La evasión fiscal, una tradición
"Cuando vuelva de Suiza seguiremos hablando"

La evasión fiscal de los Papeles de la Castellana incluye algunos nombres ilustres del régimen franquista.

25/06/16 · 8:00
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Una vista del Paseo de la Castellana, Madrid. / David Fernández

Los documentos divulgados en los Papeles de la Castellana implican a un puñado de familias que crecieron como aliados laterales del franquismo, en sectores como el farmacéutico (los Almirall), el metalúrgico (los Aristrain) o el sector energético y financiero (Amusátegui).

Como en la lista Falciani, conocida en 2015, la 'carpeta' de nombres españoles incluye apellidos de rancio abolengo, más herencias de las oligarquías del pasado siglo, y de empresas que crecieron al calor del régimen franquista: Amusátegui, la familia Blanco (pipas Facundo), Aristrain…, a los que se suman familiares del rey Felipe VI, los inevitables Borbón, y familiares de altos cargos franquistas, como Gonzalo Fernández de la Mora y Blas Tello, o de la élite académica del régimen anterior, como Elías de Tejada.

Las informaciones publicadas por los medios que componen Fíltrala (Eldiario.es, La Marea y Diagonal) remiten a aquellos días en los que las grandes fortunas aprovechaban el viaje periódico para esquiar en los alpes suizos con una visita al HSBC, al UBS o a cualquier otra entidad para depositar o sacar importantes sumas de dinero transportado en maletines. Una práctica que ya comenzó antes incluso de la instau­ración del régimen franquista, y que continuó durante las siguientes décadas.

La escopeta nacional

Ya en los últimos años del franquismo comenzó a hablarse de la entonces llamada "fuga de capitales". El auge de esta práctica de evasión fiscal fue recogido por la cultura de la Transición, desde las viñetas de Hermano Lobo o del ultraderechista Alcázar –que vinculaba la evasión de capitales a los "demócratas"– hasta el cine.

Carlos Saura, en su película La caza, y Luis García Berlanga en Nacional III, de la saga de la familia Leguineche, resumen el espíritu de ese tiempo, a través de personajes de una nobleza temerosa y renuente a la llegada de la democracia, que encontró en el tan codiciado secreto bancario suizo, y el de otros destinos como Miami, algo de tranquilidad para sus fortunas obtenidas a golpe de decreto y concesión.

El humorista Forges resumía en un chiste la relevancia que la fuga de capitales tuvo en esa época: "Me ha dicho el señor alcalde que él no tiene nada que ocultar de su gestión política, y que cuando vuelva de Suiza continuaremos esta conversación".

En 1982 se calculaba que los bancos suizos guardaban 20.000 millones de dólares de ciudadanos españoles

El seminario Taifa de estudios económicos resume el sistema fiscal vigente durante el franquismo en una frase: "Carecía de los elementos propios de un sistema fiscal de un país desarrollado".

La práctica inexistencia de un sistema de recaudación progresivo y la ineficacia y lentitud –cuando no la corrupción– de los mecanismos de control, favorecieron durante el régimen anterior una acumulación por parte de las rentas más altas que comenzó a trasladarse a cuentas en paraísos fiscales incluso antes de la implantación de la reforma fiscal de 1977, impulsada por el socialdemócrata Francisco Fernández Ordóñez.

En 1982, Jean Ziegler, entonces parlamentario suizo y actualmente vicepresidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, explicaba que más de 250.000 cuentas bancarias en Suiza atesoraban aproximadamente 20.000 millones de dólares de ciudadanos españoles.

Ziegler destacaba el aumento de la evasión a partir de 1976 y relacionaba los movimientos de esas cuentas con la financiación del golpismo en la propia España, en Argentina y en Chile.

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