Los posibles cambios en una serie de circunscripciones pueden modificar el equilibrio en el que quedaron las tres principales fuerzas políticas el 20 de diciembre. El PP parte con el objetivo de reconquistar los 130 diputados y a fiar al juego de pactos la foamción de Gobierno. El PSOE y Unidos Podemos confrontan por la mayoría de la izquierda. Tras 39 años de elecciones generales, por primera vez los de Sánchez pueden dejar de ser uno de los dos partidos más votados.

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La resistencia o el adelantamiento. Los cuatro principales partidos, más los partidos nacionalistas y soberanistas, disputan las elecciones generales en dos coordenadas: mantener lo obtenido en diciembre o adelantar a sus competidores, algo –según las encuestas– sólo al alcance de Unidos Podemos.
La resistencia vista por el PP
La conversión en piedra del presidenciable Mariano Rajoy durante la fase de investidura abierta por Pedro Sánchez tenía un objetivo final: recuperar en junio lo perdido en diciembre. Eso se traduce en una cifra: alcanzar los 130 diputados y a partir de ellos negociar con los otros partidos constitucionalistas una forma de Gran Coalición.
Nada nuevo, salvo porque la interinidad del Gobierno ha deshilachado la anterior fidelidad de las estructuras del Estado al Gobierno: el ejemplo es la divulgación de una conversación entre el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, y el jefe de la Oficina Antifraude en Cataluña, que ha sacudido la última semana de campaña.
El ministro repetirá como diputado el próximo domingo 26, pero el impacto de las filtraciones puede arrastrar al PP en Barcelona, donde Fernández Díaz se presenta como número uno. En diciembre, fue el último partido en obtener un diputado, en pugna con Ciudadanos. El escaño del PP en Tarragona también está a tiro de piedra, en este caso para En Comú Unidos Podemos.
El PP basará sus esperanzas de recuperación en aquellas circunscripciones donde quedó cerca de obtener el último diputado en disputa, aunque esto puede chocar con el previsible aumento de Unidos Podemos. Circunscripciones como Alicante u Ourense pueden ser, merced al sistema de restos de la Ley d'Hont, la base de una reconquista popular.
La resistencia vista por el PSOE
Si Pedro Sánchez repite los "históricos" resultados del PSOE el 20D, y sobrevive al crecimiento de Unidos Podemos, será de nuevo candidato a la investidura como presidente del Gobierno. Esta vez, cabe suponer, apoyándose en el partido de Iglesias, en una suma de centro izquierda que puede alcanzar incluso la mayoría absoluta.
Encontrará oposición en su partido, pero tendrá el aval de haber resistido, dos veces, al asalto a los cielos del partido de Pablo Iglesias.
La supervivencia política de Sánchez pasa por ese "prietas las filas" socialistas, concretado en mantener la distancia que obtuvo el 20D en cuatro comunidades: Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura. Lo que el columnista de ABC Ignacio Camacho ha llamado el "voto agropecuario".
El adelantamiento visto por el PSOE
Si tras el conteo de habas el PSOE queda por detrás en escaños de Unidos Podemos, Pedro Sánchez será el primer líder del PSOE que no consigue mantenerlo como uno de los dos partidos más votados. Su posible dimisión a lo largo de la semana del 27 de junio será el material con que se escriban los editoriales de los principales medios de comunicación. El retroceso del PSOE en las principales ciudades del Estado ya se dejó ver en las elecciones del 20 de diciembre.
Menos escaños en Catalunya, el primer puesto de Unidos Podemos en las Islas Canarias o un avance significativo en Asturias –donde la confluencia se sitúa con los números de diciembre con primera en porcentaje de votos– son las claves a nivel autonómico del posible 'sorpasso'. A nivel de circunscripciones, provincias como Málaga, Ciudad Real o Soria pueden decantar la balanza que separa el relativo éxito que para Sánchez sería contener a Unidos Podemos del descalabro socialista.
El adelantamiento visto por Podemos
Las encuestas han mantenido viva a lo largo de las últimas semanas la ilusión del 'sorpasso', pero los números sólo cuadrarán la noche del 26J. Para que se produzca ese adelantamiento, Unidos Podemos debe contar con los casi seguros escaños de provincias como Albacete.
