AÑOS ‘70

Proliferan las comisiones antiagresiones y los grupos de autoayuda contra la violencia sexual. “La calle y la noche también son nuestras”, “ninguna agresión sin respuesta” son dos grandes lemas, reivindican el derecho al placer, la libertad sexual y la potencia para actuar de forma colectiva.

AÑOS ‘80

La violencia en los hogares deja de ser algo privado. El movimiento está en las calles. Se abren casas de acogida al calor de las redes de apoyo. Grandes movilizaciones por la reforma del código penal en 1989: la violación deja de ser tratada como un delito contra el honor.

AÑOS ‘90

Las instituciones son las que conceptualizan la violencia y el movimiento feminista queda en segundo plano. Aparece el delito de violencia de género. Se institucionaliza la atención a las víctimas a través de programas sociales, jurídicos y psicológicos. Se centra el análisis en la pareja y las agresiones sexuales se dejan a un lado.

ÚLTIMA DÉCADA

Más allá del feminismo institucional se critica el enfoque victimista y reducido de la gestión de la violencia de género y se exploran vías de prevención. Se habla de violencia machista más allá de las relaciones heterosexuales y se consolidan grupos de hombres que reflexionan sobre la masculinidad.