Las audiencias no tienen por qué ser espectadores pasivos.

El empoderamiento de las audiencias de los medios tradicionales de comunicación a raíz de la extensión del uso de internet ha generado nuevas formas de afrontar las investigaciones sobre puntos oscuros de los asuntos públicos. Casos como el de la revista Cafè amb Llet, que destapó una serie de escándalos en la sanidad catalana, las filtraciones de cables diplomáticos llevadas a cabo por Wikileaks, y sus réplicas a pequeña escala como la ya desaparecida Minileaks, así como la investigación colaborativa montada por el periódico The Guardian en 2009 sobre los gastos de los parlamentarios británicos, han abierto nuevas sendas que muestran cómo las grandes investigaciones periodísticas pueden darse fuera de los medios tradicionales.
El caso ‘The Guardian’
El mejor ejemplo de investigación colaborativa en abierto lo encontramos en el caso de los parlamentarios ingleses. En mayo de 2009, el diario británico The Telegraph comenzó a publicar notas relativas a gastos presentados por los políticos de las cámaras para su reembolso. La información la obtuvo de una fuente no revelada a la que el rotativo abonó una cantidad de dinero por la misma.
Posteriormente el Parlamento inglés publicó en internet documentación más detallada al respecto y se generó una demanda de información basada en la Freedom Information Act. A partir de los datos publicados por el Parlamento, el diario The Guardian tomó el testigo y propuso a sus lectores que ayudasen a analizar los documentos que tenían en su poder. En éstos constaba la relación de gastos que miembros del parlamento británico pretendían cargar a las cuentas públicas.En 80 horas, la comunidad consiguió clasificar 170.000 documentos sobre políticos británicos
Construyeron una aplicación informática accesible desde la red (helpmeinvestigate.com), para interactuar con la audiencia y recoger sus aportaciones. 400.000 documentos en formato pdf fueron escaneados, y 200.000 fueron revisados por la audiencia. En las primeras 80 horas, la audiencia clasificó 170.000 documentos, con una tasa de participación por visita del 56% y más de 20.000 voluntarios que participaron en el análisis.
Los voluntarios supervisaron fechas, cifras, tipo de gasto y tipo de documento. Posteriormente el medio puso a disposición del público la base de datos obtenida en su Datablog y algunos lectores decidieron usar esas bases para crear visualizaciones para presentar de forma amena la información. El análisis de los datos sobre gastos que los diputados habían reclamado por su segunda residencia, así como otra serie de gastos de difícil justificación, fueron revelados por los lectores. Estas informaciones sirvieron para que los parlamentarios rindieran cuentas e incluso varios se vieron obligados a dimitir por el escándalo.
‘Café amb Llet’
La investigación llevada a cabo por Albano Dante y Marta Sibina, editores de Café amb Llet, una pequeña publicación local de la comarca del Alt Maresme, en Girona, destapó una red clientelar y de corrupción en el entramado sanitario catalán. Los editores, que no son licenciados en periodismo, indagaron en el funcionamiento de los hospitales y fruto de ello detectaron numerosas irregularidades en su gestión. Si bien recogieron el testigo de otras personas que durante años investigaron a los gestores sanitarios, la repercusión que tuvo su caso ha servido de inspiración a otros colectivos ciudadanos, que con sus investigaciones han contribuido a abrir procesos judiciales y a que se inicien investigaciones de oficio por parte de la Oficina Antifraude de Cataluña o la Fiscalía, como es el caso de la investigación realizada por la Plataforma de Afectados por los Recortes Sanitarios (PARS).
Esta investigación reveló supuestas incompatibilidades de Josep Maria Padrosa, director del CatSalut, organismo que gestiona casi el 98% del presupuesto de la sanidad catalana. Padrosa es apoderado de seis empresas que facturaron en 2012 más de 14 millones de euros al CatSalut, algo prohibido por la Ley de Incompatibilidades para altos cargos de la Generalitat. En la PARS no hay periodistas, y la mayor parte de sus miembros ni siquiera trabaja en el ámbito sanitario. Son usuarios que luchan por preservar el modelo público de salud y pretenden fiscalizar a los gestores sanitarios que, con el argumento del ahorro y la eficiencia, reducen el gasto e impulsan privatizaciones.
Minileaks
“El objetivo fundamental de Minileaks era dar a conocer denuncias ciudadanas de una manera objetiva, documentada e imparcial”, explica Íñigo Antolín, uno de los fundadores del proyecto. “Nuestro fin no era decir si la persona que se ponía en contacto tenia razón o no, sino presentar su caso con las pruebas existentes y que la otra parte también pudiera ofrecer su versión”, añade.
La plataforma, que tuvo que cerrar por falta de financiación, se encontró con la dificultad de encontrar gente que quisiera filtrar información: “Daba la sensación de que a la gente le gusta mucho quejarse pero a la hora de facilitar documentación, aunque dábamos la opción del anonimato, los ciudadanos no se atrevían”, lamenta Antolín. Esta iniciativa trabajaba de manera virtual “con unas pautas de contraseñas y seguridad y división de tareas entre el equipo”. Íñigo Antolín explica que pusieron a disposición de los denunciantes un protocolo de actuación para que supieran si su caso les podía interesar y cómo contactarles. “Normalmente les pedíamos una explicación breve de su caso para ver si podía tener interés y luego que aportaran la documentación más importante para justificar su versión de los hechos. Sabíamos que teníamos que publicar con rigor y no se podía permitir publicar textos equivocados”.
Auditoría popular de las cuentas del PP
Con el fin de contribuir al análisis colectivo de las cuentas del PP, DIAGONAL ha abierto una página para recopilar información colaborativamente: diagonalperiodico.net/wikipp. La información aquí recogida se sumará a la iniciativa de Cuentas Claras, que prepara una plataforma y metodologías más específicas para el tratamiento de los datos.
comentarios
0