brazalete
rojo para identificarse como
periodista.
“¿Puede suponer esto una discriminación
para otras personas que,
aun no siendo periodistas, deseen
documentar algún suceso o evento
en la calle? Sí, pero no hay que confundir
términos. Hacer fotos o grabar
sin llevar acreditación no es sinónimo
de ilegalidad y por ello no pueden
detenerte, pegarte o amenazarte”,
recuerda Valle.
“Un agente de la autoridad no puede
quitar la tarjeta o la cámara a un
fotógrafo. Es totalmente ilegal, sólo
lo podría hacer un juez”, puntualiza
Lluis Salom, secretario de organización
del sindicat de l’imatge catalán
UPIFC. Salom también reconoce que
como “hábito de cortesía”, los medios
publican desfigurados los rostros
de policías, pero no es ninguna
obligación puesto que son fotografiados
mientras realizan una labor
pública.
Astrada no ha sido el único fotógrafo
agredido en las últimas semanas.
En tres ocasiones ha sido detenido
Edu León, de DIAGONAL y Latino,
mientras que Jesús G. Feria (La
Razón) y Josep Lluis Sellart (El País)
también han sido agredidos mientras
fotografiaban a policías. Incluso,
Feria estuvo una noche detenido.
Fronteras Invisibles
Además de detenerle en tres ocasiones,
a Edu León, los agentes de la
Policía Nacional le quitaron la tarjeta
una vez y la cámara en dos ocasiones.
León, junto a sus compañeros
de DIAGONAL Olmo Calvo y David
Fernández, llevan meses fotografiando
los controles de identidad masivos
a migrantes. Un trabajo publicado
en este periódico y en la exposición
Fronteras Invisibles, que, gracias
al apoyo de la Federación
Regional de Asociaciones de Vecinos
y la Secretaría Nacional del
Migrante de Ecuador está siendo expuesto
en las asociaciones de vecinos
de Madrid.
Edu León afronta dos juicios en
los próximos meses. Tras su primera
detención, León fue acusado de
obstrucción a la policía y por supuesta s
amenazas a un guardia de
seguridad de Metro. La denuncia
que la policía interpuso después de
la segunda detención ha sido desestimada.
En este caso, León ha denunciado
a su vez al cuerpo de policía
por detención ilegal. El Defensor
del Pueblo ha pedido explicacione s
a la Policía Nacional después de que
un juez desestimara las razones del
segundo arresto. Además, León está
acusado de atentado a la autoridad
y amenazas por la detención de la
Casa de Campo, la tercera en menos
de seis meses. León siempre ha sido
detenido mientras fotografiaba actuaciones
policiales con migrantes.
“Estas redadas son racistas, un policía
puede pedir a cualquier persona
su documentación, pero ¿a quiénes
piden los documentos? Sólo a gente
que por sus rasgos físicos pueden ser
migrantes. Saben que hacen algo ilegal
y se enojan por tener testigos. Es
de risa”, explica Astrada. “Pretenden
que los medios de comunicación
sean gabinetes de prensa y lo peor es
que los medios lo asumen como tal”,
concluye este fotoperiodista, que ha
recibido cuatro veces el premio
World Press Photo de fotoperiodismo.
Brazaletes en Catalunya
“Por primera vez, durante una jornada
en la que hubo incidentes
violentos, la huelga general del
29-S, ningún fotógrafo fue agredido”,
se alegra Lluis Salom, secretario
de organización del sindicat
de l’imatge catalán UPIFC. En su
memoria todavía están los 33
periodistas agredidos después del
desalojo de estudiantes anti Bolonia
del rectorado de la Universitat
de Barcelona en 2009. Tras estas
agresiones se produjo un acuerdo
entre el Col·legi de Periodistes de
Catalunya y la Consellería de Interior
para que los fotógrafos se
identifiquen con un brazalete
naranja. Eso sí, esto no soluciona
todos los incidentes entre informadores
gráficos y policías. Por ejemplo,
Salom relata que todas las
denuncias de fotógrafos contra
policías han sido archivadas porque
nunca se ha podido identificar
a los agentes.
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