La formulación de propuestas en las asambleas a
menudo se topa con las dudas acerca de cómo se
pueden sufragar, pero esas dudas tienen respuesta.
El movimiento se proyecta más allá de las acampadas
El difícil (aunque necesario) camino del cambio constitucional
Uno de los puntos centrales
de lo que podemos llamar
“ideología de la crisis”
es la afirmación categórica
de que no hay dinero para
sostener las instituciones del Estado
de Bienestar, ni para las demandas
salariales, que siempre son demasiado
altas, ni mucho menos para aventuras
“financieramente insostenibles”
como la Renta Básica. Es fácil
encontrar los síntomas de este ambiente
generalizado de falta de recursos,
la formulación de la más nimia
propuesta de reforma redistributiva
es siempre saludada con un:
“Y esto ¿quién lo paga?”.
Lo cierto es que esta sensación
subjetiva de escasez está provocada
por el modelo de distribución de recursos
que genera el capitalismo financiarizado.
Uno de los efectos
principales de la financiarización es
una fuerte centralización y polariza-
ción, tanto de la riqueza como del ingreso,
a favor de lo que Marx llamaba
el capitalista en dinero, es decir,
los acreedores de deuda o los poseedores
de títulos de propiedad sobre
activos financieros. Estos mecanismos
de succión de la riqueza social
no han aparecido con la crisis –de
hecho, han estado funcionando a
pleno rendimiento durante el ciclo
expansivo–; simplemente, con la crisis,
se han vuelto muy evidentes. Es
decir, no hay escasez de dinero (o de
riqueza), sino que está muy concentrado
en pocas manos. De alguna
manera, como sucede con otras variantes
del There is no alternative
thatcheriano cada vez que afirmamos
que no hay recursos suficientes
para financiar cualquier institución
que sostenga mínimamente la vida
social, la hegemonía neoliberal se
apunta un tanto.
Podemos intentar hacer visible este
modelo de captación de riqueza, y
la ideología que lo sostiene, mediante
cinco apuntes concretos:
1) Rescates financieros
Entre 2008 y 2009, se emplearon 18
billones de dólares en rescates financieros
en todo el mundo. Los
países ricos movilizaron para rescatar
a los bancos trescientas veces
la cantidad anual adicional necesaria
para alcanzar los Objetivos de
Desarrollo del Milenio de las Naciones
Unidas. Los Objetivos de Desarrollo
del Milenio establecen, entre
otras cosas, el cálculo vigente del
coste de la desaparición del hambre
en el mundo.
2) Compra de activos tóxicos
En 2008, en uno de estos rescates, el
llamado Troubled Assets Relief
Program (TARP), el Gobierno norteamericano
dedicó 700.000 millones
de dólares a una compra pública masiva
de activosrespaldados por hipotecas
subprime que simplemente habían
dejado de tener precio. Esta
cantidad es semejante al total de los
salarios en España. Es decir, Estados
Unidos habría podido pagar un año
sin trabajar a todos los asalariados
de España.
3) Beneficios financieros
Al menos desde 2009, la formación
de beneficios financieros está directamente
relacionada con la subida
artificial de los intereses de la deuda
pública de los Estados. Por ejemplo,
antes de la actual subida de tipos de
interés, los bancos europeos estaban
obteniendo beneficios por el simple
expediente de tomar dinero prestado
del Banco Central Europeo al 1% para
comprar deuda griega, española,
irlandesa o portuguesa con rendimientos
entre el 5% y el 12%. Pues
bien, en una de estas operaciones de
ataque sobre la deuda española, en
otoño de 2009, antes incluso de su
momento álgido en primavera de
2010, un amago de bajada de calificación
por parte de Standard and
Poors costó al Estado español 1.800
millones de euros. Ese mismo año, la
ampliación del seguro de desempleo
con 426 euros por trabajador tuvo un
coste total de 1.200 millones de euros.
Por supuesto, fue está segunda
medida la que se utilizó para decir
que las cuentas del Estado estaban
en grave peligro de insostenibilidad.
4) Fraude fiscal
El leonino plan de ajuste que promulgó
el Gobierno de Zapatero en
mayo de 2010 estipulaba la reducción
del déficit que se derivaba del
ajuste en unos 18.000 millones de euros.
Pues bien, según Gestha, el sindicato
de los inspectores de hacienda,
el fraude fiscal anual en España
es de 165.000 millones de euros. Y,
esto, dentro de un modelo fiscal absolutamente
regresivo como el español,
en el que las rentas del trabajo
soportan la gran mayoría del esfuerzo
fiscal.
5) Paraísos fiscales
Dentro de la más estricta legalidad,
un tercio de los activos del
mundo quedan fuera de la posibilidad
de tasación porque están situados
en paraísos fiscales. Según
Tax Justice Network, la cantidad
de activos de individuos situados
en paraísos fiscales asciende a
11,5 billones de dólares esto representa
una pérdida de recaudación
de 250.000 millones de dólares
anuales. Los flujos transfronterizos
de evasión de capitales a
nivel mundial se acercan al billón
de dólares. Es decir, cada año se
pierde la posibilidad de tasar el
equivalente a una economía como
la española que genera un producto
interior bruto de un poco
más de un billón de dólares.
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