ANÁLISIS: MEMORIA Y OBSOLESCENCIA DE LOS NUEVOS SOPORTES TECNOLÓGICOS
La obsolescencia precoz pone en peligro la memoria colectiva

Para el autor, lo que ha
cambiado no es el olvido
y la destrucción, algo
que siempre ha existido,
sino los actores
que los controlan.

28/03/11 · 8:00
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Obsolescencia (Diego González)

No soy un coleccionista de libros antiguos,
pero tengo en mi biblioteca
algunos libros impresos hacia la mitad
del siglo XIX. Después de 150
años desde su impresión, cualquiera
puede leerlos sin el menor problema,
incluso las notas al margen
que manos desconocidas han dejado
en este siglo y medio. Por otro lado,
tengo en casa algunos discos
floppy de 5 pulgadas y media con algunos
de los primeros programas
que escribí durante la carrera. Casi
20 años después de su escritura, me
resulta imposible leer estos programas.
Por falta de dispositivos que
puedan leer los discos, y por el natural
desgaste del soporte magnético,
es como si no hubieran existido
nunca.
Otros programas están, por
el momento, a salvo en CD y pen drives,
pero ya sé que las leyes de la
mecánica cuántica harán que en 50
años todos estos datos desaparezcan.
En la era de la informática (lo
declaró en una entrevista el director
de cine Jean-Claude Carrière) no
hay nada más efímero que un soporte
permanente.

Por primera vez en 3.000 años,
la mayor parte de la producción
cultural de nuestra época se ve entregada
a soportes con una vida
muy limitada,
ya sea por la obsolescencia
intrínseca de estos medios,
ya sea porque los cambios
impuestos a la informática están
transformando todos nuestros estándares
en lenguas muertas en el
plazo de pocos años. ¿Cuáles serán
las consecuencias culturales y
sociales de este proceso de desaparición,
de este olvido forzoso?

Hay que poner la cosa en perspectiva.
La inestabilidad de la memoria
colectiva no es algo nuevo, ni
mucho menos. Hasta el siglo XX, la
memoria se entregaba a libros y documentos
escritos que, si bien en
principio son más duraderos que los
soportes informáticos, no ofrecían
garantía de durabilidad. En la antigüedad
y en la época medieval, los
frecuentes incendios de bibliotecas
causaron pérdidas masivas de libros
y documentos, a veces de manera
definitiva. La censura también ha
hecho estragos, y hoy casi todo lo
que sabemos sobre los estoicos nos
llega a través de Sextus Empiricos,
que escribía para refutarlos.

El olvido, casual o intencional,
también sirve para forjar una cultura,
aun si a veces una cultura intolerante
es culpable de tragedias como
la desaparición completa de los escritos
Maya y Azteca. El problema
es el ritmo de la destrucción. Miles
de copias de libros antiguos se han
quemado en las biblioteca medievales,
pero a un ritmo bastante lento
como para permitir que nuevas copias
aparecieran. Libros que habían
desaparecido de la Cristiandad han
sido preservados por la obra independiente
de los copistas árabes, y
viceversa. Pero no está claro que
una cultura como la nuestra, que
produce una cantidad inmensa de
información y que la destruye en pocas
décadas, tendrá el tiempo de filtrar
adecuadamente, de establecer
lo que merece la pena preservar.
Lo que está cambiando en nuestra
época no son el olvido y la destrucción
(que siempre han existido),
sino los actores que los controlan.

Sólo pocas empresas hoy tienen el
dinero y el interés para mantener
operativos los pocos aparatos que
pueden leer una cinta de ordenador
grabada hace 50 años y, con el control
cada vez más estricto de los formatos
de datos y su siempre más rápida
obsolescencia, la situación empeorará.
En el momento en que sólo
Adobe u Oracle puedan leer el corpus
completo de las leyes de un
Estado, ¿quién detendrá el poder
efectivo?
¿Si los libros se publicarán
sólo en versión electrónica, quién
controlará su permanencia en la memoria
colectiva? Si los libros se encuentran
en una situación difícil,
mucho peor es la situación de todos
esos documentos menores, que muchas
veces son esenciales para la recuperación
de la memoria.

Mucha de la información que
nos llega y que constituye nuestra
memoria colectiva se encuentra
en documentos secundarios no
destinados explícitamente a la
conservación, que han conseguido
de alguna manera evitar la destrucción.
¿Conseguirá nuestra
época preservar esta información
banal pero imprescindible?
En su libro Diario mínimo, Umberto
Eco imagina un antropólogo
del futuro que consigue encontrar
unos pocos documentos de nuestra
época: se trata de algunas líneas de
canciones pop. Por falta de información
de contexto, el antropólogo
construye una imagen completamente
falsa (y muy divertida) de la
época, interpretando las canciones
como descripciones exactas del
mundo actual.

Si los documentos banales desaparecen
por obsolescencia precoz,
y sólo algunos documentos cuidadosamente
seleccionados permanecen,
el escenario que plantea
Eco podría ser el destino histórico
del siglo XXI. Quien selecciona los
documentos podrá decidir la imagen
de nuestra época que pasará a
las generaciones futuras. Como
escribió Orwell en 1984: “Quien
controla el pasado controla el futuro,
y quien controla el presente
controla el pasado”.

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comentarios

3

  • |
    anónima
    |
    27/02/2012 - 8:56am
    Gracias por post informativo. Me alegro de que este mensaje me ha ayudado a ahorrar muchas horas de navegar por otros puestos similares sólo para encontrar lo que estaba buscando. Sólo quiero decir: ¡Gracias! <a href="http://www.howtogainweight1.com/best-mass-gainer" class="spip_out">best mass gainer</a>
  • |
    anónima
    |
    30/01/2012 - 4:26pm
    Este artículo me parece interesante para divulgar el problema de la preservación digital, sobre el que estamos trabajando. Saludos Ricardo (en Buenos Aires)
  • |
    anónima
    |
    29/01/2012 - 12:55am
    la verdad es que estoy totalmente de acuerdo contigo en tu post, creo que el hecho de que exista tanta tecnología y nos facilite tanto algunas tareas, a su vez esta perjudicando el hecho de que este tipo de tecnologías lo que esta haciendo es aislar al individuo y alejarlo de relaciones humanas, lo vemos en la juventud que esta enganchada a los videojuegos y cada vez más en la sociedad cuando da prioridad a un mensaje que le llega al movil, antes que escuchar al que tiene delante, creo que deberíamos aprender un poco de nuestros mayores.
  • Obsolescencia (Diego González)
    Obsolescencia (Diego González)
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