El 'efecto Albacete' la noche del 20D ejemplifica los costes que para ambos partidos tuvo asistir por separado a las urnas. Podemos quedó en aquellos comicios a 1.500 votos de Ciudadanos, que obtuvo un diputado (igual que el PSOE), Izquierda Unida-Unidad Popular, por su parte, obtuvo más de 9.000 votos. Parecida situación de producirá en la circunscripción de Jaén, donde Unidos Podemos recortará previsiblemente un diputado al PSOE.
Junto al 'efecto Albacete', otra dinámica a seguir la noche de las elecciones es el 'efecto Álava'. En esta provincia vasca, la suma de IU-UP a Podemos, que fue primera fuerza en diciembre en votos, se puede traducir en la obtención de un segundo diputado para Unidos Podemos y un consiguiente desplazamiento del PSOE, que perdería el diputado que arañó el 20D.
El adelantamiento por parte de Podemos se producirá también sobre Ciudadanos, en un puñado de circunscripciones en los que los naranjas fueron tercera fuerza el pasado mes de diciembre. La suma de los votos de UP-IU llevará a Unidos Podemos a obtener representación en unas cuantas provincias de las que se quedó fuera el 20D. Es el 'efecto Guadalajara', que se puede repetir en Ávila. En Murcia, pueden cambiar las tornas entre Ciudadanos (dos diputados) y Unidos Podemos (Podemos obtuvo uno el 20D).
Evitar el cero en el casillero ha sido el objetivo de la campaña de Unidos Podemos en determinadas provincias como Cuenca, Palencia, Zamora, Soria o Salamanca, donde ni siquiera la suma aritmética de los votos de IU-UP garantizaría la obtención del primer diputado. Descartados por imposibles los escaños de Ceuta y de Melilla,
La resistencia vista por Ciudadanos
El partido naranja parte con dudas en esta jornada electoral. La buena valoración de Albert Rivera tras su intento de pacto de Gobierno como Pedro Sánchez puede quedar en agua de borrajas si todo transcurre con normalidad en una mayoría de circunscripciones.
La fuga de voto útil de derechas al PP, la suma de fuerzas de la confluencia de izquierdas –que puede arrinconar a Ciudadanos en la cuarta posición en provincias que reparten pocos escaños– y la posible fuga de cierto voto moderado al PSOE atenazan al partido naranja, del que no es arriesgado decir que firmaría mantener los 40 diputados que obtuvo en diciembre.
La resistencia vista por el PNV
Con unas elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina, el PNV se juega buena parte del capital obtenido en los últimos tiempos en estas elecciones.
Adelantado en diciembre en número de votos pero no en escaños por Podemos, el último diputado por Vizcaya puede transformar el mapa político vasco.
La paradoja es que, obtenga cinco o seis diputados la noche del 26J, cualquier gobierno que incluya a Podemos o PSOE buscará el aval de los nacionalistas vascos para consolidarse.
Las cifras del 20D hacen más que posible el adelantamiento de Unidos Podemos al PNV, que obtuvo ese diputado vizcaíno por 11.000 votos en unas elecciones en los que los 18.000 votos de Unidad Popular se fueron a la papelera de reciclaje.
El adelantamiento de EH Bildu al EH Bildu del 20D
El batacazo que EH Bildu se pegó el pasado 20 de diciembre ha dejado a esta fuerza soberanista con poco más que perder en las elecciones del 26J.
De partido más votado (como Amaiur) en 2011, los abertzales se deslizaron hasta el cuarto puesto y perdieron cuatro diputados. Con escasas posibilidades de acercarse a las cifras de Podemos y PNV, la esperanza de EH Bildu pasa por adelantar al PSOE en Vizcaya (del que le separan 2.000 votos y que dejaría sin escaño a Patxi López) y en Álava, donde se produce una situación similar.
La resistencia vista por ERC
35.000 votos separaron a ERC, segunda fuerza política en Catalunya, de Democracia i Llibertat (DiL), la marca de Convèrgencia en las pasadas elecciones.
La deriva del Procés de independencia en las últimas semanas, tras la votación fallida de los presupuestos en el Parlament, ha reabierto la posibilidad de una ruptura entre el partido republicano y los convergentes.
Por eso, la hegemonía del voto nacionalista vuelve a cobrar relevancia en unas elecciones generales donde las fuerzas "procesistas" se enfrentan a En Comú Podem, el partido más votado en Catalunya el 20D, pero también se enfrentan entre sí.
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