El final de la obtención de petróleo a un precio barato
ha provocado que la industria del automóvil
busque una alternativa más económica. Y de paso,
aprovecha para dar un lavado verde: el coche eléctrico.
De momento no hay ninguna elección definitiva,
pero la industria del coche se ha lanzado a la
búsqueda de litio para el desarrollo de baterías litioion.
Este metal es un recurso que se encuentra especialmente
en América Latina y, posiblemente,
en Afganistán. Hacia esas zonas se han lanzado gobiernos,
empresas mineras y marcas de coches para
asegurarse las reservas de este metal.
Galicia pelea por una planta de baterías de litio
EE UU dice que Afganistán tiene la mayor reserva de litio
El plan Movele financia los coches de batería de litio
Una futura necesidad de litio: los reactores de fusión
La penúltima esperanza energética
- Imagen del Salar de Uyuni. Foto: José Alfonso.
“Esto es el futuro”, predecía a bordo
de un coche eléctrico (Opel Ampera)
uno de los máximos representantes
de General Motors en Lisboa durante
la cumbre de la OTAN. Y es que el
rostro sonriente que realizaba tareas
publicitarias no era otro que el del
presidente de los EE UU, Barack
Obama. Obama empieza a rentabilizar
una de sus medidas más polémicas,
la nacionalización de los
grandes sellos de la industria automovilística
americana: General Motors
y Chrysler. Ambas se declararon
en quiebra durante 2009, a pesar de
la inyección pública de 110.000 millones
de dólares. El Tesoro norteamericano
se quedó con el 60% de GM
y un porcentaje menor de Chrysler,
ya que Fiat entró en su accionariado.
Ahora el Estado norteamericano hace
caja, el 18 de noviembre GM volvía
a Wall Street y la Administración
se deshacía del 35% de sus acciones
por 13.000 millones de dólares.
La comercialización del coche
eléctrico es el gran reto por el que se
pelea la industria mundial del automóvil.
En los años ‘90, fracasó el primer
intento de su comercialización,
pero ahora es la gran estrella de los
salones internacionales del automóvil
y una apuesta ecológica de futuro.
El final del petróleo barato y la
consolidación en el imaginario común
del coche como uno de los mayores
productores de CO2, por ende,
del calentamiento global, ha llevado
a este sector a buscar un nuevo mercado
e imagen. Para ello, el propio
Gobierno de Obama ha proporcionando
11.000 millones de dólares en
préstamos y subvenciones a fabricantes
del coche y de la batería eléctrica
para reducir la dependencia
energética del país, según el periódico
Blooomberg.
Pero el coche eléctrico (o híbrido,
que combina el motor de gasolina y
eléctrico, el sistema más comercializado
hasta ahora), de momento tiene
grandes inconvenientes como la
toxicidad de sus baterías, la necesidad
de recursos naturales escasos
para su fabricación, el peso de las baterías
y, sobre todo, su precio.
Las baterías de litio-ión
Las baterías basadas en carbonato
de litio son la gran esperanza de la
industria automovilística para la popularización
del coche eléctrico. Éstas
pueden almacenar más energía
que las de plomo o níquel, son mucho
más pequeñas y ligeras que las
anteriores y se descargan muy poco
si no se usan, ni se deben descargar
del todo para volver a ser rellenadas.
Unas ventajas de sobra conocidas
para cualquier usuario de teléfono
móvil u ordenador portátil. Sin embargo,
según el mundo científico, los
aspectos negativos de las baterías de
litio-ion no se reflejan en ordenadores
o móviles, pero sí en su uso para
vehículos y ésta tecnología
no será la alternativa a los automóviles
de gasolina.
Junto a los argumentos científicos,
se encuentra la oposición del sector
ecologista, que no cree que estas baterías
sean una alternativa ecológica
y práctica a la dependencia del petróleo.
“Es cierto que los vehículos
eléctricos podrían generar menor
contaminación acústica, de gases y
de partículas en las ciudades. Pero
los coches originan otra serie de problemas:
expansión urbana, construcción
de grandes infraestructuras,
gran ocupación de espacio público,
limitaciones a la movilidad de otros
medios más sostenibles, siniestralidad...
y eso sin garantizar una menor
emisión de gases de efecto invernadero”,
explicaba a principios de año
Luis González Reyes (Ecologistas en
Acción), en este mismo periódico.
Si el coche eléctrico expulsa menos
sustancias contaminantes, estas
sí se producen en el lugar de producción
de energía y de la extracción de
las materias primas. “Los conflictos
[por la minería del litio] más notables
tanto en Argentina, como en
Chile, están relacionados con los daños
por el uso y la contaminación del
agua, los derrames tóxicos y la existencia
de partículas perjudiciales en
el aire”, explica Arturo Landeros, de
Educación para la Acción Crítica,
que analiza los conflictos socioambientales
en América Latina.
Al margen de las reservas encontradas
supuestamente en Afganistán
o los intentos de extracción en el mar
por parte de Corea del Sur , “las mayores
reservas se encuentran en el
llamado ‘triángulo del litio’, formado
por el Salar de Uyuni en Bolivia, con
5,4 millones de toneladas [todavía
por explotar]; el Salar de Atacama
en Chile, con 3 millones; y el Salar
del Hombre Muerto en Argentina,
con 850.000”, precisa Landeros. Y
hacia esta zona ha dirigido sus miradas
desde hace años la industria extractiva
y automovilística. Otras
grandes reservas están en el lago de
Chabyer (Tibet, China), que se conoció
a finales de los ‘90, en EE UU, en
Australia y en México. Desde 1999,
el litio, según Credit Suisse, ha triplicado
su precio.
