DD HH // REPRESIÓN Y HUMILLACIONES DE LA POLICÍA
“Me dijeron que saltara la valla y volviera a mi país”

M.K. lleva diez años en Bilbao y habla
perfectamente castellano. Oculta su nombre
para que su familia no sepa que ocurrió.

02/05/10 · 0:00
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DIAGONAL: ¿Qué le ocurrió?

M.K.: No suelo ir mucho por San
Francisco, pero aquel día quedé con
amigos a cenar. Aparqué el coche y
vi a un amigo. Bajé la ventanilla del
coche y estuvimos un rato conversando
sobre la música que tenía
puesta. Había seis ertzainas, uno se
acercó y me pidió que bajara la música,
que la calle no era una discoteca.
Yo no escucho la música alta, pero
la bajé y le pedí disculpas a pesar
de su actitud chulesca. Al salir del
coche, el cinturón quedó enganchado
en la puerta. Me dijo que lo pusiera
bien. Yo lo hice, pero le contesté
que consideraba que eso no era un
delito. Entonces se fue.

D.: ¿Qué pasó después?

M.K.: Que volvió su compañero. Me
preguntó a ver qué le había dicho. Le
dije que nada. Me insultó y me llamó
“cara de mono”. Le dije que me diera
el número de placa, que eso no iba a
quedar así. Entonces me empujó
contra la persiana de un local. Me pidió
que me girara, le pregunté por
qué. Entonces vinieron los demás.
Me dijeron que había desobedecido
a la autoridad. Me pegaron en los genitales,
caí al suelo y me pusieron la
rodilla en el cuello. Tengo fotos de
los moratones. Un amigo mío grabó
hasta que le llamaron la atención.

D.: ¿Le detuvieron?

M.K.: Les dije que no había justicia.
Me dijeron que si no había justicia
aquí, que saltara las vallas y volviera
a mi país con los míos. Ese día rompieron
mi integridad moral. Me detuvieron
y me tuvieron retenido hasta
las dos del mediodía. He presentado
denuncia y tengo testigos.


Humillaciones policiales

S.D. asegura que no había tenido
problemas con la policía, pero aquella
tarde le identificaron en un bar:
“Se llevaron a un chico que estaba
hablando con una chica blanca.
Como tenía hambre, salí. Tenían al
chico contra un coche. Me dijeron
que no mirara. Yo les dije que había
mirado porque estaban en frente del
bar. Como contesté, uno me llamó y
me preguntó si tenía documentos. Le
dije que estaban en el bar y que iba
a buscarlos. No me dejó. Miró en mis
bolsillos y no había nada. Entonces
comenzó a bajarme el pantalón. Le
dije que si quería los bajara dentro
del bar pero no ahí. Quité las manos
de la pared y me dijo que si lo volvía
a hacer me daba una bofetada.

Entonces uno dijo: “¿Para qué queréis
pantalones si sois todos unos
animales?”. Me desnudé, me pidieron
los documentos, entré en el bar y
al ver que no tenía problemas iban a
marcharse. Les pedí la placa. Uno
apuntó el número. Al decirles que les
denunciaría, otro de ellos rompió el
papel y me dijo que marchara rápido
si no quería problemas”.

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