Nuevos intereses económicos
En Chile, donde más litio se produce,
existe actualmente una campaña para
la liberalización de su extracción.
“El litio quedó al margen de la ley de
concesiones de 1981 por ser un material
estratégico en la fusión nuclear
[ver recuadro inferior], es decir, clave
para la energía nuclear. Es más,
según la legislación, sólo el Estado
puede disponer de las reservas de explotación
del litio, exceptuando las
constituidas antes de la publicación
de la ley, correspondientes a SQM
(ex Soquimich, encabezada por el
yerno de Augusto Pinochet, Julio
Ponce Larrea) y la Sociedad Chilena
del Litio (SCL)”, según publicaba en
julio el periódico alternativo chileno
El Ciudadano. Y el mayor instigador
de esta campaña es el actual ministro
de Minería, Laurence Golborne.
Este verano, Gal Luft, del lobby
International Lithium Alliance, anunciaba
que la importancia del litio irá
en aumento y que Chile se puede
quedar marginado en este proceso si
no da avances liberalizadores. Para
ello ponía el ejemplo del petróleo en
Azerbaiyán, que hoy proporciona el
1% del suministro mundial, cuando a
mediados del siglo XIX distribuía casi
la mitad de este recurso natural.
Estos problemas no se han dado
en México. A finales de 2009 se descubrían
minas de litio en Zacatecas y
San Luis Potosí que serán gestionadas
por Litiomex SA. Este país ha firmado
un acuerdo con la china Citic
Guoan Group (Nissan, Honda y
GMC) para la construcción en los alrededores
de una fábrica de baterías
de litio. Litiomex, según desvelaba
en junio La Jornada, cuenta con el
apoyo de un grupo de empresarios
españoles vinculados al Banco
Santander “para hacerse cargo de la
comercialización global” del litio.
En Argentina, a pesar de la oposición
social a la minería, la industria
del litio avanza. Empresas coreanas
como LG o GS Caltex firmaban a mediados
de noviembre acuerdos para
su extracción en Catamarca. En este
mismo país, Toyota, junto a la australiana
Oro Cobre, extraen litio en
Jujuy, mientras que en Cauchuri es
la canadiense Lithium Americas
Corp, con el apoyo de Mitsubishi y la
marca de componentes automovilísticos
Magna, quien ha conseguido
permisos para su extracción.
Bolivia, todavía a la espera
Las fabricas de baterías de litio-ion
de China, Corea del Sur y Japón,
que controlan el 98% de este mercado,
empezarán a recibir el carbonato
de litio boliviano en marzo,
cuando está previsto que se inicie
su producción. Y por eso, en los últimos
meses empresas y delegaciones
oficiales de numerosos países
han contactado con el Gobierno de
Evo Morales.
En 2008, se lanzó el Proyecto Litio
para su extracción y transformación
como una iniciativa 100% estatal. La
oposición cívica en la región de
Potosí, donde esta Uyuni, frenó este
proceso, ya que la sede de la empresa
pública que lo gestionaría estaba
en La Paz. Según el propio Gobierno
de Morales, esta localización permite
un mejor control de las negociaciones
con las compañías internacionales.
Por los despachos de La Paz
han pasado representantes públicos
franceses (en defensa del grupo
Bolloré, cuyo dueño en 2007 prestó
un yate y un jet privado al presidente
Sarkozy para sus vacaciones), brasileños
(en apoyo a la antigua empresa
pública Vale do Rio Doce) o iraníes.
Estos últimos, tras el viaje de Morales
a Teherán a finales de octubre, pueden
estar más cerca de un acuerdo
para construir baterías de litio en el
país andino e, incluso, para producir
energía nuclear.
Otros "acuerdos de entendimiento"
se han firmado con Brasil
y con la empresa estatal coreana
del litio. Según el Observatorio
Boliviano de Industrias Extractivas,
el Gobierno “ha empezado a
preparar a la opinión pública para
el anuncio futuro de una alianza
con alguna transnacional para la
explotación del litio, bajo ciertas
condiciones”. De momento, empresas
como Toyota o Mitsubishi
se han tenido que trasladar a
Argentina, pero la lucha por acceder
a Uyuni sigue en pie.
Tampoco ha logrado participar
en este mercado el magnate boliviano
Marcelo Claure, (Brightstar
Corp, empresa de servicios a compañías
de telefonía móvil), que se
ha conformado con participar en
Global X Lithium, un fondo de inversión
que cotiza en bolsa (ETF,
por sus siglas en inglés) del que se
llevará la mitad de sus beneficios.
42 NUEVOS MODELOS EN EL AÑO 2012
La industria automovilística
ha anunciado 42 nuevos
modelos eléctricos antes de
2012, según PricewaterhouseCoopers.
Aunque todavía
seguirán utilizando gasolina,
éstos serán accionados con
baterías de litio. Según el
presidente de Renault (y Nissan)
en 2020 el 10% de la
producción mundial de
coches serán eléctricos, aunque,
por ejemplo, GM espera
que ese año su flota eléctrica
sea el 40% del total.
EE UU APUESTA POR RECICLAR EL LITIO
El Departamento de Energía
de los EE UU otorgó en verano
de 2009 9,5 millones de
dólares a Toxco, una compañía
de California, que planifica
construir la primera planta
de EE UU para [el reciclaje
de baterías de iones de litio
de vehículos eléctricos->http://www.technologyreview.com/es/read_article.aspx?id=698]. Su
objetivo, reducir con el reciclaje
de las baterías las preocupaciones
por la escasez
del litio y el oligopolio que
sus productores podrían
establecer.
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